La más reciente prueba de la crueldad que sufren los niños migrantes separados de sus padres llegó a través de una grabación de siete minutos obtenida por ProPublica.
En el audio se escucha a numerosos niños pequeños gritando "papi", "mamita" y las súplicas de otras voces infantiles por reunirse con sus familiares. Los agentes a cargo de los menores, en lugar de consolarles, bromean y critican los llantos, como si no fuera con ellos.
"Bueno, aquí tenemos una orquesta, ¿verdad? Sólo faltaba el maestro", se oye decir a una agente de la patrulla fronteriza, en español, ante los gritos desesperados de los niños.
"No me quiero separar de mi papá", pide uno. "Me quiero ir", dice otro. "No quiero que lo deporten", implora otra.
El audio apareció cuando la opinión pública de Estados Unidos todavía se recuperaba de las últimas imágenes, tanto fotografías como videos en los que se ve ven a menores en jaulas acostados en colchonetas en el suelo.