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La calle Álvaro Obregón, reconstruida recientemente por la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas, presenta sus primeros defectos, a pesar de la muy corta vida que lleva.
Ya comenzaron a desprenderse adoquines y lo resienten los automóviles al sufrir daños.
Para noviembre de 2015, la avenida aún se encontraba en reconstrucción, las obras avanzaban con lentitud y nadie parecía interesado en concluirlas pronto.
El desprendimiento de adoquines, dejó en evidencia la deficiente calidad de los materiales para soportar los adoquines, que según su grosor, debían soportar la carga vehicular de la zona, puesto que se trata de una de las principales vialidades, necesarias para cruzar el Centro Histórico, de oriente a poniente.
El sistema de construcción consta de la sustitución total de la base hidráulica, y de las redes de cableado que fueron llevados a conductos subterráneos, y del reemplazo de redes de distribución y abastecimiento domiciliario de agua potable, y descargas de aguas residuales, drenaje pluvial y sanitario, pavimentación de concreto hidráulico, y colocación de cantera sobre base de cemento, con emboquillado.
Si bien el adoquín funcionó correctamente, en un principio, ahora, las piezas comenzaron a desprenderse, porque la base que les sirvió de soporte, no presentó la consistencia necesaria, y aparecen poco a poco los adoquines rotos y agujeros en el piso.
