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Conocer a “Pazum” el jaguar, se ha convertido en la principal atracción para los miles de visitantes que acuden al parque Tangamanga I.
Basta acariciar a “Pazum”, para entender que en medio de su fuerza de centenares de kilos de un jaguar, para morder y romper el cuello a un cocodrilo con la finalidad de matarlo y devorarlo, hay un enorme felino cuyo estado emocional, depende de la ternura de quien lo acaricia desde el otro lado de una reja.
Contento, desde el interior de su nuevo hogar en el parque Tangamanga I, coloca sus patas hacia arriba, y con una poderosa garra busca a quien lo acicala, para posarla suavemente en su mano, y se acerca a la reja para dejarse acariciar, cerrar los ojos y a veces, dormirse con el ronroneo que produce el ruido de todo un coro de gatos, pero suficiente para reposar tranquilo.
Obvio, los humanos con los que se relaciona saben cómo acercarse, nunca introducen los dedos a la reja y se aseguran del contacto con el felino.
