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Caracas, Ven.- Venezuela se alista para la celebración de elecciones presidenciales, unos comicios marcados por la desconfianza de la mayor alianza opositora que decidió no participar, y que dejó el camino casi libre al presidente Nicolás Maduro para reelegirse y gobernar hasta 2025.
Los principales estudios del país sugieren que hoy al menos la mitad de la población no participará en el proceso, es decir que quién resulte electo, según las estimaciones más favorecedoras, tendrá el respaldo de una cuarta parte de la población.
Irónicamente las elecciones que se celebrarán en Venezuela eran el clamor de los opositores hace dos años atrás, cuando promovieron formalmente y con protestas callejeras la celebración adelantada de las presidenciales, y que tras recoger millones de apoyos de electores las autoridades lo negaron por considerarlo “improcedente”.
Los principales líderes de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que podían aspirar a la Presidencia -con auténticas posibilidades de ganar están inhabilitados-, como el caso de Henrique Capriles, o cumpliendo penas por delitos contra el gobierno, como el preso Leopoldo López, favorito en la mayoría de los sondeos de opinión.
Entretanto, los más de 20 millones de venezolanos inscritos en el registro electoral elegirán mañana entre cuatro candidatos, el primero de ellos el presidente Maduro, con mayores opciones según las encuestas, cuya candidatura ocupa casi todo el tarjetón electoral.
El segundo, de acuerdo a los números, es el exgobernador Henri Falcón, un disidente del chavismo que pasó a formar parte de los líderes de la MUD, que ahora se separó de la alianza, les desobedeció y se postuló a la Presidencia sin el respaldo de sus aliados.
Asimismo, el expastor evangélico Javier Bertucci, que saltó a la política con está aspiración; su popularidad ha crecido con rapidez, replicando eventos masivos en los que reparte sopa y arengas religiosas; el propio presidente Maduro ha reconocido sus actos como unos que no había visto el país en muchos años.
Los principales estudios del país sugieren que hoy al menos la mitad de la población no participará en el proceso, es decir que quién resulte electo, según las estimaciones más favorecedoras, tendrá el respaldo de una cuarta parte de la población.
Irónicamente las elecciones que se celebrarán en Venezuela eran el clamor de los opositores hace dos años atrás, cuando promovieron formalmente y con protestas callejeras la celebración adelantada de las presidenciales, y que tras recoger millones de apoyos de electores las autoridades lo negaron por considerarlo “improcedente”.
Los principales líderes de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que podían aspirar a la Presidencia -con auténticas posibilidades de ganar están inhabilitados-, como el caso de Henrique Capriles, o cumpliendo penas por delitos contra el gobierno, como el preso Leopoldo López, favorito en la mayoría de los sondeos de opinión.
Entretanto, los más de 20 millones de venezolanos inscritos en el registro electoral elegirán mañana entre cuatro candidatos, el primero de ellos el presidente Maduro, con mayores opciones según las encuestas, cuya candidatura ocupa casi todo el tarjetón electoral.
El segundo, de acuerdo a los números, es el exgobernador Henri Falcón, un disidente del chavismo que pasó a formar parte de los líderes de la MUD, que ahora se separó de la alianza, les desobedeció y se postuló a la Presidencia sin el respaldo de sus aliados.
Asimismo, el expastor evangélico Javier Bertucci, que saltó a la política con está aspiración; su popularidad ha crecido con rapidez, replicando eventos masivos en los que reparte sopa y arengas religiosas; el propio presidente Maduro ha reconocido sus actos como unos que no había visto el país en muchos años.