Científicos británicos revelan método para disminuir mortalidad previa a trasplante de hígado

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Un equipo de científicos británicos reveló que mantener a temperatura ambiente el hígado de un donante durante las horas previas al trasplante, podría disminuir un 20 por ciento el número de muertes en las listas de espera.

Lo anterior permite evaluar la calidad del órgano antes de la operación, al contrario que la conservación en frío, detallaron los especialialistas, de acuerdo con una publicación en la revista “Nature”.

Cuando un paciente sufre de insuficiencia hepática, si no se trata desde su origen, el hígado deja de trabajar de forma correcta y la situación puede derivar en una insuficiencia hepática terminal, por lo que en estos casos, el tratamiento es un trasplante hígado.

Los especialistas han estudiado en los últimos años que debido al aumento de las tasas de enfermedad hepática, el suministro de órganos trasplantables no es suficiente para satisfacer la demanda, además de que solo se trasplantan el 63 por ciento de hígados de donantes fallecidos.

El investigador del departamento de Ciencias Quirúrgicas en la Universidad de Oxford en Reino Unido, David Nasralla, refirió que el suministro de hígados es inadecuado, lo que supone el gran reto al que se enfrentan las personas que necesitan este tipo de trasplante.

“El mayor riesgo al que está expuesto un paciente de estas listas de espera en cualquier parte del mundo es morir antes de ser operado”, afirmó.

Lo anterior debido a que cuando los donantes mueren a causa de problemas cardiovasculares, los órganos representan un riesgo para el receptor, con una mayor probabilidad de que el hígado nunca funcione o de que lleve a complicaciones posteriores.

Por otro lado, el daño durante la refrigeración previa al trasplante también hace que muchos de estos órganos pasen a considerarse de alto riesgo, ya que la viabilidad hepática no se puede medir mientras el hígado se encuentra preservándose en frío, pues se anula la actividad celular normal.

Los investigadores liderados por Nasralla han descubierto que conservar los hígados a la temperatura corporal puede mejorar los resultados de futuros trasplantes y aumentar el número de posibles donantes de este órgano, reduciendo las tasas de mortalidad en la lista de espera.

Durante el primer ensayo aleatorizado que compara el almacenamiento en frío convencional con la perfusión de máquina normotécnica en 220 pacientes con trasplante de hígado, se encontró que al medir el daño hepático, las lesiones eran un 50 por ciento menores con el nuevo método que al conservarlo en frío.

“La perfusión de máquina normotécnica proporciona al hígado medicamentos y nutrientes a través de sangre oxigenada y a temperatura corporal normal para conservarlo en un proceso funcional y fisiológico".

"Esto no solo ayuda a revivir al órgano tras su proceso de recuperación, sino que permite una evaluación para conocer la calidad en la que se encuentra”, manifestó el investigador.

De esta manera, los hígados pueden mantenerse durante 48 horas y el nuevo proceso podría llegar a permitir el control de la viabilidad junto con el tratamiento y la reparación según sea necesario.

“Con este método se podrían trasplantar un 20 por ciento más de hígados que en la actualidad, disminuyendo así el 20 por ciento, la mortalidad en listas de espera de todo el mundo”, enfatizó Nasralla.