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¡IDOLAZOS!
Simplemente, no puede haber comparaciones, pues Julio César Chávez y Hugo Sánchez han sido, hasta ahora, los mejores exponentes de sus respectivos deportes, en este caso, el box y el futbol. Los dos son verdaderos ídolos singulares y muy difícil es que surjan otros deportistas de tanta calidad.
Verlos en la pantalla casera, frente a frente, en una charla plena de optimismo, ha sido tonificante para vuestro servidor. Si usted, amable lector, no tuvo oportunidad de disfrutar la transmisión, aquí le doy algunos pormenores:
Hugol hizo las preguntas y JC las contestó “a bote pronto”:
A ver Julio ¿quién ha sido el más destacado deportista de México? El excampeón del boxeo en diversas categorías ni parco ni perezoso, pero con una diplomacia que envidiaría cualquier funcionario de relaciones exteriores mexicano, contestó: “El mejor ha sido tú… luego yo”.
Con sana alegría se dieron la mano en señal de aprobación y respeto.
Otra pregunta: “Si fueras a tirar un penalti ¿quién te gustaría para portero?”. JC no lo pensó demasiado: “David Faitelson, para darle un gran balonazo en la frente”. Claro, con todo respeto. “Te mando un efusivo saludo, David”.
Cuando el goleador del Real Madrid le soltó la tercera pregunta al expugilista, igualmente que a las otras contestó a “botepronto”. Si fueras árbitro ¿a qué personaje mostrarías la tarjeta roja? Indudablemente a Robben, el clavadista holandés de aquel Mundial brasileño acuñador de la frase: “No era penal”.
Certero en sus respuestas, como certero era con sus golpes al rival en los días de gloria boxística. Otra pregunta hecha por el genial goleador mexicano:
“¿Cómo fue que te iniciaste en el boxeo, Julio?”
“Aunque no lo creas, Hugo, a mí no me gustaba el boxeo. A mí lo que más me atraía era el futbol. Siempre lo jugaba cuando era niño, pero como mis hermanos eran boxeadores, me fueron metiendo en mi cabeza el gusto por este gran deporte”.
Dijo JC que sus facultades físicas y mentales se inclinaban por el pugilato y acudió al gimnasio a darle rienda suelta a la actividad que más tarde lo llevaría a los planos internacionales en los cuales destacó durante muchos años, coronándose como campeón mundial en diversas categorías.
¿Un boxeador tan grande como JC? Podría surgir, pero ¿lo veremos quienes ya andamos más allá de la “mayoría de edad”?
Julio César y Hugo, qué par de deportistas con raíces mexicanas, sin olvidar, desde luego, al gran Fernando Valenzuela, uno de los legendarios beisbolistas mexicanos en las Grandes Ligas.
”El Toro” originó el fenómeno de la “fernandomanía” en los gloriosos años en los cuales fue titular indiscutible en los Dodgers de LA. Su trofeo “Cy Young” sigue cubriéndole de gloria. Es digno de recordar el reconocimiento a su poderío con el madero, pues también recibió el Bate de Plata que reconocía su labor como pítcher-toletero.
Usted ¿por quién se inclina? Aunque las comparaciones a nada llevan, el César del boxeo ha sido sin duda el mejor en su deporte; Hugol, en la disciplina que se juega con los pies y que se piensa precisamente con “la de pensar”. Valenzuela se cuece aparte, pues la “Fernandomanía” que desató en la afición beisbolera de los Estados Unidos de América, fue fenomenal. Su inclusión en el Salón de la Fama avala su gran desempeño en el beisbol de la Gran Carpa.
Hay muchos deportistas muy destacados en nuestro país, pero de ellos podremos escribir en una próxima columna. Denme tiempo a recopilar algunos datos interesantes, para hacerla más amena.
Terminado el Mundial que nos trajo futbol, futbol y más futbol, insisto en que lo mejor que ha logrado el Tri en su participación en las Copas, es el hermoso gol de Manuel Negrete, elegido gracias a una votación universal.
Mientras tanto y así las cosas ¡hasta el martes próximo, DM!
Simplemente, no puede haber comparaciones, pues Julio César Chávez y Hugo Sánchez han sido, hasta ahora, los mejores exponentes de sus respectivos deportes, en este caso, el box y el futbol. Los dos son verdaderos ídolos singulares y muy difícil es que surjan otros deportistas de tanta calidad.
Verlos en la pantalla casera, frente a frente, en una charla plena de optimismo, ha sido tonificante para vuestro servidor. Si usted, amable lector, no tuvo oportunidad de disfrutar la transmisión, aquí le doy algunos pormenores:
Hugol hizo las preguntas y JC las contestó “a bote pronto”:
A ver Julio ¿quién ha sido el más destacado deportista de México? El excampeón del boxeo en diversas categorías ni parco ni perezoso, pero con una diplomacia que envidiaría cualquier funcionario de relaciones exteriores mexicano, contestó: “El mejor ha sido tú… luego yo”.
Con sana alegría se dieron la mano en señal de aprobación y respeto.
Otra pregunta: “Si fueras a tirar un penalti ¿quién te gustaría para portero?”. JC no lo pensó demasiado: “David Faitelson, para darle un gran balonazo en la frente”. Claro, con todo respeto. “Te mando un efusivo saludo, David”.
Cuando el goleador del Real Madrid le soltó la tercera pregunta al expugilista, igualmente que a las otras contestó a “botepronto”. Si fueras árbitro ¿a qué personaje mostrarías la tarjeta roja? Indudablemente a Robben, el clavadista holandés de aquel Mundial brasileño acuñador de la frase: “No era penal”.
Certero en sus respuestas, como certero era con sus golpes al rival en los días de gloria boxística. Otra pregunta hecha por el genial goleador mexicano:
“¿Cómo fue que te iniciaste en el boxeo, Julio?”
“Aunque no lo creas, Hugo, a mí no me gustaba el boxeo. A mí lo que más me atraía era el futbol. Siempre lo jugaba cuando era niño, pero como mis hermanos eran boxeadores, me fueron metiendo en mi cabeza el gusto por este gran deporte”.
Dijo JC que sus facultades físicas y mentales se inclinaban por el pugilato y acudió al gimnasio a darle rienda suelta a la actividad que más tarde lo llevaría a los planos internacionales en los cuales destacó durante muchos años, coronándose como campeón mundial en diversas categorías.
¿Un boxeador tan grande como JC? Podría surgir, pero ¿lo veremos quienes ya andamos más allá de la “mayoría de edad”?
Julio César y Hugo, qué par de deportistas con raíces mexicanas, sin olvidar, desde luego, al gran Fernando Valenzuela, uno de los legendarios beisbolistas mexicanos en las Grandes Ligas.
”El Toro” originó el fenómeno de la “fernandomanía” en los gloriosos años en los cuales fue titular indiscutible en los Dodgers de LA. Su trofeo “Cy Young” sigue cubriéndole de gloria. Es digno de recordar el reconocimiento a su poderío con el madero, pues también recibió el Bate de Plata que reconocía su labor como pítcher-toletero.
Usted ¿por quién se inclina? Aunque las comparaciones a nada llevan, el César del boxeo ha sido sin duda el mejor en su deporte; Hugol, en la disciplina que se juega con los pies y que se piensa precisamente con “la de pensar”. Valenzuela se cuece aparte, pues la “Fernandomanía” que desató en la afición beisbolera de los Estados Unidos de América, fue fenomenal. Su inclusión en el Salón de la Fama avala su gran desempeño en el beisbol de la Gran Carpa.
Hay muchos deportistas muy destacados en nuestro país, pero de ellos podremos escribir en una próxima columna. Denme tiempo a recopilar algunos datos interesantes, para hacerla más amena.
Terminado el Mundial que nos trajo futbol, futbol y más futbol, insisto en que lo mejor que ha logrado el Tri en su participación en las Copas, es el hermoso gol de Manuel Negrete, elegido gracias a una votación universal.
Mientras tanto y así las cosas ¡hasta el martes próximo, DM!