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In-D: Tres años desde mi trinchera

Por Daniel Tristán

Mayo 03, 2023 11:44 p.m.

A

No siempre resulta sencillo lanzarse al vacío de la escritura. Inmediatamente surgen las sombras, brincan los chamucos, esos que le dicen al oído una y mil cosas  a uno para meter el freno de mano: “No vale la pena, nadie está leyendo, da igual si lo haces o lo dejas de hacer”, dicen los malditos chandengues con voz bajita pero clara y contundente.

Puede que en fondo tengan razón, puede que al final del día sea cierto lo que dicen, puede que del otro lado no haya nada más que el vacío tragándose estos mensajes. Pero también puede que se equivoquen, puede que realmente se cumpla la milenaria premisa de que a cada acción corresponde una reacción. Podría pasarme la noche entera divagando sobre el tema y dejar que la incertidumbre me corroa. O puedo dejar de lado las infames voces de los demonios, callarlas de una vez por todas y celebrar la única certeza que tengo: No aborte la misión.

Se cumplieron ya tres años desde que decidí comenzar con este proyecto. Corrían los días más densos de la pandemia del Covid-19, esos días en los que la industria del entretenimiento (entre muchas otras) colapsó. Eran tiempos en los que todos nos cuestionamos si había una esperanza al final de este camino. Nos encontrábamos peleando contra un enemigo desconocido con lo que teníamos a la mano.

En medio de la incertidumbre, encerrados, sin una vacuna y viendo cómo la vida como la conocíamos se desmoronaba fue que nuestras vidas dieron un giro por completo. No fueron pocos los músicos que, aún sin ingresos por la cancelación de eventos públicos, decidieron aprovechar el encierro. Las giras pararon, el ritmo de trabajo de la industria musical recibió un golpe bajo. Aún así, en cada rincón del mundo, los músicos decidieron sentarse en las salas de sus casas a crear nueva música mientras el mundo se caía a pedazos.

Fue por eso que decidí comenzar con este proyecto, pues no era momento de lamentarse, era momento de documentar toda la música que se estaba gestando en las cabezas de miles de artistas. Era momento de gritarle al mundo que la música no estaba muerta y que había un montón de mentes creativas trabajando en silencio.

Así nació In-D, espacio dedicado exclusivamente a la música independiente que se genera en el mundo. Espacio que encontró una puerta abierta en Pulso y que la adoptó como una trinchera desde la cual la industria musical peleaba por mantenerse con vida. Es momento de ver hacia atrás y agradecer a quiénes han permitido que este espacio se mantenga. Gracias a Alex R. Gallegos por siempre confiar en mi trabajo y por abrirme el camino tantas veces, gracias a todo el equipo de Pulso por darle la oportunidad a la música independiente de contar este microcosmos dentro de la infinidad de material informativo que se genera a cada segundo. Pero muy en especial muchas gracias a todos los artistas que siguen cargando la bandera de la música independiente, a todos aquellos por y para los que vale la pena darle continuidad a este foro. Gracias a todos los que han aportado un poco de su tiempo y su arte para plasmarla en los párrafos de esta columna.

“El león duerme”, ese fue el título que decidí ponerle a la primera entrega de In-D, hoy a tres años de distancia me da una felicidad inmensa ver que el león está despierto, más vigoroso y alerta que nunca. Hoy ha vuelto de un largo letargo y es momento de disfrutar de los frutos de la semilla que se sembró entre las sombras del encierro.

¡Que viva la música independiente!