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Querido amigo,
Recorrer el barrio de Shibuya es muy atractivo y las horas pasan sin que te des cuenta de su transcurrir, pues a cada paso descubres algo diferente que llama la atención y que indiscutiblemente atrapa de una u otra forma. Así es como, en pleno cruce de Shibuya, hemos encontrado uno de los centros comerciales más populares de Tokio, un establecimiento que estábamos obligados a visitar, no porque tuviésemos intención de adquirir ropa o algún otro artículo, simplemente porque alrededor de este edificio se tejen toda una serie de historias, algunas llevadas al cine, otras al comic japonés llamado Manga, y también es citado en algunas canciones de diferentes géneros, desde la balada hasta el rock contemporáneo, no sólo japonés, sino también el inglés, e inclusive el rock en español que se genera en España, más que en América Latina.
El centro comercial “Shibuya 109” (Ichimarukyu), se encuentra en una de las esquinas del cruce de Shibuya, así es que se puede ver desde los diferentes puntos de este importante punto urbano de la capital nipona. Se trata de un centro comercial muy popular entre los jóvenes, pero especialmente entre los adolescentes, ya que aquí encuentran todo lo que ellos se pueden imaginar y desear, en una oferta de precios mucho muy amplia, pues existen objetos al alcance de todos los bolsillos desde los más económicos hasta otros muy caros.
Este centro comercial abrió sus puertas en 1979 y es creación del arquitecto Minoru Takeyama, quien lo diseñó para que fuese considerado como una “comunidad de moda”, en donde no se instalasen grandes comercios, sino una amplia variedad de establecimientos pequeños enfocados a mujeres menores de treinta años. Otra de las consideraciones del arquitecto fue que en el interior del edificio los compradores dieran vueltas y vueltas, por lo que los locales están en una espiral ascendente que se circula de izquierda a derecha, contando también con escaleras eléctricas y elevadores.
El interior es una verdadera locura por la gran cantidad de tiendas y la diversidad de artículos que allí se ofertan, y en donde cada tienda tiene una o dos promotoras al frente que a grandes voces te invitan a pasar y que veas lo que allí se oferta. Este aspecto que podrías pensar es molesto resulta simpático, y, por qué no, agradable, ya que entre grito y grito también puedes apreciar la forma de vestir de aquellas chicas.
Recorrer el barrio de Shibuya es muy atractivo y las horas pasan sin que te des cuenta de su transcurrir, pues a cada paso descubres algo diferente que llama la atención y que indiscutiblemente atrapa de una u otra forma. Así es como, en pleno cruce de Shibuya, hemos encontrado uno de los centros comerciales más populares de Tokio, un establecimiento que estábamos obligados a visitar, no porque tuviésemos intención de adquirir ropa o algún otro artículo, simplemente porque alrededor de este edificio se tejen toda una serie de historias, algunas llevadas al cine, otras al comic japonés llamado Manga, y también es citado en algunas canciones de diferentes géneros, desde la balada hasta el rock contemporáneo, no sólo japonés, sino también el inglés, e inclusive el rock en español que se genera en España, más que en América Latina.
El centro comercial “Shibuya 109” (Ichimarukyu), se encuentra en una de las esquinas del cruce de Shibuya, así es que se puede ver desde los diferentes puntos de este importante punto urbano de la capital nipona. Se trata de un centro comercial muy popular entre los jóvenes, pero especialmente entre los adolescentes, ya que aquí encuentran todo lo que ellos se pueden imaginar y desear, en una oferta de precios mucho muy amplia, pues existen objetos al alcance de todos los bolsillos desde los más económicos hasta otros muy caros.
Este centro comercial abrió sus puertas en 1979 y es creación del arquitecto Minoru Takeyama, quien lo diseñó para que fuese considerado como una “comunidad de moda”, en donde no se instalasen grandes comercios, sino una amplia variedad de establecimientos pequeños enfocados a mujeres menores de treinta años. Otra de las consideraciones del arquitecto fue que en el interior del edificio los compradores dieran vueltas y vueltas, por lo que los locales están en una espiral ascendente que se circula de izquierda a derecha, contando también con escaleras eléctricas y elevadores.
El interior es una verdadera locura por la gran cantidad de tiendas y la diversidad de artículos que allí se ofertan, y en donde cada tienda tiene una o dos promotoras al frente que a grandes voces te invitan a pasar y que veas lo que allí se oferta. Este aspecto que podrías pensar es molesto resulta simpático, y, por qué no, agradable, ya que entre grito y grito también puedes apreciar la forma de vestir de aquellas chicas.