Renovación

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En esta semana en donde celebramos el inicio de la primavera, conviene sintonizarnos con el llamado natural hacia la renovación. Ésta se refiere a darnos la oportunidad de re-hacer nuestra casa mental y sus expresiones emocionales, físicas y conductuales. En realidad lo único que podemos transformar es nuestra propia mente, aquella herramienta creativa que la llevamos a servir una percepción de amor compasivo o de miedo. El libre albedrío se refiere a esta capacidad de elegir si queremos mantener los mismos patrones mentales aunque éstos sean fuente de sufrimiento, o si queremos hacer un cambio real hacia una renovación compasiva. Este movimiento interno de renovación no se refiere a “re-programar” nuestra mente con una serie de afirmaciones o decretos para forzar a tener una nueva visión de uno mismo o de los demás, sino a una certeza de estar en un estado nuevo de conciencia en donde nos vemos de diferente manera. El problema que surge al renunciar a nuestra capacidad de renovarnos es que la vida sigue fluyendo y cambiando, y si mantenemos una misma actitud entraremos en una relación anacrónica y, por ende, con una falta de sintonización a nuestra vida como es. La resistencia a cambiar es una decisión mental instalada en una idea ilusoria de que existe algo más allá del Espíritu que no cambia. En realidad, lo único que no requiere cambio, purificación o expiación es el Espíritu, ya que éste es la manifestación de la verdadera naturaleza del Ser que es inmune a las perturbaciones de la mente egoica. Por lo tanto, la invitación es sintonizarnos con la impermanencia de la vida dándonos permiso de establecernos en nuevos niveles de conciencia que nos permitan integrar y trascender previos estadios de desarrollo que ya no responden a las condiciones reales de nuestro presente. La renovación es darnos permiso de transformar lo que podemos y queremos modificar de nuestra experiencia temporal y egoica para que sea una expresión fiel de nuestro ser eterno y no-dual. Es sólo en esa voluntad de transformación”renovación, renacimiento, resurrección”que logramos transitar en esta experiencia humana con plena conciencia de nuestra verdadera naturaleza que nos invita a estar lúcidos y llenos de compasión y amor en esta experiencia transitoria de vida humana. La idea no es “renovarse o morir”, sino “renovarse porque tu cuerpo se va a disolver en algún momento pero tu Espíritu permanecerá” y así ser testigos de la maravilla de poder jugar en este sueño dichoso de la vida temporal a sabiendas de nuestra vida eterna en el Ser.