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Querido amigo,
Resulta algo inusual, al menos para nosotros, el ver hondear la bandera española junto a la bandera de Cataluña, como sucede también en las otras provincias autónomas en donde su pendón se encuentra al lado de la bandera oficial del país. Digo que nos resulta extraño, pues en México el lábaro patrio siempre está sólo, no vemos nunca una bandera estatal (que creo no existen, si acaso hay escudo de cada estado y de algunos municipios).
La bandera catalana, también conocida como “Señera”, es amarilla con cuatro líneas rojas y fue adoptada como bandera oficial de la comunidad autónoma de Cataluña en el estatuto de autonomía de 1979. Originalmente se trataba de un pendón usado desde tiempos de la antigua Corona de Aragón, y expresaba la soberanía del rey. Y aunque se tienen registros de su uso ya desde el reinado de Alfonso II, rey de Aragón y conde de Barcelona, durante el franquismo fue desestimada y prohibida por la dictadura. Sin embargo, los catalanes la tenían en su casa y en su corazón.
Como toda bandera, tiene una historia que se mezcla con la leyenda. En este caso, la leyenda de las cuatro barras de sangre se remonta a 1551,y de ésta cuenta la Crónica General de España que tras una batalla contra los normandos, y habiendo quedado herido Wilfredo el Velloso, se le acercó el rey de los franceses y mojó su mano en la sangre de las heridas de Wilfredo; luego tomó el escudo dorado y paso los cuatro dedos sobre la superficie yendo de la parte superior a la baja y entonces, y con toda ceremonia dijo al herido: “Estas serán vuestras armas de hoy en adelante, señor Conde”.
Caminamos por las Ramblas y vemos en diferentes edificios la bandera hondeando y me imagino la escena tras la batalla contra los normandos y veo a Wilfredo el Velloso, con su espada en mano, tendido en un camastro observando su escudo de combate con las líneas que dejaron los dedos impregnados de su sangre. Entonces voy entendiendo ese cariño y orgullo del pueblo catalán por una insignia que va más allá de ser un símbolo de identidad provincial, pues es el emblema de la lucha y el vencer la adversidad.
