Investigación del caso Posadas enfrentó a la iglesia con la PGR

Investigación del caso Posadas enfrentó a la iglesia con la PGR

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Foto: Archivo

La investigación sobre el asesinato del arzobispo de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, causó controversia porque se plantearon dos hipótesis. Primero, la versión oficial, en la que se afirma que el cardenal quedó en medio del fuego cruzado entre dos cárteles, y la segunda, que fue víctima de un crimen deliberado por denuncias que había hecho.
La versión del procurador General de la República (PGR), Jorge Carpizo, avalada por el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari y por el nuncio apostólico Girolamo Prigione, aseguraba que Posadas Ocampo quedó atrapado en un enfrentamiento entre el Cártel de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix, y del de Sinaloa, de Joaquín "El Chapo" Guzmán.
De acuerdo con lo dicho por la PGR, la banda de los Arellano Félix planeaba asesinar a "El Chapo" en una emboscada en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara; sin embargo, los gatilleros confundieron al cardenal, quien llegó al estacionamiento en su vehículo Grand Marquis, que era parecido al de Guzmán Loera.
El arzobispo recibió 14 disparos, tras ser atacado por los dos costados por Edgar Nicolás Villegas, alias "El Negro", y Francisco Murillo Díaz, conocido como "El Güero" Jaibo, quienes portaban armas AR-15 y AK-47.
La otra hipótesis, planteada por otros cardenales, obispos y algunas autoridades de Jalisco era contraria a lo dicho por la PGR, al asegurar que el crimen fue deliberado, con el objetivo de asesinar al arzobispo de Guadalajara, quien en varias ocasiones había denunciado a los grupos criminales de la droga en el país, principalmente a los de la cocaína.
Ante ese panorama, la investigación del caso se reabrió en 1995, y en 1998. La primera vez el nuevo procurador Antonio Lozano Gracia decidió comenzar de cero las indagatorias; en la segunda ocasión la PGR conformó un grupo interinstitucional, en el que participaron los obispos-juristas Luis Reynoso Cervantes y José Fernández Arteaga. En ambos casos llegaron a la conclusión del fuego cruzado.
Sin embargo, a 25 años del asesinato persisten las dudas sobre si Posadas Ocampo estuvo en el lugar y momento equivocado o si el atentado efectivamente estaba dirigido a él.
La Arquidiócesis de México ha expresado en diversas ocasiones que las conclusiones sobre el caso no son claras ni contundentes.