logo pulso
PSL Logo

Metano vs. CO2, gases letales para la atmósfera y nuestra salud

Por Adolfo González Díaz Infante

Mayo 04, 2024 03:00 a.m.

A

Los gases que más emitimos cada uno de nosotros HOMO SAPIENS, directa o indirectamente, son el Dióxido de Carbono (CO2) y el METANO (CH4). En este caso analizaremos el menos conocido, que es el METANO, que debido a su composición y estructura química ATRAPA MÁS CALOR QUE EL CO2, por lo cual una molécula de Metano es entre 65 y 80 VECES más dañina para la atmósfera, y su efecto en la misma dura entre 12 y 20 años aproximadamente, mientras que el CO2 permanece siglos en nuestra atmósfera. Además de lo anterior, el METANO daña la calidad del aire afectando directamente nuestra salud las 24,000 veces que respiramos al día. Por lo anterior, concluimos que el METANO es mucho más peligroso que el CO2, pero este último tiene un efecto a mucho más largo plazo.

Los orígenes del METANO son naturales como HUMEDALES, TERMITAS, VOLCANES, PERMAFROST, etc., y artificiales provocados por cada uno de nosotros por medio de la GANADERÍA, AGRICULTURA, MINERÍA, VERTEDEROS DE BASURA ESPECIALMENTE ORGÁNICA, EXPLOTACIÓN DE GAS Y PETRÓLEO, etc. Por esta última causa ANTROPOGÉNICA, es decir por nosotros mismos generada, se calcula que desde 2006 que se llevan mediciones satélites casi exactas, hemos vertido en la atmósfera 25 millones de toneladas por año, es decir 3 toneladas anuales por cada habitante de la Tierra.

De estas emisiones de METANO provocadas por nosotros mismos, la principal es la GANADERÍA, es decir la SUPERPOBLACIÓN DE GANADO, ESPECIALMENTE VACAS, que produce METANO por su propio proceso digestivo, pero es en exceso comparado con otros procesos digestivos de otros animales y de nosotros mismos, que al final todos producimos este letal GAS DE EFECTO INVERNADERO. Por lo anterior y al tener este diagnóstico, en la actualidad se están haciendo estudios principalmente en la dieta del ganado vacuno para reducir la emisión de METANO en nuestro proceso de industrialización de la producción de CARNE, LECHE Y SUS DERIVADOS. En pocas palabras, cada vez que comemos carne o tomamos leche, queso, etc. indirectamente estamos vertiendo METANO A LA ATMÓSFERA cada uno de nosotros.

Los estudios en diferentes países sobre la emisión de METANO varían mucho en función de sus economías y costumbres alimenticias; en países asiáticos como Camboya se estimó que el 27.5% de sus emisiones de GEI corresponde al METANO, de los cuales el 78% corresponde a arrozales y ganadería. En Colombia, más parecido a nuestro país, la emisión de METANO corresponde al 70% de sus emisiones de GEI, de los cuales un 95% corresponde a la ganadería productora de leche y de carne. Mientras China emite el 7.2% de las emisiones de METANO del planeta. Como vemos, la producción de METANO es directamente proporcional a la producción agropecuaria de cada país, especialmente de carne y lácteos. En Argentina se están haciendo estudios muy serios sobre la medición del METANO emitido por las vacas, específicamente en este caso en una vaca HOLSTEIN de 550 kilogramos de peso, a la cual se puso un aditamento para colectar de su rumen el gas que produce y fueron 997 litros de gas por día, de los cuales correspondió al metano entre el 20 y el 32% en función del tipo de alimentación, lo cual nos da un promedio de emisión de 250 LITROS DE METANO POR DÍA, POR VACA. Se estima que la población de ganado vacuno en todo el mundo es de 1,340 millones de vacas, es decir una vaca por cada 6.5 habitantes y por lo tanto sólo las vacas producen 335,000 millones de litros de metano diariamente, esto sin contar el metano emitido por las poblaciones de ovejas, cerdos, gallinas, etc., que conforman parte principal de nuestra dieta.

La otra fuente de producción de METANO es la descomposición de materia orgánica producto de nuestras cosechas, de las cuales se desperdicia un 30% en el proceso de transporte, comercialización, etc., lo cual analizaremos en el siguiente artículo. Como apreciamos, al consumir productos cárnicos y lácteos indirectamente cada uno de nosotros nos convertimos en un EMISOR PASIVO DE METANO. Por el momento es imposible detenerlo, pero sí podemos regular y disminuir nuestro consumo de los mismos sin deteriorar nuestra salud por falta de alimentos, pero la estamos deteriorando indirectamente por el cambio climático y la mala calidad del aire que respiramos, todo en un efecto BOOMERANG que apenas empezamos a entender. Cada uno de nuestros actos de CONSUMISMO DESMEDIDO se nos regresa en lo personal a una velocidad ya casi instantánea. Es tu decisión cooperar modificando en este caso tu dieta o seguir tu mismo ritmo de vida que genera la crisis ambiental que estamos heredando a nuestros hijos.