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HISTORIA Y SOLEMNIDAD

Por AP

Mayo 07, 2023 03:00 a.m.

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LONDRES.— La coronación del rey Carlos III representa una oportunidad para unir a la gente con la historia y el esplendor de la monarquía, pero esas tradiciones también están llenas de controversia en momentos en los que trata de demostrar que la monarquía sigue teniendo un papel en la Gran Bretaña moderna.

Estos son cinco objetos históricos con un papel prominente en la ceremonia del día de ayer:

LA SILLA DE CORONACIÓN Y LA PIEDRA DEL DESTINO

El rey Carlos III se sentó sobre más de 1.500 años de historia irlandesa, escocesa e inglesa cuando fue coronado el sábado en la Abadía de Westminster.

La corona fue colocada sobre la cabeza de Carlos, sentado en la Silla de la Coronación, bajo la cual estaba la Piedra del Destino, la losa sagrada de arenisca sobre la que se coronaba a los reyes escoceses. La silla ha formado parte de todas las coronaciones desde 1308.

La silla, de 2,05 metros (6 pies y 9 pulgadas) de altura, es de roble y originalmente estaba recubierta de hoja de oro y vidrio coloreado.

El oro hace tiempo que se desgastó y ahora la silla está llena de grafiti, entre ellas un mensaje que dice: “P. Abbott durmió en esta silla 5-6 de julio de 1800”.

LA CUCHARA DE LA CORONACIÓN

La Cuchara de la Coronación, de plata chapada en oro, es la única pieza de los objetos utilizados en la coronación que sobrevivió a la Guerra Civil Inglesa. 

Este objeto ocupa un lugar central en la parte más sagrada de la ceremonia de coronación, cuando el arzobispo de Canterbury vierte aceite sagrado de una ampolla en forma de águila en la cuchara y luego lo frota en las manos, el pecho y la cabeza del rey.

Se cree que la cuchara, de 26,7 centímetros (10,5 pulgadas), se fabricó en el siglo XII para el rey Enrique II o el rey Ricardo I.

EL DIAMANTE CULLINAN

Dos piedras talladas a partir del Diamante Cullinan -el mayor diamante en bruto jamás encontrado- ocuparon un lugar destacado en la coronación, avivando una polémica que la familia real preferiría evitar.

Para muchos en Sudáfrica, donde se encontró la piedra original en 1905, las gemas son un símbolo de la opresión colonial bajo el dominio británico y deberían ser devueltas.

Cullinan I, una enorme piedra en forma de gota de 530,2 quilates, está montada en el Cetro del Soberano con Cruz. 

En tanto, la Cullinan II, una gema en forma de cojín de 317,4 quilates, está montada en la parte frontal de la Corona Imperial del Estado que Carlos lucirá al abandonar la Abadía de Westminster.

Esa corona contiene el famoso diamante Koh-i-noor, que reclaman India, Pakistán e Irán. La gema pasó a formar parte de las Joyas de la Corona después de que el maharajá Duleep Singh, de 11 años, se viera obligado a entregarla tras la conquista del Punyab en 1849.

CORONA DE SAN EDUARDO

La actual Corona de San Eduardo se fabricó para la coronación del rey Carlos II en 1661 y se ha utilizado en todas las coronaciones desde entonces.

Es una réplica de la corona original, creada en el siglo XI y fundida tras la ejecución de Carlos I en 1649. La corona brilla con piedras como turmalinas, topacios blancos y amarillos, rubíes, amatistas, zafiros, granates, peridotos, circonitas, espinelas y aguamarinas.

EL CARRUAJE DORADO DE ESTADO

El rey Carlos III y la reina Camila regresaron al Palacio de Buckingham desde la Abadía de Westminster en el Carruaje Dorado de Estado, una reliquia de 261 años de antigüedad famoso tanto por su incómodo viaje como por su fastuosa decoración.

El carruaje se construyó en 1762 bajo el reinado de Jorge III y se ha utilizado en todas las coronaciones desde 1831.

Es de madera y está chapado con hoja de oro, desde los querubines del techo hasta los dioses griegos del mar sobre cada rueda. Lo único que no está dorado son los paneles laterales pintados con dioses y diosas romanos y, por supuesto, el interior, tapizado en satén y terciopelo.