Reivindican participación de las mujeres en la ciencia

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Durante las ultimas décadas se ha buscado reivindicar la participación de la química Rosalind Franklin en el descubrimiento de la estructura molecular del ácido desoxirribonucleico (ADN), a 65 años de ese suceso, y en torno a la batalla que libran las mujeres en la ciencia.
Esta figura femenina estuvo mucho tiempo atrás del telón, ya que el reconocimiento lo recibieron científicos como Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins, que se basaron en los análisis cristalográficos por rayos X que ella hizo y que revelaban la doble hélice del ADN.

Los experimentos que Franklin hacía le costaron la vida pues murió de cáncer por estar expuesta a la radiactividad, mientras que Watson, Crick y Wilkins teorizaron sobre esta estructura, explicó el responsable del grupo de Complejidad Molecular y del Desarrollo del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), Alfredo Cruz Ramírez.

“Hoy en día se reconoce el trabajo de las mujeres en la ciencia, un tema que tiene que ver con asuntos políticos pues en su momento ignoraron a Franklin, la dejaron a un lado al momento de los reconocimientos (los tres varones recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1962).

"Mientras ella permaneció en el anonimato en un contexto en el que el mundo estaba dominado por hombres y el machismo no está excluido de la ciencia”, añadió el investigador, en un comunicado emitido por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Los descubrimientos de esta investigadora permitieron a la humanidad comprender los mecanismos esenciales que propician la vida, su funcionamiento y la transmisión hereditaria.

En 1871, Friedrich Miescher publicó un artículo en el cual identificó la presencia de la nucleína (ahora conocida como ADN), y de proteínas asociadas en el núcleo de la célula.

Albrecht Kossel ganó el primer Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1910 por descubrir las bases nitrogenadas de adenina, citosina, guanina, timina y uracilo (esta última presente en el ácido ribonucleico mensajero).

En 1950, Erwin Chargaff descubrió en muestras de ADN que la adenina siempre va con la timina y que la citosina siempre va con la guanina.

Fue con la secuenciación del genoma humano, compuesto por 3 mil millones de bases nitrogenadas, que se supo que entre el 1% y 2% de esta información es DNA codificante, contiene la información para fabricar proteínas.

Para 2006, David Begun, de la Universidad de California, propuso que ciertos genes de diferentes especies de mosca de la fruta se generaban de secuencias de ADN no codificantes.

Diethard Tautz, del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva, lo confirmó en el 2009, al advertir que ciertas mutaciones en esa área daban origen a genes y que marcaban la pauta para que los existentes se silenciaran o expresaran.

Cruz Ramírez explicó que a través de los avances tecnológicos y computacionales hoy en día se sabe que es falsa la imagen típica del ADN en la que una cadena de doble hélice se abre y una de estas se convierte en un RNA de cadena sencilla que se convertirá en proteína.

Sino que también intervienen cuestiones epigenéticas que responden al ambiente y regulan la expresión de genes, además del DNA y RNA no codifiante, esto significa que esta estructura trabaja a un nivel 4D, al implicar al tiempo y espacio, y no 3D como se enseñaba en las aulas.