Andrés Manuel ¿Inalcanzable?

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El periódico Reforma publicó ayer los resultados de una encuesta que sin duda ameritan ser analizados y comentados.

De entrada, sus indicadores principales, como el de intención de voto, no difieren sustancialmente de los ofrecidos por otros trabajos similares sino que los confirman; aportan datos sobre otras elecciones como la de diputados federales, y consiguen respuestas muy reveladoras a un par de preguntas astutas.

Este estudio demoscópico, relacionado con varios otros también serios y recientes como los agregados en el modelo encuesta de encuestas que maneja Oraculus.mx, confirman algunas opiniones calificadas externadas recientemente:

“Tenemos mucha más rabia que susto”, respondió la politóloga del Colegio de México Soledad Loaeza, a una pregunta del diario español El País, el pasado domingo. “Lo que viene es un tsunami”, comentó el ex presidente del IFE Luis Carlos Ugalde en un programa televisivo de la semana pasada, al presentar los resultados de sus mediciones electorales en los estados.

Según la encuesta de Reforma (1,200 entrevistas en vivienda en todo el país, levantadas del 12 al 15 de abril), a la pregunta “Si hoy fuera la elección para Presidente ¿por quién votaría?”, el 48 por ciento respondió por Andrés Manuel López Obrador; el 26% por Ricardo Anaya, el 18% por José Antonio Meade, el 5% por Margarita Zavala, y el 3% por Jaime Rodríguez El Bronco. En relación con la encuesta similar del mismo periódico levantada en febrero, AMLO subió 6 puntos; RA bajó igual 6 puntos; JAM permaneció estático, igual que MZ.

Al hacer “Careos”, se mantiene la coherencia. “Si los únicos candidatos fueran (…) ¿por quién votaría usted?”: AMLO 51% frente a RA 31%; AMLO 57% frente a JAM 22%; RA 42% frente a JAM 22%.

Una novedad muy interesante es que a diferencia de las dos elecciones anteriores en las que ha participado, en ésta López Obrador es el candidato con menos opiniones negativas, incluso mejor que Margarita Zavala. El 23 por ciento de los encuestados tienen una opinión mala/muy mala de Andrés Manuel; el 39% opinan así de Meade, el 31% de Anaya, el 27% de Margarita y el 31% de El Bronco.

A la interrogante “¿Aprueba o desaprueba la forma como Enrique Peña Nieto está haciendo su trabajo?” el 75 por ciento contestó que no y sólo el 21 por ciento que sí.

“Yo diría que es el acta de defunción del PRI. Lo pongo en términos dramáticos porque quiero ilustrar la catástrofe que ha supuesto para el PRI este último gobierno. No sé por qué en lugar de volver y tratar de recuperar parte del prestigio perdido hicieron todo lo contrario”, respondió Loaeza a la pregunta “¿Qué balance hace en términos políticos de este sexenio?”.

“La cuestión es sencilla: este Presidente nunca entendió que ya no había tolerancia para la corrupción” (cito de memoria), opinó el historiador y politólogo Enrique Krauze en una entrevista televisiva la noche del martes pasado en Foro TV.

Hay en el largo cuestionario de la encuesta una pregunta encaminada a pulsar el talante del electorado: “De las siguientes palabras, ¿cuál refleja mejor su estado de ánimo en relación a cómo se vive en el país?” Esperanza, 40 por ciento; Enojo, 32, y Miedo, 25. Con esta especie de elemental radiografía psicológica de los mexicanos y mexicanas con credencial para votar, resulta difícil pensar que una campaña, por más intensa que sea, para infundir miedo, venza en unas cuantas semanas a los sentimientos dominantes de esperanza y enojo.

Finalmente, hay que destacar que la casi totalidad de los resultados de encuestas nacionales que se han ido conociendo en las últimas semanas se refieren básicamente a la intención de voto y demás valoraciones relativas a la contienda por la Presidencia de la República. Si acaso las de Massive Caller miden también las preferencias electorales en el rubro de candidatos al Senado de la República, pero no hay disponibles al público en general los de aquellas que se enfocan a la elección de diputados federales.

El trabajo de Reforma publicado ayer incluye la pregunta “Si hoy hubiera elecciones para Diputado Federal ¿por cual partido votaría usted? Estas fueron las respuestas: MORENA, 37 por ciento; PAN, 21%; PRI, 17%; MC, 6%; PT, 5%; PRD, 4%; PVEM, 4%; Independientes, 4%; PES, 1% y PANAL, 1%.

Habida cuenta de que los nueve partidos con registro nacional van en estas elecciones agrupados en tres coaliciones totales, la perspectiva sería del 43 por ciento para la alianza MORENA-PT-PES; 31 por ciento para PAN-PRD-MC, y 22 por ciento para PRI-PVEM-PANAL.

Es a esta expectativa a la que se refiere principalmente Luis Carlos Ugalde cuando habla de que “lo que viene es un tsunami”. Su consultoría Integralia es la que más atención a puesto a las elecciones en las entidades federativas, con el argumento válido de que sus indicadores refuerzan los de las mediciones de alcance. De él es el dato de que de las nueve gubernaturas en juego (incluyendo la llamada jefatura de gobierno de la Ciudad de México), el PRI va en tercer lugar en siete.

Si al final del día las encuestas más actualizadas y su referente Oraculus que las califica, discrimina, mide, agrupa y promedia, y los análisis de Integralia, resultan pronósticos acertados, de las siete diputaciones federales en juego en San Luis Potosí, el PRI podría ganar dos, en el mejor de los casos. Actualmente tiene 3 por sí mismo y uno más en alianza con el Verde.

Y para coronar con oro y piedras preciosas la gestión política del priísmo potosino con Juan Manuel Carreras López a la cabeza, el eventual único diputado federal de mayoría relativa del tricolor sería Oscar El Cochiloco Bautista, pillo descarado donde los haya. Aunque tampoco la tiene segura. A veces hay justicia divina.

INMEJORABLEMENTE DICHO

Revisábamos la encuesta de Reforma y fue inevitable recordar un artículo de opinión publicado el domingo anterior, en el mismo diario, por el agudo analista y presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), Luis Rubio, que creemos explica mucho de lo que está pasando en estos momentos preelectorales y lo dota de un contexto inteligente y reflexivo. Reproducimos las partes que nos parecen más ad hoc:

“Esta elección es cada día más clara: se disputan dos mundos, dos perspectivas sobre la vida y el papel del gobierno en el desarrollo y en la vida cotidiana. Se confronta la arrogancia frente a la redención; una gran parte de la ciudadanía simplemente está harta del statu quo: la inseguridad, la arrogancia gubernamental, la corrupción, las promesas incumplidas y el choque entre el discurso político (de todos los partidos y candidatos) y la dura realidad cotidiana…

“El éxito de Andrés Manuel López Obrador en las encuestas se debe a que ofrece algo radicalmente distinto: regresar a una vida tranquila donde no hay más promesa que la de la redención. Como con el caso de Trump, ha logrado penetrar el subconsciente de la ciudadanía porque no opera en el mundo real sino en el del hastío que legítimamente caracteriza a buena parte de la ciudadanía. Cuando quienes pretendemos estar en el siglo XXI lo vemos no responder a las preguntas, evadir los asuntos relevantes o prometer cosas absurdas, nos congratulamos de que vive en otro mundo y que nadie en su sano juicio votaría por él. Pero los números al día de hoy dicen otra cosa: su discurso mesiánico tiene un efecto redentor y ahí yace la razón de su éxito.

“Andrés Manuel López Obrador tiene una visión grandiosa de sí mismo y de su capacidad para, por su mera presencia, transformar la realidad. En condiciones normales -es decir, en un contexto de paz social, progreso económico y un razonable optimismo sobre el futuro- su mensaje y presencia pública no tendrían posibilidad alguna de prosperar: todo mundo vería lo absurdo de su propuesta y, particularmente, su falta de realidad. Pero, como con Trump, una porción significativa de la población lo ve como un medio, un instrumento, para mentársela a quienes llevan décadas prometiendo soluciones sin resolver nada.

“La oferta de López Obrador choca con la realidad objetiva, pero eso a nadie le importa porque el hastío y el hartazgo, además del enorme enojo que pulula la sociedad mexicana, son tan vastos que cualquier cosa les parece mejor a muchos votantes de a pie. Quien quiera ver los números reconocerá enormes avances en calidad de vida, longevidad, salud, consumo y otros muchos indicadores objetivos, pero ninguno de esos es relevante cuando el electorado se siente ofendido por la arrogancia gubernamental, no nueva pero incomparablemente superior en este sexenio respecto al pasado. Gobiernos anteriores al menos entendían que el mexicano estaba ansioso de una mejoría y dedicaban su discurso a atenuar sus molestias; el actual está tan seguro de sí mismo que no tiene ni siquiera la capacidad, ya no digo humildad, para entender que su actitud es la principal fuente del problema”.

COMPRIMIDOS

  • ¿Qué pensará Ricardo Anaya del ya célebre discurso de su tocayo Gallardo Cardona en Estación Ventura? ¿Qué sentimientos le provocará el “yo les pido su voto del Senado para abajo; si a presidente de la República quieren votar por otro, no me importa”? ¿Habrá consecuencias? ¿Es porque hay compromiso por otro lado? ¿Cómo se le llama a eso?


 

  • Hace ya días que ando con la sospecha muy arraigada de que Juan Manuel Carreras López, en su advocación de jefe real del priísmo potosino, reza fervientemente todas las noches pidiendo al Altísimo que la madriza al PRI sea generalizada y severa en toda la República, para que así no se note mucho el desmadrito que armó aquí. Digo.


 

  • No recordamos, en los muchos años que llevamos en este oficio, una resolución judicial que cosechara tanto y tan marcado repudio como la del TEPJF que le devolvió la candidatura independiente a El Bronco. Una breve aproximación al texto del fallo produce vómito.


 

  • Ojalá que las muy altas expectativas que se han puesto en el primer debate entre candidatos presidenciales, a celebrarse el próximo domingo, no resulten defraudadas. Es cierto que el INE flexibilizó un poco el espantoso formato tradicional, pero no alcanza para mucho.


 

  • A propósito de, son varios los expertos que coinciden en que lo más probable es que la ofensiva mayor se dé contra Ricardo Anaya y no contra López Obrador. ¿Por qué?, porque a José Antonio Meade le urge alcanzarlo para entrar en terreno competitivo; porque a Margarita Zavala le conviene que se desplome no tanto por lo que ella pueda subir en las encuestas sino para quedar en posibilidad de heredar lo que quede del PAN el 2 de julio, y finalmente porque a López Obrador no le viene nada mal seguir ampliando su ventaja sobre Anaya y sobre el propio Meade.


Hasta el próximo jueves.