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El primer ministro indio, Narendra Modi, saluda a su homólogo canadiense, Justin Trudeau / Foto: AP
NUEVA DELHI.— El primer ministro indio, Narendra Modi, saludó el viernes a su homólogo canadiense Justin Trudeau con un abrazo, un día después de que diplomáticos canadienses, avergonzados, tuvieran que revocar la invitación a una fiesta a un hombre condenado por intentar asesinar a un político indio.
La invitación fue el error más reciente cometido durante la visita de ocho días de Trudeau, que ha incluido desde críticas a su vestuario colorido hasta preguntas sobre si su gobierno es lo suficientemente crítico con los extremistas sij.
El hecho penoso comenzó cuando un miembro canadiense del Parlamento había invitado a Jaspal Atwal, ex miembro de un prohibido grupo separatista sij y residente en Canadá, a una fiesta el jueves por la tarde en honor de Trudeau en la Alta Comisión de Canadá en Nueva Delhi.
Atwal fue condenado por intentar asesinar a dispararos a un ministro del gabinete indio durante una visita a Canadá en 1986. El ministro sobrevivió, Atwal fue encarcelado y después de su liberación se convirtió en un hombre de negocios.
Canadá retiró rápidamente la invitación una vez que se descubrió. Trudeau dijo a los periodistas: "Obviamente nos tomamos esta situación muy en serio. El individuo en cuestión nunca debería haber recibido una invitación".
La polémica se produjo además después de que el miércoles Trudeau visitara en Punjab el Templo Dorado, el lugar más sagrado para los sijs, entre una gran expectación por el supuesto apoyo que movimientos secesionistas pro Khalistan reciben de la diáspora de esta minoría en Canadá.
Punjab, ya más calmado hoy en día, fue escenario de un violento levantamiento armado que causó 25 mil muertos entre los años 1981 y 1995, siguiendo la demanda de los radicales sijs para crear el Khalistan.
La crisis en el Punjab vivió su momento álgido en junio de 1984, con la entrada a sangre y fuego del Ejército indio en el sagrado Templo Dorado donde se habían atrincherado cientos de independentistas armados, y que acabó con más de 500 muertos.
Pese al percance diplomático, Modi dio la bienvenida a Trudeau el viernes con su característico abrazo de oso. Le sonrió a su esposa y a sus tres hijos, que también asistieron a la ceremonia formal al aire libre.