El mamut que cambió la vida de una comunidad de Sonora

El mamut que cambió la vida de una comunidad de Sonora

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 Al noroeste de Sonora se ubica Trincheras, un pueblo de no más de mil 500 habitantes cuyas calles se llenaron de una multitud de visitantes por el arribo del Mamut de Ecatepec.
Se trata del personaje principal de la muestra Mamut, el gigante de la prehistoria, la cual presenta el esqueleto completo de un mamut colombino de cuatro metros de altura y 12 mil años de antigüedad.
La muestra se compone por 132 piezas armadas y montadas por especialistas del INAH para su presentación, acompañada de contenidos que detallan su existencia en el pasado prehistórico, se informó en un comunicado.
Durante dos meses que duró su exhibición, del 28 de agosto al 4 de noviembre, la muestra fue visitada por alrededor de 28 mil personas, convirtiéndose en una de las exposiciones más importantes en la historia del INAH en ese estado y la más visitada en 2018 en Sonora.
Por su condición económica precaria y cercanía a la frontera con Estados Unidos, en distintos momentos Trincheras ha estado flagelada por la violencia, dice el antropólogo Perea González, fenómeno que además de referente económico y social, lo ha sido cultural: hace unos 10 años las expectativas de vida de niños y jóvenes eran entrar al negocio ilícito, ahora ya están pensando en ser arqueólogos o paleontólogos y preguntan dónde se estudia eso. Están aprendiendo que también se puede vivir de proteger el patrimonio.
A lo anterior se suma que durante dos meses, con la exhibición del mamut, la gente de Trincheras vendió toneladas de queso cocido, además atendió servicios de alimentos, transportación y la venta de recuerdos de la exposición que fueron elaborados por la propia población, con el derecho total de los recursos generados. "Por 65 días, la población logró convertirse en el centro cultural del estado y agregar activos a su precario ingreso", dice Perea González.
Dicho ejercicio, comenta, responde a la visión del INAH, de construir los derechos culturales de los ciudadanos sobre su patrimonio cultural, en este caso a través de una exposición que despertó interés de la población y logró su aceptación, al tiempo que cautivó la atención de una región emblemática para la arqueología del noroeste de México, y promovió actividades productivas y sociales que beneficiaron a la población.
El impulso del Centro de Visitantes está ligado a la atención a los sectores marginados y vulnerables del estado, pero no hay que olvidar que la Zona Arqueológica de Cerro de Trincheras es la más importante de una tradición cultural prehispánica que se extendió por Sonora, Chihuahua, Arizona y Nuevo México (EU), además de ser la única abierta al público en el estado, destaca el antropólogo.
Al respecto comenta que lo interesante del resultado de este ejercicio museográfico es que la gente no sólo vio el mamut, sino que ya en el sitio, se tomó las dos horas necesarias para recorrerlo completo y descubrir que también tiene eso: la población se ha reencontrado con su patrimonio arqueológico.
El director del Museo Regional de Sonora, Zenón Tiburcio Robles, explicó que como Trincheras no tiene acceso a transporte público, la gente que llega es porque quiere ir allá; tomando en cuenta lo anterior, si en dos meses hubo casi 30 mil visitantes, la dimensión es enorme. Para visitar el mamut, el público regularmente llegó al museo en vehículos particulares y a través de algunos operadores de tours, principalmente de Hermosillo, Caborca y Nogales; asimismo, se organizaron decenas de visitas escolares desde varios municipios, detalló.
"Con el resultado obtenido asumimos que en el noroeste de Sonora hay una población ávida y con mucho interés por encontrarse con su patrimonio cultural, dijeron ambos entrevistados; el Centro de Visitantes de la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras ha comenzado a generar una articulación cultural a partir de su infraestructura, que no sólo es la más grande de la región, sino con una oferta permanente de actividades, exposiciones y recorridos".
Al INAH, ahora le queda una tarea muy importante en términos de evaluar el impacto económico, social y cultural, dice Perea González; en este sentido es que se prepara un estudio de público que sirva para desarrollar un programa de exhibiciones y, conjuntamente con la Universidad de Sonora, se realizará una valoración del impacto económico en la población.