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El Horror del Agua

Por Gabriel Rosillo

Marzo 28, 2024 03:00 a.m.

A

En días pasados la Comisión Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados federal a través de su Presidente, miembro del Partido Morena, informó que el 99 por ciento de los organismos operadores de agua de México están en quiebra técnica y financiera, ya que sólo 20 organismos operadores, de los dos mil 345 que hay en el país, trabajan en números negros.

Esta cifra resulta verdaderamente espeluznante, es decir, de causar espanto y horror. ¿Por qué digo esto? Pues porque el resultado de las políticas hídricas del país de 40 años para acá han resultado en un tremendo fracaso, al menos en la gestión administrativa y organizativa del recurso, puesto que si analizáramos la gestión operativa y sustantiva del agua creo que el panorama sería mucho peor, refiriéndonos a su aprovechamiento sostenible.

A inicio de la década de los noventa, a partir de cambios legislativos y desde la nueva Comisión Nacional del Agua, se impulsó de manera importante la descentralización de los servicios de agua potable, es decir, la sustitución de las Juntas Municipales de Agua por los Organismos Operadores de Agua, para que no dependieran directamente de los Presidentes Municipales y en algunos casos de los Gobernadores.

Estos organismos se caracterizan por tener personalidad jurídica propia, y autonomía técnica y de gestión, con un Consejo de Administración que aglutina tanto a usuarios, sector privado, público y académico; es decir, había la intención de alejarlos de la operatividad cotidiana de los ayuntamientos con las consabidas presiones políticas y financieras, que tuvieran como consecuencia el no cobro de las tarifas o bien el desvío de lo recaudado a otras actividades diferentes a la prestación del servicio.

Para el caso de nuestra zona metropolitana, este impulso trajo una mejora sustantiva en los parámetros e indicadores de gestión iniciales para los diferentes organismos creados para la zona conurbada de San Luis Potosí, SIAPAS en 1992 e Interapas en 1996, lo cual está documentado en distintos trabajos y publicaciones académicas en los que he participado, y otros que se han producido a partir de estos.

Sin embargo, el modelo actual de gestión está agotado, y no por el modelo en sí, sino por la realidad a la que estos están sujetos hoy en día. Los organismos operadores no son entes unitarios y dueños de su propio destino, son un actor más de un entramado complejo de redes de intereses, legítimos y otros no tanto, que han rebasado por completo su capacidad de gestión.

Los organismos de agua como el Interapas, tienen frente a sí un gobierno federal que por años y en diferentes sexenios, han tenido menos presupuestos disponibles para apoyar la prestación del servicio, de ser una prioridad nacional, tan solo la Comisión Nacional del Agua tendrá este 2024 un presupuesto no solo menor al de hace un año, sino que es 12.7% más bajo que el de hace 11 años.

Por otro lado, tienen en la alternancia y gobiernos divididos a nivel estatal y en los propios ayuntamientos un factor de inestabilidad que no les ha permitido generar planeación a mediano y largo plazo, además de que en medio de una nueva época de superficialidad política donde sólo lo que es “instagrameable” prevalece y es rentable, invertir en pozos, tuberías y drenajes es un negocio nada atractivo electoralmente.

Igualmente, los participantes del sector privado, social y académico en los Consejos de Administración de los organismos, no han destacado por su impulso a la mejora de la gestión, sea porque su activismo se ve limitado por los agentes políticos, o en algunos casos solo inciden para favorecer a sus sectores.

Nuestro organismo metropolitano Interapas, no se escapa de esta realidad nacional; dicho por diversos actores de todos los colores, este se encuentra quebrado técnica y financieramente, para lo cual el Alcalde Enrique Galindo ha hecho un verdadera proeza para mantener el servicio en plena crisis hídrica, donde si bien los potosinos no tenemos un servicio ideal, si no fuera por la rehabilitación intensiva de pozos que ha sustituido el 90% de lo recibido por la presa El Realito, la entrega de agua por pipas, la reparación de fugas y el incremento de eficiencia recaudatoria de los sectores comercial e industrial, créame que el escenario sería devastador.

Mire usted, es indispensable tener un nuevo modelo nacional de prestación del servicio de agua potable, a base de tres elementos: uno, apoyo federal significativo con presupuesto a fondo perdido, esto ya es un desastre nacional, social, ambiental y administrativamente hablando; dos, explorar un modelo organizativo mixto, de empresas paramunicipales con mezcla de capital público y privado, que articulen todos los intereses de los actores involucrados, prueba de que sí se puede es Aguas de Saltillo, uno de los mejores organismos del país, y; tres, ya que por fin dejen a los municipios y sus organismos determinar sus propios ingresos y tarifas, que ya no dependan de los congresos locales, que el constituyente otorgue ya total autonomía a los municipios, ya son mayores de edad y los ciudadanos más, ¿o no?.

Twitter: G_Rosillo