En Nazaré

En Nazaré

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Querido amigo,
Esta mañana nos hemos dirigido a Nazaré que es una villa y municipio perteneciente a la comunidad intermunicipal del oeste y a la región centro y forma parte de la llamada región de turismo del oeste Portugués, es una población pequeña que apenas llega a los 10,000 habitantes cuya gran mayoría son marinos y pescadores.

Algo que nos ha llamado la atención en el trayecto de Lisboa a Nazaré, es el ver la cantidad de vehículos que llevan tablas de surf, a un lugar en el que yo pensaba que tan sólo encontraríamos pescadores y un pequeño y pintoresco poblado, pero ya vez que de vez en cuando, uno se equivoca sobre todo si desconoce las particularidades de la zona a visitar.

En las proximidades de Nazaré se encuentra uno de los cañones submarinos más espectaculares que existen, pues cuenta con una profundidad de 5000 metros y una extensión de 230 kilómetros, esta situación propicia que en la zona exista una amplia diversidad de vida marina, la cual es aprovechada por los pescadores , pero también y para algunos lo más importante es que allí se originan algunas de las más espectaculares y gigantescas olas, lo que convierte a la zona en el paraíso de los surfistas no sólo portugueses, sino de todo el mundo.

Se dice que en 2011 el surfista hawaiano Garret McNamara logro el record mundial al surfear una ola que tenía una altura de 23.8 metros, no conforme con su hazaña regreso en enero de 2013 y supero su record, aunque hasta el momento no se ha dado la altura oficial de la ola.

Charis y yo hemos superado otro record que fue el comer en un pequeño restaurante de una familia de pescadores, en donde disfrutamos de una exquisita sopa de mariscos, un pescado a la plancha acompañado de aceitunas y papas con cebolla que eran una delicia, y que mejor para acompañar aquellas delicias que un exquisito y maravilloso vino verde portugués, posteriormente el postre fue un extraordinario pastel de moras con crema y un delicioso café.

Tras la comilona era necesario salir a caminar por el poblado y fue también una experiencia única, la gente muy amable y platicadora, visitamos un pequeño tianguis en donde compramos algunos suvenires, entre ellos una muñeca que lleva el tradicional vestido de siete capas, que usaban en el pasado las mujeres casaderas de este pueblo y otros de la costa lusitana.

El regreso a Lisboa fue ya un poco tarde, pues no podíamos dejar de caminar por la playa y posteriormente y a lo lejos, observar a los domadores de olas que son los surfistas.

Ramón Ortiz Aguirre
ramon.ortiz.aguirre@gmail.com