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Un refugio único para perros -y un cerdo está teniendo problemas para recuperarse del devastador terremoto en México de hace cuatro meses.
Esta es la historia de perseverancia del refugio “Can-geles” en Ciudad de México, un juego de palabras entre “can” y “ángeles”.
El refugio lo gestionan Jair Benavides y su esposa, Mariam Gutiérrez de Velasco. Utilizan apodos basados en su “familia perruna”, Jair Solcan y Mariam Luzcan.
Tienen unos 20 perros y un cerdo, y suelen acoger a un número variable de perros callejeros que son rápidamente entrenados y ofrecidos en adopción.
El temblor que golpeó la capital de México el 19 de septiembre causó graves daños en el edificio de cinco plantas que hay junto a la casa adosada de la pareja. Tuvieron que salir a toda prisa y ahora viven en un abarrotado garaje que les prestó un vecino. Las autoridades están derribando el edificio dañado por el sismo y podrían pasar tres meses hasta que puedan volver a su casa.
Pese a los desafíos, siguen cuidando de los perros a su cargo.
Toda la manada es digna de ver, cuando sale a parques cercanos a pasear en una renqueante camioneta VW. La pareja también ofrece servicios de guardería canina y paseos a perros del vecindario.
Mariam calcula que ha rescatado y dado en adopción unos 2.000 perros en las últimas dos décadas.
“Son parte de mi vida, ellos me han enseñado el amor incondicional”, dijo.
Un refugio único para perros -y un cerdo está teniendo problemas para recuperarse del devastador terremoto en México de hace cuatro meses.
Esta es la historia de perseverancia del refugio “Can-geles” en Ciudad de México, un juego de palabras entre “can” y “ángeles”.
El refugio lo gestionan Jair Benavides y su esposa, Mariam Gutiérrez de Velasco. Utilizan apodos basados en su “familia perruna”, Jair Solcan y Mariam Luzcan.
Tienen unos 20 perros y un cerdo, y suelen acoger a un número variable de perros callejeros que son rápidamente entrenados y ofrecidos en adopción.
El temblor que golpeó la capital de México el 19 de septiembre causó graves daños en el edificio de cinco plantas que hay junto a la casa adosada de la pareja. Tuvieron que salir a toda prisa y ahora viven en un abarrotado garaje que les prestó un vecino. Las autoridades están derribando el edificio dañado por el sismo y podrían pasar tres meses hasta que puedan volver a su casa.
Pese a los desafíos, siguen cuidando de los perros a su cargo.
Toda la manada es digna de ver, cuando sale a parques cercanos a pasear en una renqueante camioneta VW. La pareja también ofrece servicios de guardería canina y paseos a perros del vecindario.
Mariam calcula que ha rescatado y dado en adopción unos 2.000 perros en las últimas dos décadas.
“Son parte de mi vida, ellos me han enseñado el amor incondicional”, dijo.