“El Mijis”

Los resultados electorales del pasado 1 de julio de 2018 en el Distrito VIII de San Luis Potosí dieron como ganador a Pedro Cesar Carrizales Becerra, de la Alianza Juntos Haremos Historia, quien por las condiciones de precariedad social y un entorno de violencia ha vivido al igual que 17.5 millones de jóvenes, en condiciones de pobreza, excluido del sistema de educación, de salud y de un empleo bien remunerado, “el Mijis”, como mejor se le conoce, es el mejor ejemplo de lo que la democracia representa como forma de gobierno.
Los dos principios fundamentales de la democracia son libertad e igualdad, por ello todos los ciudadanos tenemos derecho a votar y ser votados, este es el caso del “Mijis”; para ocupar un puesto de elección popular no se requieren títulos universitarios ni pertenecer a determinada clase social, sin embargo, en una democracia capturada como lo es la mexicana, esto es motivo de discriminación, en esta situación se encuentra el “Mijis”, quien por diversos medios ha sido objetivo de discriminación por su origen y apariencia social.
En México predominan actitudes y practicas discriminatorias, tanto el Estado como la sociedad discriminan por preferencias sexuales, apariencia física, clase social, edad, origen étnico, color de piel, creencia religiosa y preferencias políticas (véase la siguiente gráfica); convirtiendo a estos sectores en actores invisibles para las políticas públicas, se les excluye de la educación, la salud, vivienda, empleo bien remunerado; es una práctica social que perpetúa un sistema de dominación y concentra el poder en unos cuantos.



*Suma 100% agregando “no sabe” y “no contesta”.
Fuente: Gráfica Retomada de Encuestas Nacionales en Vivienda, Parametría, Jul. 2018.

En México, la discriminación es un problema oculto que está presente en todos los ámbitos de la vida social, no es reconocido como un problema de la sociedad, pero hay estereotipos y prejuicios basados en color de piel, que existe desde la conquista y el colonialismo, pero que es más visible en los últimos años por el surgimiento de las redes sociales, pero que sobre todo se ejerce de manera privada, en la familia, en los grupos de amigos, o en los espectáculos masivos donde prevalece el anonimato como es el futbol.
En México las personas son excluidas por clase social y color de la piel, en donde la pobreza tiene una faceta racial muy marcada, incluso Inegi ha demostrado con datos que sí hay una relación causal entre el color de piel y el nivel de escolaridad, ocupación y situación socioeconómica, hay evidencia empírica que la mayoría de las personas con un tono de piel más claro son directores, jefes, mientras que la mayoría de personas con un tono de piel más oscuro son personal de apoyo, operadores y artesanos.
Clasificar a las personas por su color de piel y diferencias biológicas es un error, se ha demostrado que los humanos somos 99.9 % iguales, no hay sustento biológica para diferenciar a las personas, el color de la piel es un mecanismo de defensa de adaptación al ambiente de la región donde se vive, no debe ser motivo de exclusión y menos en lo político, ya que la mayor exclusión se da por que los sistemas políticos están capturados por grupos sociales y familias, entre ellos se heredan los puestos de elección popular.
La discriminación generada por la condición social que está determinada por el tono de piel, es una obstáculo para un trato igualitario en derechos y servicios, reproduce la desigualdad y dominación de clase; sin embargo no sólo la practican las personas con más recursos, lo hace cualquiera que crea estar por encima de la estructura social, así se vió en redes sociales con los adjetivos adjudicados al “Mijis”, “naco”, “malandro”, “cholo de barrio”, “pandillero”, incluso se atrevieron a decir “no llevar reloj ni cartera” al congreso de San Luis Potosí.
La elección del “Mijis” es un llamado de atención a la clase política, sus practicas excluyentes y discriminatorias deben ser erradicadas, solo acuden con los que menos tienen en tiempos electorales, solo existen en el discurso, solo para tomarse la foto y llevarlos a los mítines políticos, después en el ejercicio del poder político se olvidan de ellos, se les desprecia, se les discrimina, se les humilla, gracias a la democracia, su elección es parte de la inclusión política en la toma de decisiones de política publica.
La discriminación va a continuar en México en los próximos meses, la clase política va a cuestionar los nombramientos de funcionarios en la administración, pondrán en duda no su capacidad técnica, sino su color de piel y origen social, no aceptan su ingreso a la gestión de los asuntos públicos, no les preocupa que se resuelvan los problemas públicos, sino que perderán sus privilegios, viviremos momentos críticos, no por la capacidad de los nuevos actores políticos, sino por que no pertenecen a la clase social que controlan el poder político.
El “Mijis” y los nuevos actores políticos representan una llave para abrir al Estado, el cual está capturado por unos cuantos, para ellos es un motín; para llegar a él no han hecho ningún merito, llegan por vínculos familiares, por lealtad, por compromisos políticos o cercanía a la clase política; no han tenido contrapesos en el ejercicio del poder, no hay mecanismos de evaluación de sus acciones; la marea electoral del 1 de julio es una manifestación del enojo social, de la exclusión, de la discriminación y la desigualdad social.

Twitter: @jszslp