El Templo Mayor tiene 7 etapas constructivas

Rememora Eduardo Matos 40 años de investigaciones

El Templo Mayor tiene 7 etapas constructivas

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Ciudad de México.- En vísperas de que se cumplan 40 años de la creación del Proyecto Templo Mayor, este 21 de febrero, el arquéologo Eduardo Matos Moctezuma hizo un recuento de las cuatro décadas de investigaciones que han arrojado la aparición de por lo menos mil 200 publicaciones al respecto.

Al ofrecer la conferencia “Si 20 años no es nada...¡cuarenta sí lo son?”, el investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia recordó que a lo largo de estas cuatro décadas se han logrado identificar siete etapas constructivas del Templo de los mexicas.

Fases
Desde la escultura monumental de Coyolxauhqui, en 1978, hasta el descubrimiento de la Casa de las Águilas, los Templos Rojos, el Cuauhxicalco, el monolito de Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra, y gran cantidad de ofrendas, figuran entre los hallazgos más significativos de la investigación.

Expuso que los trabajos de liberación del Templo Mayor y de edificios a su alrededor se desarrollaron de 1978 a 1981, etapa en la que se pudo determinar cómo fue creciendo el edificio a partir de un pequeño adoratorio con materiales perecederos, hasta llegar a siete etapas constructivas por sus cuatro lados.

Centro del universo
En el Auditorio Eduardo Matos, del Museo del Templo Mayor, el arqueólogo explicó que los mexicas consideraban al Templo Mayor como el centro del universo, por lo que a la llegada de los conquistadores españoles todos sus edificios fueron destruidos sistemáticamente, sobre todo los templos, porque los consideraron como lugares de adoración pagana.

Descubrimientos
Entre los primeros descubrimientos registrados entre 1979 y 1980 están los adoratorios a Tláloc y Huitzilopochtli, de la etapa más antigua (1390 d.C.), y al frente del acceso se localizaron unas urnas funerarias con restos osteológicos, tal vez un personaje de alto rango, y una escultura de Chac Mool.

“El par de dioses simbolizaban la representación que sostenía a Tenochtitlan, por un lado, Huitzilopochtli, dios de la guerra, la expansión y la obtención de tributo, y Tláloc, deidad de la lluvia y la fertilidad, ambos eran muy importantes porque en ellos se sustentaba el imperio, la agricultura y la guerra”.