Candidatos (in)corruptos

En tiempos de enojo, de temor y de dudas, extrañamos cada día más a hombres y mujeres que nos puedan mostrar integridad y honestidad,… a individuos que se hayan mantenido razonablemente limpios o, digamos, no podridos. Para esto, oigan, parecería que hay que estar vivo o personificar un milagro después de la sepultura.
“Corrupción” es una palabra de la que se ha abusado, y además representa demasiadas cosas. Tal vez se requieran años para desenredarla, si bien podemos resumir aquí unos puntos de interés que actualizan un poco mi ya vieja inquietud por el tema.
1. Se suele referir a categorías como cohecho, soborno, extorsión, chantaje, despojo, abuso, desfalco, fraude, malversación, desviación de recursos, estafa, colusión, irregularidad, tráfico de influencias, uso ilegal de información,… y a tipologías de alcances más genéricos o específicos que tienden a sacrificar parte de su trascendencia.
2. También se consideran casos de uso particular de recursos públicos, moches o mordidas, hurtos simples, acoso laboral o ineptitud para el cargo. Y en México todo ello se ve como parte de los usos y costumbres del sector público (incluidas sus interacciones con empresas y ciudadanos), ya sea que se trate de una subcultura tolerable o de una desviación inmoral a perseguir.
3. Para unos es algo normal o aceptable e incluso justificable. Para otros, la corrupción es una aberración inadmisible y destructiva. Esto va desde “ser más vivo que los demás” (outsmart people), hasta representar graves crímenes que pueden paralizar y hundir un país.
4. Bueno, enfrentar la corrupción es más difícil de lo que supone cualquiera de los candidatos, y aquí la eficacia exige no tener tantos compromisos con el pasado (Meade) ni obsesiones moralistas y oportunistas (los demás). La clave es convencerse para convencer y eludir efectos contraproducentes.
5. Es Anaya quien tiene menos antecedentes en el sector público y así ha sido cuestionado en cuanto al origen de su fortuna, de tal modo que se percibe una reacción a su doble moral al haber descalificado al priismo por corrupto… y, la verdad, nadie sería 100% puro. Acaso él confirmaría su inclinación a ciertas conductas en un futuro de mayor poder.
6. Meade es un profesional con una carrera que a altos niveles se volvió política en sus implicaciones, o incluso partidista en su desenlace actual. Tras haber vivido de su sueldo, se le han objetado omisiones ante actos de otros. Sus funciones, sin embargo, nunca fueron policiacas y ojo: no sería hoy candidato si hubiera denunciado a sus superiores o antecesores.
7. Amlo sólo ha sido político (partidista), no realmente administrador o funcionario en el poder Ejecutivo o Legislativo a nivel federal. Ha mostrado austeridad pero nunca transparencia más allá del discurso o la simulación, y en forma similar a Anaya se le observa falta de autoridad moral para atacar a los demás (en su caso porque ni siquiera muestra cuentas personales, fiscales o de patrimonio).
8. No he sabido de acusaciones graves en contra de Margarita Zavala, salvo las que la asocian al expresidente Calderón, pero en general los pretendientes fuera de los partidos trataron de defraudar con engaños y apoyos ilegítimos, lo que podría descartarlos (la indígena Marichuy, que no estará en la boleta, tuvo el porcentaje más alto de firmas válidas).
9. Todos habrán sido tachados de corruptos una y otra vez: Meade menos que el PRI y sus gobiernos; Amlo en menor medida que sus colaboradores, y Anaya menos en lo público que en lo privado. Doña Margarita, digamos, aún no existe por aquí ni en otros temas.
10. Miren, aunque los 4 candidatos nos parezcan corruptos (al menos de pensamiento, de mañas, de oportunismo o de complicidades), ninguno lo ha sido en extremos de criminalidad o peligrosidad. Me inclino por avalar esto, pues nadie entre todos ellos es un delincuente.
11. Al igual que cada uno de ustedes, amables lectores, lectoras, ellos no son perfectos. Pero, creo yo, podrían ser suficientemente honestos para encabezar el Gobierno Federal… si acaso, tendrían que ser menos ingenuos y más astutos en estos temas cruciales.
En fin, será más útil conocer propuestas concretas de los candidatos en diversos temas que incluyan la corrupción e impunidad, en lugar de que se dediquen a descalificarse entre ellos a partir de presuntas prácticas ilícitas que podrían o no venir al caso. Hemos sabido de hechos inaceptables, pero el ganador no deberá permitir excesos como los de estos últimos 3 sexenios.
Aunque la corrupción nunca desaparecerá, sí se puede atajar su desbordamiento para abatirla en forma sustancial. Esto no soluciona otros graves problemas de nuestro país, pero sin ello es imposible elevar la inversión y el crecimiento, reducir la pobreza y la desigualdad, restituir el estado de Derecho, y controlar la violencia e inseguridad.
Fíjense, en suma, el pasado será una guía pero va a interesar menos que el futuro, pues con todo el nuevo presidente tendrá que ser capaz de abatir la corrupción e impunidad. Lo peor aquí es que el popular puntero también trae las ideas más locas, absurdas y peligrosas.
* SAN LUIS POTOSÍ CONFIRMA su terca mediocridad, si bien ésta se podrá volver una añorada gloria ante deterioros que vemos hoy en hechos e indicadores de inseguridad, corrupción e impunidad. Siempre habrá avances y buenas noticias, pero en el país dominan las tendencias negativas que acá se dan ahora en un mayor grado, porque estábamos menos mal que otros estados.
De medianía, o término medio, se habla cuando algo está entre lo bueno o excelente y lo malo o pésimo. Claro, si caemos en peores profundidades, la mediocridad perdida ya no se verá tan mal. Estoy convencido de que el Gobernador Constitucional debe escuchar aún más a personas como Enrique Galindo, Lupillo González, Gustavo Barrera, Ángel Castillo, Juan José Rodríguez y otros.
No faltaría quien pretenda descalificar a cada uno de ellos por corrupto, inepto, resentido, alcohólico o vendido, pero ¡varios consejos explícitos e implícitos de esos individuos serían muy valiosos para JMCL en algunos temas de degradación!
Igual tiene que considerar lo planteado por diversas instituciones: La OCDE y organismos o referentes como el Instituto Mexicano para la Competitividad, México Cómo Vamos, Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad o el Índice Global de Impunidad 2017 de la UDLAP.

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