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Presupuesto manipulado El último jalón
Las autoridades seguramente lo negarán, pero la influencia del rejuego político electoral en las políticas públicas, vía la administración del presupuesto, es una realidad.
En tiempos calderonistas, cuando el PRI recuperó la gubernatura con Fernando Toranzo Fernández, se acabó el buen trato que la administración federal otorgaba al gobierno de Marcelo de los Santos Fraga.
Las partidas presupuestales descendieron, como ocurrió en el resto de las administraciones priistas antes de la elección de 2012. El reporte de México Evalúa sobre el comportamiento de la inversión pública en años previos a elecciones, lo muestran claramente.
La estrategia falló para Felipe Calderón y el PAN. El tricolor recuperó Los Pinos y la suerte cambió para San Luis y para los gobiernos estatales del PRI, en detrimento de los panistas.
En esta ocasión, el vaivén de los presupuestos favoreció al estado. Pero el hecho demuestra que las necesidades de la ciudadanía, que se supone son las prioridades de todo presupuesto, pasan a un segundo plano, supeditado a las políticas electorales de los gobernantes en turno.
La solución a estos problemas sería blindar al presupuesto de la influencia de la agenda partidista de los gobiernos, pero en las circunstancias actuales, en las que son los diputados emanados, precisamente, de los partidos políticos, ese deseo seguramente quedará insatisfecho.
Los candidatos a todos los cargos electorales en disputa enfrentan las últimas dos semanas de campaña en condiciones adversas.
No es cosa menor el Mundial. Basta con revisar las redes sociales que en las últimas semanas tenían como temas preponderantes las campañas, los ataques y defensas de los candidatos y de sus seguidores.
Ahora, casi todo es futbol. Y no es que sea negativo. El país ya necesitaba despresurizar tanta tensión política electoral. El problema es de los candidatos, que tienen que hacer campaña ante un tema que tiene más interés para los ciudadanos.
El otro obstáculo es mucho más peligroso: la violencia que ha salpicado las campañas electorales en todo el país.
San Luis no es la excepción, y lamentablemente, la escalada ha costado vidas.
No es descartable que la oleada se intensifique, ante la incapacidad de las autoridades de todos los niveles para inhibir las agresiones.
En este panorama es en que se van a desarrollar las campañas. La última oportunidad que tienen los candidatos que van en lugares secundarios para lanzar su resto y tratar de alcanzar a los punteros.
Las autoridades seguramente lo negarán, pero la influencia del rejuego político electoral en las políticas públicas, vía la administración del presupuesto, es una realidad.
En tiempos calderonistas, cuando el PRI recuperó la gubernatura con Fernando Toranzo Fernández, se acabó el buen trato que la administración federal otorgaba al gobierno de Marcelo de los Santos Fraga.
Las partidas presupuestales descendieron, como ocurrió en el resto de las administraciones priistas antes de la elección de 2012. El reporte de México Evalúa sobre el comportamiento de la inversión pública en años previos a elecciones, lo muestran claramente.
La estrategia falló para Felipe Calderón y el PAN. El tricolor recuperó Los Pinos y la suerte cambió para San Luis y para los gobiernos estatales del PRI, en detrimento de los panistas.
En esta ocasión, el vaivén de los presupuestos favoreció al estado. Pero el hecho demuestra que las necesidades de la ciudadanía, que se supone son las prioridades de todo presupuesto, pasan a un segundo plano, supeditado a las políticas electorales de los gobernantes en turno.
La solución a estos problemas sería blindar al presupuesto de la influencia de la agenda partidista de los gobiernos, pero en las circunstancias actuales, en las que son los diputados emanados, precisamente, de los partidos políticos, ese deseo seguramente quedará insatisfecho.
Los candidatos a todos los cargos electorales en disputa enfrentan las últimas dos semanas de campaña en condiciones adversas.
No es cosa menor el Mundial. Basta con revisar las redes sociales que en las últimas semanas tenían como temas preponderantes las campañas, los ataques y defensas de los candidatos y de sus seguidores.
Ahora, casi todo es futbol. Y no es que sea negativo. El país ya necesitaba despresurizar tanta tensión política electoral. El problema es de los candidatos, que tienen que hacer campaña ante un tema que tiene más interés para los ciudadanos.
El otro obstáculo es mucho más peligroso: la violencia que ha salpicado las campañas electorales en todo el país.
San Luis no es la excepción, y lamentablemente, la escalada ha costado vidas.
No es descartable que la oleada se intensifique, ante la incapacidad de las autoridades de todos los niveles para inhibir las agresiones.
En este panorama es en que se van a desarrollar las campañas. La última oportunidad que tienen los candidatos que van en lugares secundarios para lanzar su resto y tratar de alcanzar a los punteros.