Rígidos controles israelíes ponen bajo asedio a Jericó, denuncian palestinos

JERUSALÉN (EFE).- Casi dos semanas de estrictos controles militares israelíes han aumentado la sensación de cerco, limitado el movimiento y causado daños económicos a la ciudad de Jericó, en el centro de Cisjordania ocupada, uno de los lugares más tranquilos de la zona donde este año se extiende la violencia del conflicto palestino-israelí.

Las fuerzas israelíes imponen rígidos controles de vigilancia en accesos y salidas a la ciudad, en lo que palestinos consideran un tipo de "asedio" vigente desde finales del mes sagrado de Ramadán.

Esto genera largas colas de tráfico, obstaculiza la rutina de los que entran y salen para trabajar y ya provocó graves daños al turismo, importante sector económico de la urbe, un núcleo de atracción para turistas locales y extranjeros.

"Las fuerzas de ocupación (Israel) siguen erigiendo puestos de control, deteniendo coches y camiones, verificando la identidad de los pasajeros e impidiendo la salida y movimiento de ciudadanos y mercancías", según la agencia de noticias palestina Wafa. 

Ante ello, "por las estrictas medidas militares impuestas" desde Febrero -cuando la violencia aumentó mucho en la zona-, el sector turístico de la ciudad registra pérdidas económicas de más de 221 millones de shékels israelíes (63 millones de euros), añade Wafa. 

Esto derivó en una llegada menor de turistas y la cancelación de reservas, lo que se tradujo en el cierre temporal de 15 hoteles y 2.400 villas turísticas, además de la clausura de restaurantes y sitios turísticos y de ocio, declaró al mismo medio Tayser Hamida, jefe de la Cámara de Comercio e Industria de Jericó.

Remarcó que otro sector afectado es el agropecuario, con pérdidas equivalentes a entre unos 13 y 18 millones de euros, en gran parte "por privar a los agricultores del acceso a sus tierras agrícolas", abundantes en el área, donde prevalecen cultivos de huerta, palmeras de dátiles y zonas de pasto donde pastores llevan sus rebaños. 

"La situación reciente en Jericó es extremadamente difícil, sobre todo porque es una ciudad turística" y "económicamente los negocios y pequeños comercios sufren mucho", remarca a EFE Hamoudi Erekat, palestino que vive entre esta ciudad y Ramala. 

Tras ser parado varias veces en controles israelíes, Erekat dice que los soldados no son expeditivos en agilizar el ritmo del tráfico de vehículos, y asegura que lo ralentizan "para imponer una realidad de opresión, apartheid y superioridad sobre los palestinos". 

El Ejército israelí declaró a EFE que "decidió reforzar los controles de seguridad que rodean Jericó" tras "una evaluación de seguridad", y destaca que busca "proteger al Estado de Israel mientras limita el daño a la actividad civil de rutina", para "hacer que los controles sean los más eficientes posibles". 

Desde inicios de 2023, Jericó -considerada la ciudad habitada de forma permanente más antigua del mundo y de reminiscencias bíblicas- era un extraño entorno de tranquilidad en Cisjordania, donde el conflicto armado con Israel era más bien secundario pese a la larga existencia de la ocupación y las colonias israelíes que la rodean.

Esto cambió a inicios de 2023, cuando los ataques cometidos por palestinos contra asentamientos e israelíes en la zona aumentaron. 

El gran foco de tensión ha sido el campo de refugiados de Aqabat Jaber, en uno de los accesos de Jericó, donde se han intensificado las incursiones militares israelíes, que a menudo derivan en violencia y han dejado en lo que va de año nueve muertos por fuego israelí, entre ellos cinco miembros de un grupo armado vinculado a Hamás y tres menores.

Ayer también hubo enfrentamientos entre residentes del campo de refugiados de Ein al Sultán -en otro punto de Jericó- y fuerzas israelíes, causando heridas en las extremidades inferiores a dos jóvenes palestinos que fueron evacuados al hospital, según Wafa. 

Hoy, otro joven del campo de Aqabat Jaber fue arrestado en un control militar en la entrada norte de la ciudad.