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Rubén García Castillo está triste. Ayer jueves el director de Telefórmula lo citó para informarle que después de 22 años tenía que acabar "La Mano Peluda". ¿Cuándo? Al otro día. Es decir, este viernes.
"La noticia nos hace nos hace sentir tristes, acongojados, llega el momento en el que dices: ‘chin, ya no tengo gran cosa qué hacer en este mundo en cuanto a la comunicación’. Te vas cayendo, vas entrando a un duelo, es una muerte, una muerte interna, alguien se te murió ¿Y qué se te murió? tu personalidad, tu programa", dijo poco antes de su penúltima noche al aire.
La historia de este formato comenzó en 1995 a través del 104.1 de FM y 970 de AM. Su conductor inicial fue Rubén García Castillo, pero años después dejaría el programa, que fue retomado por Juan Ramón Sáenz, miembro de la producción.
En 2011 Juan Ramón falleció y Rubén volvió a "La Mano Peluda".
La decisión de terminar con el formato es definitiva, pero las ganas de seguir contando historias continúan.
"No queremos cerrarlo, queremos seguir haciendo otras cosa, ahora con lo de las redes sociales podemos incursionar en Youtube, en un canal propio, podríamos ser blogueros, tener un espacio y presentar evidencias de que hay cosas que están atrás de nosotros, que de pronto se materializan y somos testigos oculares de esto".
De manera normal, el locutor dio inicio a "La Mano Peluda" ayer jueves por la noche, presentando varias historias. No fue hasta la parte final en la que hizo una pausa para compartir su sentir.
"Hoy fue un día funesto para nosotros, nos dieron a conocer, luego de 22 años y casi 5 meses de duración, que 'La mano peluda' llega a su fin. Agradezco al universo peludomaniaco, muchas gracias por haber estado con nosotros", expresó, y deseó que vengan cosas mejores de un trabajo que, dijo, nunca fue un trabajo, sino una pasión.
Los cinco datos imperdibles de "La Mano Peluda"
La muerte de Juan Ramón Sáenz. La hija de un chofer de camiones presintió la muerte de Juan Ramón Sáenz, el primer locutor de "La Mano Peluda" que falleció en mayo de 2011 a los 40 años de edad. Luego de su muerte, el programa dedicó la emisión a Sáenz, y un radioescucha contó:
"El sábado por la mañana, iba con mi hija en el camión. Yo le había enseñado el programa de Juan Ramón muchas veces, pero ese día me dijo, como a las 10 de la mañana: 'Papá ponle a La mano peluda'. Le expliqué que el programa sale en las noches pero me quedé con una rara impresión".
En su narración, este hombre asegura que su hija "presintió" la muerte de Juan Ramón y por eso le pidió que pusiera la radio para escuchar el programa. Seguidores consideraban a Sáenz como un "maestro de la narración" radiofónica al servició del terror.
La historia que más impactó.
A pesar de que diariamente Juan Ramón Sáenz escuchaba múltiples historias de fantasmas, el caso de Josué lo marcó, ya que se trató de una historia en la que un hombre vendió su alma al diablo (matando a su abuela) a cambio de poder y dinero, el caso lo impactó tanto que fue a buscar a Josué a Estados Unidos.
Un "peludo" éxito.
En sus inicios, el programa de radio competía con el noticiario nocturno de canal 2, y muchas veces lo superó en niveles de audiencia. "Les digo a mis amigos de los noticieros que es una competencia desleal, porque yo sacó 10 fantasmas y ellos 20 descabezados" comentó con cierto humor negro Juan Ramón, en una entrevista para EL UNIVERSAL en 2011.
Registro literario del terror
Juan Ramón Sáenz no sólo creó productos para los medios electrónicos, también en el área editorial dejó testimonio de todas las historias que llegaron a sus manos a través del programa "La mano peluda". Entre los títulos que escribió se encuentran "Aquí se respira el miedo", "La mano peluda", donde cuenta parte de los más de 53 mil testimonios que han escuchado alrededor de 15 millones de personas en México y Estados Unidos; "Thabata, una bruja verdadera" y "Posesiones demoniacas"; "2012, las profecías del fin del mundo" fue su último libro.
¿Verdad o mentira?
El éxito de "La mano peluda", que tuvo su primera emisión en 1995, se basaba en las historias que la gente contaba sobre sucesos sobrenaturales, no importaba si éstas era verídicas o no, los radioescuchas sintonizaban el programa, que en Estados Unidos se escuchaba por internet, deseosos de escuchar historias que seguramente a más de uno les quitó el sueño.