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India: arroz que combate el cambio climático está en riesgo

Por AP

Abril 27, 2023 05:34 p.m.

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KOCHI, India (AP) — En una pequeña franja de tierra en el sur de la India, el futuro de un antiguo grano que ayuda a combatir el cambio climático está en duda.

Una disputa en curso en el poblado de Chellanam, un suburbio de la bulliciosa ciudad de Kochi, que tiene al Mar Arábigo a un costado y estuarios en el otro, podría decidir el destino del cultivo del arroz de la variedad pokkali.

En muchos humedales del área, los agricultores han dedicado tradicionalmente la mitad del año al arroz pokkali y los otros seis meses a gambas. En 2022, el Departamento de Pesca del estado de Kerala emitió la orden de que los campesinos ya no tenían que dedicar parte del año al pokkali, exacerbando una tendencia para alejarse de esta variedad de arroz que ya estaba en marcha. Aunque las gambas dejan más dinero que el pokkali, el enfoque en ellas está alterando el delicado ecosistema, dificultándole el panorama a los agricultores que sí desean seguir cultivando pokkali, dicen ambientalistas.

M.M. Chandu, un campesino de 78 años con aproximadamente 0,8 hectáreas de tierra (un poco más de 2 acres), dijo que el incremento en la salinidad de la tierra a consecuencia del cultivo de gambas todo el año estaba degradando el suelo y dificultándole a él cultivar pokkali.

“Todo se arruinó” cuando se empujó a los agricultores a que se alejaran del pokkali en dirección a la piscicultura, señaló.

Cuando se cultiva pokkali, el agua salada es expulsada y los agricultores usan agua de lluvia para irrigar sus cosechas. Posteriormente los tallos del pokkali le sirven de alimento a las gambas. Ese acuerdo produce dos clases de cultivos, mantiene las barreras naturales contra el incremento en el nivel del mar y captura carbono en la tierra.

“El pokkali es la variedad de arroz más antigua en Kerala, y tiene al menos 3.000 años de antigüedad. Se encuentra también entre los cultivos más antiguos conocidos cultivados con metodologías de agricultura orgánica en el mundo”, dijo Francis Kalathunkal, del Pokkali Samrakshana Samithi, un grupo formado en 2011 para alentar a los agricultores a que cosechen pokkali.

Kalathunkal dijo que, en la década de 1990, el pokkali era cultivado en 485 hectáreas (1,200 acres) en Chellanam, en comparación con sólo 2 a 4 hectáreas (5 a 10 acres) en la actualidad. En todo Kerala ocurre algo similar: hace dos décadas el pokkali se cultivaba en más de 25 mil hectáreas (aproximadamente 61,800 acres) en los distritos de Ernakulam, Alappuzha y Thrissur, en comparación con aproximadamente 1,000 hectáreas (aproximadamente 2,500 acres) hoy en día, según Shan AC, presidente del Banco de Cooperativa de Servicios Palliyakkal, que trabaja con agricultores de pokkali en la producción, adquisición y distribución de los granos.

El pokkali también está siendo cultivado en forma experimental en la región de los Sundarbands del estado de Bengala Occidental, después de que amplias extensiones de arrozales quedaron llenas de agua salobre durante el paso de un enorme ciclón en mayo de 2021. Una versión de pokkali de grano largo es cultivada a lo largo del cinturón costero del suroccidente de Sri Lanka.

El arroz es un alimento básico en el sur y el este de la India, y requiere gran cantidad de agua. Se necesitan aproximadamente 3.35 metros cúbicos (118 pies cúbicos) de agua para cultivar 1 kilo (2,2 libras) de arroz, según la Comisión de Costos y Precios Agrícolas de la India. En contraste, el pokkali no requiere agua del subsuelo para su irrigación, ya que se cultiva en humedales de tierras bajas que están inundados con agua de lluvia.

En comparación con el arroz blanco, el pokkali, rico en antioxidantes, requiere más tiempo de cocción. Tiene un sabor y textura más pronunciados, por lo que a muchas personas no les agrada la primera vez que lo prueban, pero con el paso del tiempo ya les gusta. Algunas variedades tienen granos gruesos o largos, y los colores varían desde el café oscuro al blanco.

Para hacer que el pokkali sea atractivo —tanto para los consumidores como para los agricultores— la Estación de Investigación sobre el Arroz en la Universidad Agrícola de Kerala está trabajando en desarrollar nuevas especies. Hasta ahora han presentado 11 variedades de alto rendimento.

Sin embargo, el sólo desarrollar nuevas opciones de pokkali no solucionará los problemas de mayor envergadura, dijo el doctor A.K. Sreelatha, director de la Estación de Investigación sobre el Arroz.

“El mayor problema es la carencia de trabajadores calificados”, dijo Sreelatha. “La tierra es tan suave que los diversos prototipos de máquinas desarrollados (para cosecharlo) fracasaron”.

Mahesh S, director adjunto del Departamento de Pesca de Kerala, indicó que una ley de 2010 le permite al departamento emitir licencias para la acuacultura en tierra que ha sido dejada en barbecho. Si un agricultor dice que la tierra no está siendo utilizada para el cultivo de arrozales, “haremos una visita de campo y, si hallamos que la afirmación es cierta, emitiremos una licencia”, señaló.

Como el cultivo flota en el agua, no es posible utilizar cortadoras mecanizadas de arrozales. En lugar de ello, el pokkali requiere trabajadores —en la actualidad mujeres, en su mayor parte— que permanecen de pie en el agua y cortan manualmente los tallos maduros, los agrupan y los llevan al terraplén.

Chathamma, otro suburbio de Kochi, está rodeado de un lago de agua salada, algo ideal para el cultivo de pokkali y de gambas. Sin embargo, Nandakumar VM se ve obligado a dejar en barbecho 20 hectáreas (50 acres) de su propiedad de 28 hectáreas (70 acres) durante la temporada de arrozales, ya que no pudo hallar suficiente personal para que lo ayudara a cosechar.

“Es realmente difícil hacer que la gente venga y trabaje hoy en día”, señaló. “No quieren permanecer de pie en agua que les llega a las rodillas —en ocasiones hasta el pecho— para cultivar los tallos”.

La falta de un mercado es un obstáculo más para ganar dinero con el pokkali. “Este arroz sólo se conoce en esta región. Si vas al norte de Kerala o a sus colinas, la gente desconoce los beneficios del pokkali”, dijo Sreelatha.

Al binomio formado por un padre y su hijo, Joseph y Tom PV, propietarios de 2,8 hectáreas (7 acres) en Chathamma, les va mejor, gracias a las labores de mercadotecnia de Tom.

Cuando no pudo convencer a su padre de que cultivara gambas todo el año, Tom llegó a un acuerdo con él: “Cultiva pokkali, pero déjame la mercadotecnia a mí”.

Los trucos que el ingeniero en software ha desarrollado —añadir valor al vender el arroz ya terminado y no sólo el producto del arrozal en bruto, el ponerle una marca y ofrecerlo en internet— están generando más dinero.

Hace tres años, la familia ganaba entre 60 y 80 rupias (75 centavos a 1 dólar) por kilo. Ahora, gracias que el arroz se procesa y se le asigna una marca, están ganando entre 120 y 150 rupias (entre 1.46 y 1.83 dólares).

Impresionados, otros agricultores de Chathamma han tratado de seguir los pasos del padre y su hijo, pero Tom se muestra escéptico frente a sus intentos.

“Ninguno de ellos sabe cómo hacer dinero”, señaló.

Expertos ambientalistas dicen que si el modelo de Chellanam —enfocarse en producir sólo gambas— resulta ser el predominante, podría resultar insostenible para Kerala, del que 13% está compuesto por humedales costeros.

Usha S, fundadora del Centro Thanal de Agroecología, que efectúa investigación y entrenamiento sobre agricultura sostenible, dijo que manejar la tierra de esa forma en Chellanam ya está teniendo un impacto. El suelo se ha tornado más ácido, lo cual dificulta cultivar pokkali, y las fuentes de agua potable se han vuelto más salobres.

“Esto ha derivado en que los campos se dejen en barbecho”, indicó, y señaló que en esas tierras los agricultores no se molestan en fortalecer los taludes para contener las mareas, lo que a su vez deriva en que haya más sal.

En un trabajo de posgrado en la Universidad Agrícola de Kerala, Anju Sajan estudió tres tipos de uso de la tierra: la combinación de cultivo de pokkali y gambas, la de sólo pokkali y la de solamente gambas. Ella concluyó que la combinación de pokkali y gambas produce tierra más apta para almacenar carbono, algo que combate el cambio climático.

Para la matriarca Baby Joseph Kalathungal, de 99 años, que ha estado cultivando pokkali desde que tenía 17 años, los datos científicos detrás del declive del pokkali no tienen mucho sentido.

Todo lo que ella sabe es que su majestuosa vivienda en Chellanam, que resistió la prueba del tiempo durante casi un siglo, se está corroyendo y su granero está vacío. Aunque la hectárea (2,5 acres) de su familia ya no produce cosechas viables, aún cultivan pokkali porque forman parte de un movimiento de resistencia colectivo de agricultores en contra del cultivo de peces todo el año.

“He visto de todo, pero incluso para mí, lo que está ocurriendo ahora es un poco excesivo para digerirlo”, manifestó.