Feminismo liberal

“El mercado que defiendo ha sido el gran liberador de las mujeres (y de los esclavos y de los pobres y de las minorías religiosas y de las minorías sexuales).”
Deirdre McCloskey

Nos hemos acostumbrado a pensar en el feminismo como una corriente conservadora o de izquierda que promueve restricciones y prohibiciones morales o que exige cuotas y tratos especiales. El feminismo, sin embargo, tiene un origen liberal y no tiene por qué abandonarlo.
Esto sostiene la académica española María Blanco en su libro Afrodita desenmascarada: una defensa del feminismo liberal (Deusto), en el cual afirma que “Las feministas originalmente eran libertarias, o al menos no proponían soluciones estatales.” El feminismo de izquierda, dice, surgió “hacia la década de 1970”, pero hoy “se ha vuelto viral”.
La discriminación contra la mujer es y ha sido siempre realidad. A veces surge de las mujeres mismas, como cuando las esposas de los estibadores españoles se oponían a que hubiera estibadoras junto a sus maridos. Por otra parte, las mujeres se ponen a menudo obstáculos a sí mismas; María Cubel ha mostrado que en el ajedrez “la mujer comete más errores cuando juega con un hombre que cuando juega con una mujer”.
Las primeras activistas de los derechos de la mujer “no eran socialistas, es decir intervencionistas, sino libertarias”. Defendían los derechos iguales de la mujer y la idea que “el sexo era un asunto sobre el que el Estado no tenía nada que decir”. La reivindicación de los derechos de propiedad, independencia económica e igualdad ante la ley del liberalismo británico puso “la primera piedra para la eliminación de todos [los] privilegios machistas”.
En cambio, “como si fueran las representantes universales de todas las mujeres, como si fueran militantes de un nuevo supremacismo de carácter ´hembrista´. las feministas excluyentes, habitualmente de izquierda radical,” parecen haber “elaborado un índice de pureza feminista-femenina. Y, en función de su criterio, una cualifica o no como mujer. Lo que hace todo más confuso e inmoral es que están poniendo en práctica justamente lo que denuncian. Victimizar a la mujer no es empoderarla. Demonizar al hombre no es empoderar a la mujer. Financiar tus logros con dinero público no es empoderar a la mujer, sino hacerla dependiente de un gobierno determinado.”
El capitalismo, el modelo de libertad individual, ha liberado a la mujer al permitir su incorporación al trabajo y eliminar su necesidad de casarse con un hombre capaz de mantenerla. Las cuotas o las subvenciones públicas no hacen más que esclavizarlas nuevamente. Lo que buscan muchas asociaciones de mujeres es apropiarse de cargos y recursos. Estos mismos grupos, en cambio, rechazan a las mujeres que han alcanzado posiciones altas sin necesidad de cuotas o tratos especiales, como Angela Merkel y Margaret Thatcher.
La liberación de la mujer empezó por la libertad sexual, “por el derecho de la mujer a hacer con su cuerpo lo que quiera, especialmente a hacer con su sexo lo que quiera, con quien quiera, cuando quiera, exactamente igual que el hombre”. Blanco cita a Camille Paglia para decir que “la prostitución es el máximo exponente de la victoria de la mujer sobre el hombre dominador: ella fija el precio, el lugar y escoge al cliente”. También se pregunta: “¿por qué es indigno y degradante vender un servicio sexual y no lo es vender un servicio intelectual?” Su posición sobre la pornografía es la misma.
El feminismo liberal de María Blanco es rechazado visceralmente por los grupos feministas conservadores y de izquierda. Supongo que es una amenaza al negocio de cuotas y subsidios.

¿Nuevo SME?
No aprende. El SME quiere construir la red eléctrica del nuevo aeropuerto capitalino; pero en lugar de
demostrar su capacidad, hace un mitin para presionar al constructor.

Twitter: @SergioSarmiento