Recolección de hongos silvestres, una tradición ancestral tlahuica

Recolección de hongos silvestres, una tradición ancestral tlahuica

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La recolección de hongos silvestres comestibles es una tradición ancestral del pueblo indígena tlahuica pjiekakjoo, que persiste hasta nuestros días y contribuye a la economía de las familias de este municipio.

Cada año, entre los meses de julio y agosto, mujeres y hombres de la comunidad de Lomas de Teocaltzingo, recorren los bosques de esta zona del Estado de México para recolectar en canastas artesanales, algunas de las 160 especies de hongos comestibles identificadas en la región.

“Ellos son recolectores de hongos, pero que han decidido organizarse para dar valor tanto a los hongos que recolectan, pero también para dar a conocer los conocimientos tradicionales que se poseen dentro de la cultura tlahuica pjiekakjoo tanto al interior de la comunidad como al exterior”, declaró Elizeth Ramírez Carbajal, integrante de la Unión de Hongueras de la comunidad.

Describió que dentro de la comunidad, son personas específicas quienes recolectan cada año los hongos comestibles silvestres, debido a que ellas cuentan con el conocimiento para identificarlos pues lo heredaron de sus familias, además, de ser una forma de sustento ya sea al comerciarlos o para consumo propio.

“Se han hecho estudios dentro de México para también estudiar los otros grupos indígenas y grupos rurales para reconocer su conocimiento tradicional, recopilarlo, documentarlo y no se ha encontrado otra comunidad con tal diversidad de hongos comestibles”, apuntó.

Los hongos que recogen del interior de los montes son comercializados en los mercados tradicionales de municipios cercanos como Toluca, Santiago Tianguistenco y el mismo Ocuilan.

“Algunas personas hacen lo que se le llama el rancheo ir como de casa en casa ofreciendo los hongos”, señaló Ramírez Carbajal.

Dependiendo la especie y su valoración es el costo en que se pueden encontrar los hongos en los mercados locales, regularmente los precios oscilan entre los 80 y 300 pesos.

“Entre las especies que son como menos consumidas en los mercados tenemos algunas ‘campanitas´ y de ahí los hongos que están en la parte intermedia que son como entre 150, 180 pesos, aquí encontramos a las pancitas o a los boletus; y los hongos más caros que tenemos dentro de la comunidad son las mazorcas o morquelas, esas alcanza un precio de hasta 280 pesos”, comentó.

Señaló que la diversidad de especies en la comunidad tlahuica contribuye a que México ocupe el segundo lugar a nivel internacional en hongos comestibles silvestres, sólo detrás de China.

Explicó que en dentro de los bosques existen tres tipos de hongos, los micorrícicos, que se asocian con las raíces de los árboles y entre ellos intercambian nutrientes para poder sobrevivir. Por otra parte, los saprofitos, son los que descomponen la materia orgánica y reciclan todo aquello que en el bosque ya no sirve, como la madera y las hojarascas.

También están los parásitos que son los hongos que viven a expensas de otros organismos. Las 160 especies de hongos comestibles silvestres enriquecen la gastronomía de la región al ser empleados en diferentes platillos y cocinados con distintas técnicas.

“Podemos hacerlos fritos, podemos hacerlos en caldos, capeados con huevo, guisados con una salsa, algunos pueden hacerse empapelados, otros pueden consumirse en tamales, otros fritos solo en el comal, incluso hay hongos que se pueden consumir tan sólo retirándoles un poco la tierra y así directamente”, compartió Ramírez Carbajal.

La integrante de la Unión de Hongueras de la comunidad indígena tlahuica pjiekakjoo resaltó la importancia de preservar esta tradición con un manejo responsable de los recursos, pues aseguró que debido a la demanda, algunas personas realizan esta actividad sin llevar a cabo las buenas prácticas de recolección, lo que afecta a la conservación de los hongos.

“Cuando uno va al bosque, no tenemos que arrancar el hongo, tenemos que cortarlo al tallo, porque se dice que si tú lo arrancas te traes el micelio, ese micelio es el verdadero hongo que se encuentra en los bosques, eso que nosotros conocemos como hongo es tan solo el fruto del verdadero hongo que esta abajo.

“Siempre tenemos antes que recolectar darle como unas palmaditas al hongo para que suelten las esporas, que serían como las semillas del hongo, haciendo esta práctica nosotros aseguramos que el hongo siga permaneciendo ahí, que esas esporas germinen y que cuando encuentren las condiciones adecuadas dentro del bosque puedan fructificar otra vez”, afirmó Elizeth Ramírez.

En este sentido, destacó el uso de canastas artesanales para recolectar los hongos silvestres, pues al momento de recorrer los bosques en busca de dichas especies, las esporas de estos organismos se pueden dispersar por el terreno, lo que no ocurre con bolsas de plástico o cubetas.

Para fomentar estas prácticas y difundir la cultura de esta comunidad indígena, la Unión de Hongueras Pjiekakjoo organiza recorridos de recolección e identificación de los hongos comestibles, compartiendo la cosmovisión tlahuica.

Los recorridos micoturísticos se llevan a cabo en el Parque Nacional Lagunas de Zempoala, entre los límites del Estado de México y Morelos. Los próximos recorridos programados son para el 18 de agosto y 1 de septiembre de 10:00 a 16:00 horas, y los detalles se pueden consultar en la página de Facebook, Hongueras Pjiekakjoo.

“Se les invita a echarse un clavado a las culturas milenarias de México para que revaloricen los conocimientos, para que conozcan que no sólo son champiñones, que no solo son setas sino que son más de 400 especies de hongos comestibles silvestres que se reconocen en México y de cierta forma podemos contribuir a que esas comunidades sigan preservando este conocimiento”, añadió Ramírez.