El Pibe en pulso

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SI NO LO SABEN AQUÍ SE LOS DIGO

Fue realmente emocionante… por primera vez en la historia olímpica, una mujer encendía el pebetero de los Juegos. Irrumpía en el estadio una esbelta figura femenina, con paso cadencioso y en con su brazo derecho en alto, el fuego de los Juegos que estaban a punto de iniciar en el Estadio Universitario, en aquel inolvidable 1968.
Ella, la atleta bajacaliforniana, Enriqueta Basilio, con un tranco ágil y cadencioso, subió la larga escalinata que la llevaría al pebetero allá en lo alto del estadio. Luego, saludando a los millares que abarrotaban el estadio y ante los incontables atletas en el centro de la cancha, extendió su brazo y ¡plum! la llama olímpica se alzó majestuosa. Ardía el fuego para iluminar durante dos semanas, al deporte universal.
A cincuenta años de los Juegos que marcarían un cambio radical en la historia olímpica, Queta lamenta:
“Las nuevas generaciones desconocen el significado de aquellos Juegos Olímpicos, los primeros celebrados en Latinoamérica. No saben que hubo unos Juegos Olímpicos aquí, y aunque en ese año había muchos problemas sociales, queríamos que con el deporte estuviera en paz el país”.
Sí esos “problemas sociales”, surgieron a raíz a de las exigencias estudiantiles para que el sistema educativo universitario tuviera un cambio radical, pues lo consideraban ya obsoleto.
Queta, a sus 70 años de edad, ha subido nuevamente hasta el pebetero del estadio de CU, para encender el fuego que iluminó al Maratón de la Ciudad de México, hace un par de semanas.
¿Que no saben los jóvenes el significado de nuestros Juegos?
Hablemos del gran evento: Por vez primera, una Olimpiada, la décimonovena, era organizada por un país latinoamericano. También unió al mundo a través de la cultura, pues paralelamente al deporte, México ofreció su extraordinaria “Olimpiada Cultural”.
Participaron 5,516 atletas de 112 países, excluida Sudáfrica a causa de su tortuosa política de “apartheid”. Fueron superados 61 récords olímpicos y 30 mundiales. Su costo fue de 178,740,000 millones de dólares.
Recordemos a Mamo Wolde, el incansable atleta africano que superó ampliamente a sus rivales en la prueba de la Maratón, llevó al oro a su país, mientras los mexicanos daban la mayor satisfacción olímpica al ganar en las pruebas siguientes:
Medalla de oro para Ricardo Delgado y Antonio Roldán, en peso mosca y pluma. Felipe Muñoz, oro en natación, 200 mt. Braza.
Argentífera para el sargento José Pedraza Zúñiga, en 20 kms. de marcha. Plata para Pilar Roldán en esgrima florete individual. En saltos, plataforma 10 metros, medalla de plata para Álvaro Gaxiola.
El bronce fue colgado en el pecho de los mexicanos:
Agustín Zaragoza, en boxeo 75 kg. Joaquín Rocha, en boxeo de +81 kg. María Teresa Ramírez, natación, 800 mt. Libres.
Dos atletas potosinos, los andarines José Oliveros de la Torre y Eladio Campos Alemán, en la prueba de 20 km. cumplieron notablemente con una extraordinaria competencia. Desde aquí, nuestro reconocimiento a tan relevantes atletas.
La tumultuaria liberación de ¡diez mil palomas! en el estadio olímpico Las avecillas, símbolo de la paz universal, cubrieron el cielo en su revoloteo incierto tras haber estado prisioneras en las jaulas de los colombófilos.
Fue inolvidable la participación de 300 mariachis en la fiesta de despedida, cuando ofrecieron al mundo las notas melancólicas de “Las golondrinas”, cuya autoría es atribuida al soldado mexicano preso por los franceses en el sitio de Puebla, en 1863. Se llamó Narciso Serrradilla, nacido en Alvarado, Ver.
Hay muchas, muchísimas cosas más, pero el espacio es reducido en la sección deportiva. Así las cosas, hasta el martes próximo, DM.

Comentarios: miguelmoramartinez@hotmail.com