Se ha dado ayuda a 108 personas de caravana migrante

Cinco de los centroamericanos ya han solicitado el asilo humanitario en San Luis Potosí

Se ha dado ayuda a 108 personas de caravana migrante

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Hasta ayer por la tarde, la Casa del Migrante de San Luis Potosí reportó la recepción de 108 personas integrantes de la caravana de centroamericanos, que desde hace semanas inició tránsito por territorio nacional.

Según información del refugio arquidiocesano, el sábado y domingo arribaron 89 migrantes, y en el transcurso de este lunes 19 centroamericanos, nueve comieron y siguieron su camino al norte del país.

Al complejo de asistencia humanitaria acudió personal de la delegación de Cruz Roja Mexicana, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), del Centro de Derechos Humanos “Samuel Ruiz” A.C., entre otras asociaciones civiles.

Jesús Mireles Palacios, titular de la Cuarta Visitaduría de la CEDH, comunicó que el organismo autónomo local ha documentado entre 60 y 80 casos de personas extranjeras en condición irregular.

De acuerdo con el funcionario estatal, todavía llegarán más personas procedentes sobre todo de Honduras, pues detrás del grueso de la movilización original, viajan otros centroamericanos.

El cuarto visitador adujo que aunque se tienen dichas cifras, algunos migrantes optan por no pasar por el albergue de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, y siguen su curso por otro punto de la ciudad. Mireles Palacios notificó que cinco extranjeros, guatemaltecos y hondureños que pernoctan en la Casa del Migrante, ya han solicitado asilo humanitario en San Luis Potosí.

Cambio de ruta y destino
Julio César López, hondureño oriundo del municipio de Dolores, narró que, si bien formó parte de la grana caravana, justo al llegar a Querétaro junto con otros compatriotas que lo acompañan, decidió separarse y viajar en ferrocarril hasta la capital potosina.

Recostado a las afueras del albergue cristiano, detrás de un contenedor de basura y en medio de varios camaradas, admitió que su objetivo es llegar a Monterrey, ciudad en donde tiene familiares radicando desde hace 15 años.

Narró que en su natal Dolores realizaba labores de caporal, empleo que le daba como remuneración un salario de mil 200 empiras a la semana, unos 600 pesos mexicanos, situación que lo llevó a migrar a territorio mexicano y dejar a sus seis hijos, de 14 años el mayor.