Gracias a Dios, no estamos solos

Gracias a Dios, no estamos solos

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Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.

No hay mal más terrible que la soledad. Porque el hombre no fue hecho para estar solo. Dios dijo en Génesis,

“No es bueno que el hombre esté solo”. Pero la soledad, es algo inevitable.
Pues aunque estemos rodeados de personas, aún así, hay quienes se encuentran
solos entre la gente. Y cada quien, tendrá que asumir su propia historia.

Decía Ortega y Gasset, que el hombre es radical soledad. Esto, porque cada persona tiene una vida y una misión que cumplir.

Y, nadie podrá ser suplantado. Por eso, Ortega cita aquel refrán: “Parejamente, el emperador de China, por su propio rango supremo, está obligado a no tener amigos, que sería tener iguales- por eso uno de sus títulos es el de hombre solitario”. Y en efecto, entre más alto el rango, más grande la soledad.

SOLEDAD Y ABANDONO
Pero la soledad, no es padecimiento de algunos; es un mal del que nadie escapa. Y, sobre todo, lo padece el que ha decidido no imitar a nadie; tratando de ser él mismo, al cumplir con su misión. El autor Julián Marías, dice de Ortega: “La vida-siempre lo enseñó- es radical soledad; pero además, conocía el destino de los innovadores y los hombres insobornables: quedarse solos” (Acerca de Ortega).

Pero mas allá de esa soledad, se encuentra la que ha sido provocada por el egoísmo. Es decir, la soledad que es consecuencia de nuestro pecado. Y el mismo Ortega dice, que la soledad es siempre soledad de alguien; no deberíamos estar solos. Porque la soledad, no está en los planes de Dios.

Pero el egoísmo, que viene del pecado, nos orilla a padecer la soledad. Cristo, al morir en la cruz, experimentó lo más crudo del pecado: la soledad y el abandono. Y dice Ortega, que cuando Cristo le pregunta al Padre, por qué lo ha abandonado.

Lo que le pregunta es: “¿Por qué me has dejado solo de ti?”.

Jesús nunca se encuentra sin su Padre; pero en la cruz, hasta del mismo Dios se
siente abandonado.

INCOMPRENSIÓN
Son muchas las veces, que el hombre experimenta el abandono, sobre todo, cuando se vive en medio de la incomprensión; cuando sentimos que nadie nos entiende. Y por esa incomprensión, nadie puede remediar mi soledad.

DIOS, ESTÁ CONTIGO
El hombre, por su condición humana, te puede abandonar. Pero Dios nunca te abandonará. Ya lo dice el Salmo: “Si tu padre y tu madre te abandonan, yo no te abandonaré jamás”. Él siempre está con nosotros.

Dice hoy el Evangelio, que Jesús mandó a sus apóstoles para anunciar buenas noticias, y hacer discípulos a todos. Porque es necesario que el mundo sepa que hay un Dios, y que no estamos abandonados a nuestra suerte.

Moisés dice en Deuteronomio: “¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso?” No creemos en un Dios que se encuentra en la lejanía de las alturas. Nuestro Dios nos busca, se acerca a nosotros, vive en la vida de cada hombre; para que no estemos solos a la hora de enfrentar los problemas. Siembre contaremos con Dios.

PROMESA CUMPLIDA
Decía el Papa Benedicto, “El que reza nunca está solo”. Si hablamos con Dios, no sufriremos de soledad. Y hoy dice Jesús en el Evangelio: “…y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Esta, es una promesa cumplida. Porque como dice el salmo, “El Señor nunca olvida sus promesas”.