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Santiago de Chile.- La oscarizada cinta chilena “Una mujer fantástica” ha trascendido los límites del cine para situar la transexualidad en el centro del debate, algo que tomó desprevenido a su director, Sebastián Lelio, que estaba convencido de que el público y la crítica lo iban a “crucificar”.
“Fue una sorpresa, yo esperaba que me crucificaran antes de empezar la película. Esperaba división y desde la primera muestra pública en el Festival de Berlín lo que hemos encontrado ha sido sobre todo emoción, entusiasmo y adherencia”, explica Lelio en una entrevista con Efe en Santiago.
El cineasta cree que el público “ha hecho propia” la película y ésta “se desbordó” en todas direcciones, desde la política a los populares “memes” que circulan por las redes sociales. “Es una cosa que a mí no me había tocado vivir y habla de la potencia que tiene la película para desbordarse de la pantalla y entrar en el imaginario colectivo”, reflexiona.
Apolítico
“Mi causa es el cine, yo no soy un político”, subraya Lelio, aunque entiende que si una película toca temas “urgentes” y “los problemas cinematográfico están resueltos con eficacia”, existe entonces la posibilidad de que la cinta cale en el tejido social. En el ojo del huracán que ha desatado “Una mujer fantástica” aparece Daniela Vega, la actriz transexual que da vida en el film a Marina, una mujer que tras la muerte de su pareja debe enfrentarse al rechazo y los prejuicios de la sociedad sobre las personas transgénero.
“La figura de Daniela como símbolo de una tarea pendiente es la prueba del impacto.