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Italia rechazó dar recompensa a quien proporcione informaciones sobre el paradero del exterrorista Cesare Battisti, quien se dio a la fuga luego de que la semana pasada Brasil autorizó su extradición, aseguró hoy el ministro del Interior, Matteo Salvini.
“No ofreceremos premios o recompensas. Dejemos eso para las películas, pero confío que el caso se pueda resolver positivamente”, dijo Salvini a los medios.
“Reitero lo que dije al presidente brasileño (Michel Temer): si es capturado estoy dispuesto a subir en el primer avión y acompañarlo personalmente (a Italia)”, añadió.
El jueves pasado La Corte Suprema de Justicia brasileña ordenó el arresto de Battisti, exiliado en el país sudamericano y condenado en Italia por cuatro asesinatos perpetrados en los años setenta, cuando militaba en el grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC).
El máximo tribunal brasileño solicitó la captura del italiano a pedido de la Fiscalía General, para evitar el riesgo de fuga.
En 2010 el entonces presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva vetó la extradición de Battisti, pero el actual mandatario electo, Jair Bolsonaro dijo desde la campaña electoral que buscaría entregarlo a la justicia de su país.
En Italia el exterrorista recibió en ausencia dos condenas a cadena perpetua por el homicidio de cuatro personas y por insurrección armada, posesión ilegal de armas, banda armada, asociación subversiva, robo y evasión.
La trayectoria criminal del exmilitante del PAC inició en la década de los 70, los llamados “años de plomo” del terrorismo extremista de derecha e izquierda.
Al principio era un delincuente de poca monta que, acusado de robo, terminó en la cárcel, donde conoció a uno de los ideólogos del PAC, quien lo acogió en esa organización subversiva.
Una vez excarcelado comenzó a participar en las acciones del grupo, como robos a bancos y supermercados y homicidios de comercianets y agentes de las fuerzas del orden.
Arrestado en 1979, fue recluido en una prisión italiana de la que escapó en 1981 para refugiarse primero en Francia y luego en México, donde residió en la localidad de Puerto Escondido e inició su carrera de escritor por presunto consejo de Pablo Ignacio Taibo II.
En 1990 regresó a Francia, pero fue detenido en 1991 aunque París negó su extradición bajo la llamada doctrina Mitterrand, que garantizaba la protección a fugitivos por motivos políticos.
En 2004 fue nuevamente arrestado en Francia por una pelea con un vecino e Italia reiteró su pedido de extradición, que fue autorizada, pero antes de que pudiera ejecutarse Battisti escapó a Brasil.
Detenido en 2007 en la playa de Copacabana, recibió en 2009 el asilo político y en 2010, en el último día de su mandato, Lula da Silva firmó la orden para evitar su extradición.
Con los cambios políticos en Brasil su situación volvió a complicarse hasta que el jueves pasado la Corte Suprema brasileña autorizó su extradición, pero ya era demasiado tarde, Battisti se dio nuevamente a la fuga y según reconocieron las autoridades locales, ahora podría haberse refugiado en Bolivia.
“No ofreceremos premios o recompensas. Dejemos eso para las películas, pero confío que el caso se pueda resolver positivamente”, dijo Salvini a los medios.
“Reitero lo que dije al presidente brasileño (Michel Temer): si es capturado estoy dispuesto a subir en el primer avión y acompañarlo personalmente (a Italia)”, añadió.
El jueves pasado La Corte Suprema de Justicia brasileña ordenó el arresto de Battisti, exiliado en el país sudamericano y condenado en Italia por cuatro asesinatos perpetrados en los años setenta, cuando militaba en el grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC).
El máximo tribunal brasileño solicitó la captura del italiano a pedido de la Fiscalía General, para evitar el riesgo de fuga.
En 2010 el entonces presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva vetó la extradición de Battisti, pero el actual mandatario electo, Jair Bolsonaro dijo desde la campaña electoral que buscaría entregarlo a la justicia de su país.
En Italia el exterrorista recibió en ausencia dos condenas a cadena perpetua por el homicidio de cuatro personas y por insurrección armada, posesión ilegal de armas, banda armada, asociación subversiva, robo y evasión.
La trayectoria criminal del exmilitante del PAC inició en la década de los 70, los llamados “años de plomo” del terrorismo extremista de derecha e izquierda.
Al principio era un delincuente de poca monta que, acusado de robo, terminó en la cárcel, donde conoció a uno de los ideólogos del PAC, quien lo acogió en esa organización subversiva.
Una vez excarcelado comenzó a participar en las acciones del grupo, como robos a bancos y supermercados y homicidios de comercianets y agentes de las fuerzas del orden.
Arrestado en 1979, fue recluido en una prisión italiana de la que escapó en 1981 para refugiarse primero en Francia y luego en México, donde residió en la localidad de Puerto Escondido e inició su carrera de escritor por presunto consejo de Pablo Ignacio Taibo II.
En 1990 regresó a Francia, pero fue detenido en 1991 aunque París negó su extradición bajo la llamada doctrina Mitterrand, que garantizaba la protección a fugitivos por motivos políticos.
En 2004 fue nuevamente arrestado en Francia por una pelea con un vecino e Italia reiteró su pedido de extradición, que fue autorizada, pero antes de que pudiera ejecutarse Battisti escapó a Brasil.
Detenido en 2007 en la playa de Copacabana, recibió en 2009 el asilo político y en 2010, en el último día de su mandato, Lula da Silva firmó la orden para evitar su extradición.
Con los cambios políticos en Brasil su situación volvió a complicarse hasta que el jueves pasado la Corte Suprema brasileña autorizó su extradición, pero ya era demasiado tarde, Battisti se dio nuevamente a la fuga y según reconocieron las autoridades locales, ahora podría haberse refugiado en Bolivia.