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Dolor, solidaridad y esperanza en el ‘pequeño Bajmut’ de Kiev

Por EFE

Abril 19, 2023 03:40 p.m.

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Alrededor de 6.000 desplazados del municipio más castigado del frente oriental siguen recibiendo todo tipo de servicios de sus antiguos funcionarios locales en Kiev, donde han creado un ‘pequeño Bajmut’ que les permite mantener la cohesión social mientras esperan que Ucrania expulse a los rusos de su ciudad.

“Sienten este lugar como una parte de su tierra natal”, dice a Efe en el centro del norte de Kiev en el que se atiende a estos refugiados Lyudmila Bondareva, una de las funcionarias municipales que trabaja para que los ciudadanos más vulnerables de Bajmut, entre ellos los niños, no se encuentren solos o perdidos en la capital.

Para ello cuenta con el apoyo de organizaciones como Derecho a la Protección (Right to Protection), una oenegé ucraniana dedicada a ayudar a desplazados internos que ofrece a los refugiados de Bajmut en Kiev servicios legales y ayuda humanitaria y psicológica.

Bondareva forma parte de la organización “Ya Bajmut” (Yo soy Bajmut), que opera centros como el de Kiev en otras ciudades ucranianas. 

La funcionaria aspira a que la sociedad de su ciudad natal conserve su tejido también durante su desplazamiento forzoso, para que los vecinos no pierdan el contacto con su ciudad y regresen cuando llegue el momento para limpiar los escombros y volver a levantarla.

“Pese a toda la destrucción, creemos en el futuro de nuestra ciudad; estoy convencida de que Ucrania la liberará y podremos hacer un Bajmut aún más bonito”, declara.

“TODA NUESTRA VIDA ESTÁ EN DOS MALETAS”

Irina es una mujer jubilada que se dedicaba a la agricultura en un pueblo cerca de Bajmut.

Con la llegada de las fuerzas rusas Irina y su familia tuvieron que renunciar a ir al campo y se quedaron en su apartamento del centro de Bajmut, de donde acabaron marchándose el verano pasado. Su marido tenía que operarse y no quedaban médicos en la ciudad.

El matrimonio esperaba volver pronto a Bajmut, pero la ofensiva rusa se recrudeció y decidieron establecerse en Kiev con las dos maletas que traían. 

Todas sus fotografías y efectos personales permanecen en su piso de Bajmut, que ardió recientemente en un bombardeo. “No sabemos qué queda de el”, dice Irina.

El centro de Kiev les ayuda a resolver “todos los problemas”, pero nada puede calmar el dolor de ver cómo los barrios y localidades en los que Irina pasó toda su vida son atacados con enormes bombas e intenso fuego de artillería. 

“Bajmut era una ciudad preciosa; había rosas en los parques, en las isletas, en las aceras”, dice la mujer al borde del llanto.

“TIENEN QUE ECHARLES COMO SEA”

Otra de las mujeres que acuden al centro es Alexandra Ivanova, una jubilada de Bajmut que ha visto cómo la guerra destruía su apartamento en la ciudad y su dacha en el campo. Alexandra salió de Bajmut obligada por sus hijos en agosto, cuando los rusos “empezaron a atacar casas”.

En la ciudad y los pueblos de los alrededores dejó de haber electricidad, gas y calefacción. Alexandra encontró restos de proyectiles en el patio. Pese a que no quería irse entendió que había que salir y se refugió en Kiev, donde comparte piso con su consuegra y sus dos hijas.

La mujer tiene claro que quiere volver, pero el ejército de Ucrania debe recuperar antes el control sobre la ciudad. “Tienen que echarles como sea”, afirma. Preguntada si volvería a una Bajmut rusa, Alexandra contesta que “no” con contundencia: “No son los nuestros”, dice entre lágrimas.

AYUDA A DISCAPACITADOS 

También pertenece al ‘pequeño Bajmut’ de Kiev Natalia, una mujer que se desplaza en silla de ruedas y vive con siete familiares en un apartamento de tres habitaciones de la capital. 

Natalia formaba parte en Bajmut de la asociación de discapacitados, y ha puesto en contacto con el centro a todos los integrantes de la organización que se han establecido en Kiev.

“El centro nos ofrece un apoyo muy importante aquí”, dice Natalia, que destaca también lo benéfico de mantenerse unidos con el resto de refugiados de Bajmut, que antes de la guerra tenía 70.000 habitantes, para adaptarse y desenvolverse en una ciudad de tres millones de habitantes como Kiev.