De ida y vuelta

Iba el veterano mártir, aún medio victimizado por lo que califica como agravios de quienes no coinciden con él aunque “ha cambiado”… maltratos de todos aquellos que no lo entienden o incluso encarnan el mal que busca destruir al redentor: el inmarcesible mesías cuya llegada habría de solucionar los graves problemas de nuestro país.
Iba, decía yo, brincoteando y pateando una lata con viento a favor en la transformación de su viejo sectarismo a un flamante pragmatismo: mucho más abierto, flexible y redituable. Pero alguien le leyó un análisis… y, oigan, que se enoja y enseña el cobre bajo los nuevos barnices de tolerancia.
La supuesta crítica vendría a ser que, tras haber sido tan sectario e intolerante, se estaba volviendo práctico y “oportunista”.
Miren, en política, esto último podría ser inclusive un elogio a la inteligencia y el pragmatismo, aunque don Amlo no entendió bien y perdió la cabeza al acusar a Jesús Silva Herzog y Enrique Krauze de conservadores disfrazados de liberales, aparte de corrompidos por la mafia en el poder. Ellos ni siquiera se ofendieron pues, al parecer, lo vieron con cierta ternura.
Me queda claro que Amlo no es liberal ni progresista. Y más que conservador, resulta un tanto retrógrado o reaccionario (al menos en economía, créanme), ya que busca regresar a la intervención del Estado en la economía y la sustitución de importaciones. En Educación, ojo, tampoco se ve nada bien, y en general trae ideas de aquella “izquierda” que a la larga serían desfavorables para los pobres.
Fíjense, este escribano se iba convenciendo de que el puntero en las encuestas había aprendido y madurado, pero ahora quisiera que las alternativas fueran el Frente (con Anaya) y la mejor opción (Meade, dicho por Anaya) aun con un partido que ya ha producido demasiados gobernantes ineptos y corruptos, si pudiera deslindarse de ellos. Muchos van de ida, y yo vengo de vuelta… casi solo.
Faltaba más, cada uno de los candidatos a la presidencia se precia de ser muy “digno”, mientras los demás vendrían a ser unos corruptos e irresponsables o cómplices impunes. Creo que, un poco con la excepción de Meade (no del presidente del partido que lo postula), todos ellos se ven más preocupados por señalar defectos de sus contrincantes, que por plantearnos qué harán y cómo lo harán.
Bueno, a su vez, hay periodistas o comentaristas que se vuelven activistas protagónicos (Carmen Aristegui, Denise Dresser), algunos que son más centrados e incisivos (Julio Hernández, Raymundo Riva Palacio) y otros que estarían por encima de ciertas condiciones (Enrique Krauze, Jesús Silva Herzog). La objetividad pura no existe, pues todo ser humano va a tener sus propias inclinaciones.
Si bien en la vida uno no tiene por qué ser equidistante entre dos puntos alejados (situarse entre extremos), sí debe tender a ello en sus obras y opiniones al evadirse de convicciones y juicios personales, nos dice Javier Cercas (El País, 10/II/2018). Es necesario entender, lo cual no significa justificar… no habría un justo medio entre la corrupción y la anticorrupción, digamos.
Falta muchísimo para la elección (las campañas irán de abril a junio). Pero un feligrés y propagandista de Amlo, Mr John Ackerman, dice que si le “roban” la elección “va a haber chingadazos”. Entre las fotos de febrero en las encuestas y la votación tras meses de campañas, es demasiado lo que puede suceder y cambiar. Aunque también Meade trae pésimos acompañantes.
En el más completo e importante de esos sondeos (Reforma, 15/II), se detallan las múltiples facetas de la actual fuerza de Amlo y Anaya con un grave rezago de Meade. Viene a ser la confirmación de un predominio antipriista y antipeñista por tanta corrupción y negligencia, de tal manera que aun con mucho tiempo será difícil un deslinde creíble (Carlos Pérez G, Oxímoron de Meade, 2/XII/2017).
* PARA LOS FANS DEL cine es bastante atractiva esta temporada de premiaciones, que culmina con la entrega de los Oscar en Estados Unidos. El evento será hasta el domingo 4 de marzo, pero ya se muestran las competidoras a mejor película o a otros honores como mejor director, actriz o actor, y guion original o adaptado.
En los precedentes destacan los Globos de Oro, los Critics’ Choice (asociaciones de críticos), los SAG Awards (Gremio de Actores) o los BAFTA (la Academia Británica), y así se perfilan las favoritas por el número de nominaciones y reconocimientos que reciben. Más o menos.
Con frecuencia se ratifica lo previsible pero nunca deja de haber sorpresas, ya que pueden influir diversos factores… incluso políticos o de simpatía personal, así como la búsqueda de equilibrios entre lo artístico o comercial, la piel blanca o no blanca, los hombres o las mujeres, y los gringos o extranjeros.
He confirmado aquí que en gustos se rompen géneros, e igual considero aquello de que para alguien pueda ser una “buena” película y para otros esa misma resulta “malísima”, en lo cual influye lo que uno busca o aprecia en dos horas de función: ¿Calidad desde un ángulo especializado, o bien simple entretenimiento? ¿Realización técnica y artística, o quizás algo que sencillamente nos agrade?
Puede uno ponerse exigente o acaso aspirar a entender la peli y pasar un buen rato. Se valen ambas posibilidades según cada persona y, eso sí, los festivales tienden a ser más complicados o pretenciosos. También hay ciertas películas que no sólo son agradables y entretenidas, sino además cumplen con elevados niveles de calidad… éxitos redondos, pues.
Estos últimos casos ponen en aprietos a los intelectuales pedantes que advierten “si es taquillera, no puede ser excelente”, o sea, lo bien hecho no es para las multitudes. Otros, tal vez, no valoran una obra que es difícil de comprender o se siente lenta, larga y aburrida. O incluso algunos esperan que traiga un mensaje (que coincida con sus creencias, claro).
Así podemos afirmar que hay películas que no nos gustan (pero no deberíamos llamarlas “malas”), aunque pueden estar muy bien realizadas (tampoco serían “buenísimas” para todos).
En fin, he visto ya 8 de las 9 nominadas al Oscar a la mejor película. De ellas, me parecen excelentes cinco: La forma del agua, Llámame por tu nombre, ‘The Post’, Las horas más oscuras y El hilo fantasma, de las cuales no sé a cuál irle y ninguna me sorprendería. A su vez, veo de mejor director a Guillermo del Toro, junto a otras maravillas como ‘Coco’ y ‘Loving Vincent’ en pelis de animación.

* DE SLP PREFIERO NO hablar por ahora… Ya vendrán mejores tiempos, espero.

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