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Querido amigo
Muchas veces hemos comentado la falta de educación y buenas costumbres de nuestros jóvenes y también de muchos adultos. En nuestro país resulta difícil que pensemos en los demás cuando emprendemos una acción, podemos decir que somos un poco o un mucho egoístas y que poco nos importan los demás y esto desafortunadamente es algo que resulta innegable y que día con día se acrecienta, de allí que una de las primeras impresiones y experiencias que hemos recibido en Japón, fue el trato gentil de las personas con las que hemos tenido la fortuna de tratar.
Tan pronto ingresas a un restaurante, comercio, teatro etc., la persona que te recibe te da la bienvenida con la tradicional caravana, si le preguntas algo en inglés o español y no conoce ese idioma se esfuerza por encontrar a alguien que te pueda auxiliar, y se disculpa por no haber podido contestar a tus preguntas, si deseas ir a algún lugar y te extravías en el metro o por las calles, tan pronto te ven desorientado alguien se acercara y te auxiliara de la manera más gentil que te puedas imaginar.
En todos los lugares que visitas te dan las gracias con una sonrisa, por haber estado con ellos, porque consideran que es un honor el que una persona se interese por lo que venden, enseñan o simplemente por algún aspecto de su país, he de confesarte que en ciertos momentos me llegue a sentir abrumado por tanta consideración y cortesía que para nosotros eran inmerecidas.
El respeto entre ellos es notable si viajas en el metro o en el transporte urbano, siempre veras lugares reservados para los adultos mayores, las embarazadas, mujeres con un bebe y personas con discapacidad y esos asientos no son ocupados pues están reservados, si alguien lo ocupa tan pronto ve a alguien que lo deba usar se pone de pie y con todo comedimiento le sede el lugar.
En ningún transporte público ni en la calle la gente va escuchando música a volumen elevado, si tienen el deseo de oír algo a través de su teléfono u otro dispositivo lo hacen con audífonos para no perturbar. Para abordar el metro, tren suburbano o camión urbano, guardan respetuosa fila y esperan que los otros bajen y entonces abordan y si ven a alguna persona mayor en la fila lo llevan adelante y le ceden su lugar.
Al preguntarle a una persona por que actuaban así su respuesta me dejo más que sorprendido, pues me dijo; Nosotros no sólo pensamos en nosotros, siempre pensamos en los demás y esperamos que esa persona esté bien, segura y satisfecha.
Muchas veces hemos comentado la falta de educación y buenas costumbres de nuestros jóvenes y también de muchos adultos. En nuestro país resulta difícil que pensemos en los demás cuando emprendemos una acción, podemos decir que somos un poco o un mucho egoístas y que poco nos importan los demás y esto desafortunadamente es algo que resulta innegable y que día con día se acrecienta, de allí que una de las primeras impresiones y experiencias que hemos recibido en Japón, fue el trato gentil de las personas con las que hemos tenido la fortuna de tratar.
Tan pronto ingresas a un restaurante, comercio, teatro etc., la persona que te recibe te da la bienvenida con la tradicional caravana, si le preguntas algo en inglés o español y no conoce ese idioma se esfuerza por encontrar a alguien que te pueda auxiliar, y se disculpa por no haber podido contestar a tus preguntas, si deseas ir a algún lugar y te extravías en el metro o por las calles, tan pronto te ven desorientado alguien se acercara y te auxiliara de la manera más gentil que te puedas imaginar.
En todos los lugares que visitas te dan las gracias con una sonrisa, por haber estado con ellos, porque consideran que es un honor el que una persona se interese por lo que venden, enseñan o simplemente por algún aspecto de su país, he de confesarte que en ciertos momentos me llegue a sentir abrumado por tanta consideración y cortesía que para nosotros eran inmerecidas.
El respeto entre ellos es notable si viajas en el metro o en el transporte urbano, siempre veras lugares reservados para los adultos mayores, las embarazadas, mujeres con un bebe y personas con discapacidad y esos asientos no son ocupados pues están reservados, si alguien lo ocupa tan pronto ve a alguien que lo deba usar se pone de pie y con todo comedimiento le sede el lugar.
En ningún transporte público ni en la calle la gente va escuchando música a volumen elevado, si tienen el deseo de oír algo a través de su teléfono u otro dispositivo lo hacen con audífonos para no perturbar. Para abordar el metro, tren suburbano o camión urbano, guardan respetuosa fila y esperan que los otros bajen y entonces abordan y si ven a alguna persona mayor en la fila lo llevan adelante y le ceden su lugar.
Al preguntarle a una persona por que actuaban así su respuesta me dejo más que sorprendido, pues me dijo; Nosotros no sólo pensamos en nosotros, siempre pensamos en los demás y esperamos que esa persona esté bien, segura y satisfecha.
