Camioneros mantienen pulso a gobierno de Brasil con cuarto día de huelga

Camioneros mantienen pulso a gobierno de Brasil con cuarto día de huelga

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Miles de camioneros de todo Brasil volvieron a realizar paros hoy en al menos 20 estados lo que provocó caos y desabastecimiento en regiones de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, mientras el Ejecutivo trabaja a contrarreloj para desactivar una huelga con reverberaciones en varios sectores.

Después de negarse a revertir su política de precios aplicada desde julio de 2017, como piden los huelguistas, la estatal Petrobras anunció la víspera una sorpresiva baja del 10 por ciento del coste del diésel por un plazo de 15 días, con la esperanza de que ese plazo sea suficiente para que el Ejecutivo convenza a decenas de miles de camioneros a volver a trabajar.

Como consecuencia, la acción de la estatal petrolera brasileña caía más del 11 por ciento esta mañana, en un reflejo de lo que es interpretado por el mercado como una intervención del Ejecutivo en la estatal para contener los precios.

Sin embargo, la Asociación Brasileña de Camioneros (ABCAM), una de las principales federaciones que lidera los paros, dijo que solo retomará las actividades cuando el gobierno elimine de forma efectiva un impuesto aplicado al carburante para permitir que el diésel baje de costo en las gasolineras.

En una decisión con un componente importante de cálculo preelectoral, los diputados de la Cámara Baja se reunieron anoche y, poco antes de la medianoche, aprobaron una eliminación de los impuestos al carburante mayor de la pedida por los huelguistas, pero con la contrapartida de subir las tasas a sectores como la industria.

Con todo, el margen de maniobra de Brasil es limitado en esta huelga que amenaza con convertirse en una crisis para el gobierno, muy débil por los escándalos de corrupción y la estagnación económica.

Por una parte, porque el alto déficit público reduce la disponibilidad de recursos para subsidios, mientras el aumento del precio del crudo internacional está fuera de su control, pese a lo que pueda hacer la estatal Petrobras.

Pero el punto clave es que cerca del 60 por ciento de las mercancías en Brasil -desde el combustible refinado hasta el grano o la carne que el país exporta a medio planeta- se transporta por carretera y en camiones, una dependencia que catapulta el poder de negociación de los huelguistas.

El presidente Michel Temer, que la víspera pidió una “tregua”, convocó este día a varios de sus ministros, mientras está prevista una nueva ronda de negociaciones entre huelguistas y Ejecutivo durante la tarde.

Las grandes urbes del país, en particular Sao Paulo, volvieron a amanecer este jueves con vías rápidas saturadas de vehículos, ante los miles de camiones estacionados en las autopistas.

Este miércoles cinco aeropuertos, entre ellos el de Congonhas en Sao Paulo, informaron que el combustible escasea, mientras el mayor puerto de América Latina (Santos) opera al ralentí por la acción de los huelguistas, que impiden un tráfico que habitualmente cuenta con nueve mil camiones por día.

En los mercados y supermercados, alimentos frescos como la patata o los tomates aumentaron en precio, incluso triplicando el coste habitual, como consecuencia de la caída del suministro por la falta de transporte.

Asimismo, decenas de montadoras de autos tuvieron que dar fiesta a sus empleados por la falta de piezas, mientras el transporte público en autobús de Río de Janeiro y Sao Paulo opera solo parcialmente, pues los vehículos no pudieron ser abastecidos de diésel.