Cultura y otros pentjáuses

Una semana sin agua ha transcurrido ya en esta ciudad que está a punto de celebrar a su santo patrono, a quien por más que nos encomendamos nomás parece no oírnos. Calles abiertas.

Cada vez más muertos en puentes y calles de una ciudad a la que algunos de sus habitantes solían referirse como “pueblo quieto”. Igual en la huasteca que en el altiplano. A nivel internacional Trump hace y deshace mientras cada vez más estadunidenses toman distancia.

En México todo es expectativa, augurios, algunos indultos, ciertas dudas y muchas esperanzas.

Hablemos de arte, que también es necesario.
El arte es, suele ser individual, acaso colectivo entre un pequeño grupo de individuos.

El arte como la educación y la cultura vive en la azotea, en el penthaus, como parte de la superestructura social. Se niega en muchas ocasiones su “utilidad” social, y sin embargo es del arte y de las actividades culturales de donde surge una sensibilidad nueva, una liberación que en mucho se parece a un ideal de democracia.

Si no en su obra, como ciudadano el artista, el intelectual, debe participar y no conformarse con obtener subvenciones o ir a votar el día de las elecciones. Y debe oír, pues hay quienes en su lucha por la tolerancia caen en lo contrario.

La democracia exige disposición a dialogar, a participar en un mandato compartido. Los anuncios de la administración que aún no inicia, lo que se va a hacer y lo que se va a consultar o no, son de comentarse.

El vivir democrático, asevera Humberto Maturana, es una obra de arte, que no tiene qué ver con la eficiencia o la perfección, sino con “el deseo de una convivencia en la fraternidad”.

Es una cosmovisión que se basa en los principios de secularidad (todo orden social es construido y debe aprenderse), de incertidumbre (se crea la democracia a partir de lo que somos y no somos), ético (está orientado a, y es perfectible) y de complejidad (el conflicto, la diversidad y la diferencia son constitutivos de la convivencia democrática) (Torres et al., 2013). Norbert Bilbeny añade que la educación democrática “enseña a escuchar. Oír es difícil en nuestra sociedad del ruido. Escuchar lo es más todavía”.

En la ENEC (Estrategia Nacional de Educación Cívica para el Desarrollo de la Cultura Política Democrática en México 2011-2015), el INE (entonces IFE) reconoce que son necesarias
a) La participación de ciudadanos y autoridades en la gestión de asuntos públicos y la solución de conflictos sociales por la vía del diálogo, la deliberación, la negociación y la construcción de acuerdos públicos; y
b) Una interacción social basada en hábitos políticos o virtudes democráticas como son: el dominio de sí mismo, el respeto a los demás, la reciprocidad, la disposición a cooperar, la tolerancia, la civilidad, la razonabilidad, la cultura de la legalidad, la prudencia política y el discernimiento político.

En cultura, como en todo, apenas vamos empezando. Y debemos hablar de cultura, no de bellas artes. Y, como en todo, ha habido compadrazgos y privilegios. Eso de que alguien es “muy culto” ya no debería ser la razón de un nombramiento, sobre todo en materia cultural.

La democracia es, debe serlo, una forma de vida y a muchos les va a costar trabajo. Viene bien aquí una cita de Estanislao Zuleta: la democracia exige igualdad: “a un inferior se le intimida, se le ordena, se le impone; a un superior se le suplica, se le seduce o se le obedece. La demostración es una lección práctica de tratar a los hombres como nuestros iguales”.

No se puede ser subjetivo con los recursos públicos. Ni en cultura y artes, ni en deporte o en lo que sea. Hay aspectos de todo tipo que hay que tener en cuenta, económicos, políticos, educativos. En cultura, por ejemplo, no pueden basarse solo en criterios como número de asistentes o población beneficiada. Las miras deben ser a largo plazo, que en unos años se tenga una población sensible a todas o a numerosas formas de arte, de goce estético, de posibilidades imaginativas.

Mucho se critica a la televisión, por su programación falta de contenidos serios o educativos. Lo mismo se hace a eventos o festivales, que no suelen tener continuidad, ni se preocupan por crear públicos críticos a la vez que disfrutan. Se ha pedido acabar con ellos, cuando lo necesario es crear ofertas, democratizar espacios para que todos podamos optar por diferentes actividades, diferentes noches. Para ello unos debemos hablar, los otros escuchar. Y consensuar.

La ciudadanía “requiere de una organización social asentada en una determinada cultura formada por aquellas creencias, normas y procedimientos que el sujeto debe subjetivar como atributos incorporados a su pensamiento, a sus valores y a su comportamiento. Se trata de una nueva realidad que impone y propone un modelo de vida y un modelo educativo para encauzar el desarrollo de las redes sociales entre los seres humanos” (Gimeno Sacristán, 2001).

Sabina Berman lo dijo bien: solo 10 por ciento de la población tiene acceso a la oferta artística real. Y que no basta la intención para cambiar todo lo que está mal en materia de cultura, hay que tener voluntad, y aguantar la resistencia de quienes se han visto beneficiados sin merecerlo.

San Luis Rey es patrono de todo el estado, y parece que la fiesta se concentra en la capital, más bien, en la Fenapo. ¿Qué hay de eventos culturales allí, qué hay de diferente a otros años?

Ojalá tengamos memoria de nuestros orígenes e historia, y construyamos algo entre todos. Ojalá.

Por lo pronto, feliz día de nuestro santo.

Posdata 1: Pronto se publicarán un libros colectivo del taller de Iniciación a la Escritura del Centro de las Artes, en el que reiniciamos labores el 22 de septiembre. Y ya pronto estarán en preventa un calendario 2019 con obra de reconocidos artistas plásticos y una plaquette sobre la fundación de San Luis Potosí.

Posdata 2: Desde la última semana de agosto abriré dos grupos de tallereo y discusión literaria en la hoy sin agua colonia Himno Nacional, uno los martes y otro los jueves. Ambos de 5 pm a 8 pm. Informes por correo.

Web: http://alexandroroque.blogspot.mx / Twitter: @corazontodito