“Detente”

Yo no sé qué piensen los lectores, o cómo sienten el país y el mundo... ¿reverberante, caótico, emocionante, desastroso, nunca visto, maravilloso...?

Los que saben de percepción dicen que todo es depende del cristal con qué se mire: morado de morena, azul del blanquiazul, naranja del movimiento, tricolor como dinosaurio, verde al natural etc., etc.

Mucho depende nuestro estado de ánimo o nuestra circunstancia, el hueso o la falta de éste, o la fe en la inmortalidad o en los caudillos en turno. Pero, aun así, las situación actual no puede ser vista con tanta relatividad porque los hechos superan las promesas y en su defecto también a las mentiras.

Hoy, a un quinto del sexenio, nos toca ver el desmoronamiento de las instituciones y no es que fueran un santuario divino conformado por ángeles de la guarda del pueblo bueno y también del no tan bueno. Pero digamos que servían como ese “detente” que hilarantemente mostró el primer mandatario en aquellos tiempos terribles de la pandemia.

El logo del INE, del INAI, de los Derechos Humanos, la Suprema Corte y otros más, han sido un símbolo en las últimas décadas de un avance en la forma de gobernar y de tener un organismo de control de las transacciones en el sector gobierno. Los últimos casi cinco años, se ha visto una guerrilla interna para aniquilar estos instrumentos que los ciudadanos tenemos para pedir cuentas a quienes fueron electos en cargos públicos y a toda la burocracia mexicana. Mas hoy en día, estos viven bajo una constante amenaza de bomba o atentado contra sus pilares y lo derechos que protegen y pareciera que el paisaje institucional mexicano ya cobra la forma de un enorme sitio en ruinas con un valor histórico deteriorado o destruido.

Sí que salimos a defender al INE, pero la maquinaria encarrilada y echada a andar a gran velocidad tiene una gran artillería que sigue golpeando día a día con iniciativas, decretos y reformas, abriendo múltiples frentes de batalla, casi imposible de ser defendidos de tan grave amenaza.

Estamos siendo parte de una cambio cultural, político social sin precedentes o parecido a las revoluciones industriales o de tecnología que han precedido. Y es innegable que el mundo y su dinámica promueven cambios y que es parte de la evolución como sociedad y como raza, pero debiera hacerse con mayor mesura y rescatando lo que nos ha servido para llegar a ser el país que en un momento empezábamos a ser.

Quizá sea el karma mexicano por ser una raza brava e indomable, quizá la pirámides se están invirtiendo o los efectos de Saturno son más fuertes de los que pensábamos pero, nada más no nos dejan sacar la cabeza de la mugre que nos rodea, la corrupción y el negocio de los dueños del mundo que no ven en sus habitantes, más que peones que contribuyen a sus riquezas personales y familiares.

Así que amarren sus cinturones, porque yo creo que con el fin de moremandato sexenal, las cosas se van a poner todavía más coloradas. Ojalá nos agarre prevenidos, cada quien a su manera, pero conscientes de la unidad que como sociedad debemos de ejercer para que tengamos los gobernantes que nos merecemos. 

Bonito miércoles de mayo.