Ilusiones

En el medio político, gubernamental y académico, sobre todo en momentos electorales, se utiliza con frecuencia el concepto de política pública para referirse a soluciones o acciones gubernamentales que atiendan a necesidades de la sociedad; sin embargo, lo hacen de manera ambigua para llegar a los sentimientos y emociones de los electores, por ello plantean que se necesitan políticas públicas para reducir la pobreza, mejorar la calidad de la educación o ampliar la cobertura en salud.
Para que haya política pública es necesaria la existencia de un problema público, pero debe entenderse que en la realidad estos no existen de forma natural, sino que son construidos por actores sociales, son estos quienes hacen de una situación social un problema, a partir del poder de decisión o bien evidencia empírica. Para que la pobreza, la desigualdad, la competitividad, la inseguridad, movilidad urbana, la educación o salud, sean problemas públicos se requiere que alguien los defina como tales.
En un gobierno autoritario no es posible gobernar utilizando políticas públicas, ya que las definiciones de los problemas públicos son definidos por los actores gubernamentales de manera unilateral. Las políticas públicas requieren una democracia de calidad, dónde se tomen decisiones de manera colectiva, participativa y transparente, por lo que se necesita una sociedad informada, cuestionadora y con instrumentos para participar juntos con los actores gubernamentales en la solución de sus necesidades.
La definición de los problemas no es por voluntades, se requiere evidencia empírica que los justifiquen, construida de manera científica y no a partir de atender las emociones de quienes los sufren; la inseguridad, la corrupción o el mal desempeño gubernamental no son un problema en automático, sino hasta que algún actor genera las evidencias que así lo demuestren. Para para definir problemas públicos se identifican las consecuencias: muertes o robos como consecuencia de la inseguridad, altos costos gubernamentales como consecuencia de la corrupción.
Las políticas públicas se diseñan para hacer frente a las causas que generan dichos problemas y se utilizan comúnmente dos estrategias: con gasto público o una transformación institucional. La primera opción es mediante la formulación e implementación de programas gubernamentales, la segunda modificando el comportamiento de quienes sufren el problema público; la primera comúnmente perpetúa su existencia, la segunda logra usualmente una transformación que conduce a la solución de los problemas públicos.
En tiempos electorales, quienes aspiran a un puesto de elección diseñan sus estrategias de campaña política siguiendo dos tácticas: 1) descalificación personal de sus contrincantes y 2) propuestas de solución de los principales problemas públicos. Predomina durante todo el proceso la primera táctica, en cuanto a la segunda, ponen énfasis en acciones para combatir las consecuencias de los problemas públicos: cárcel a los corruptos, precios de garantía en el campo, ingreso básico universal, créditos a la palabra. Las causas se olvidan.
Ninguna de las acciones de política pública planteadas resuelven los problemas públicos por sus causas, es más ni siquiera definen cuál es el problema público a resolver, ya que lo que se trata es atraer las preferencias del electorado, apelando a sus emociones, generando la ilusión que si los eligen todo se transformara “como por arte de magia”; sin embargo los problemas son más complejos, muchos de ellos se prolongan en el tiempo y se hacen más complejos, como la pobreza, la inseguridad e incluso la desigualdad.
Según la Encuesta la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental de Inegi, para los potosinos el principal problema es la inseguridad, seguido por la corrupción, el mal desempleo gubernamental y la pobreza, (ver siguiente gráfica); si ponemos atención a lo planteado por los candidatos, no definen estas situaciones como problemas públicos, plantean que los culpables son las autoridades locales, generando la idea que solo se requiere cambiar a quienes están actualmente tomando las decisiones de política pública.

Fuente: Encuesta Nacional de Calidad
e Impacto Gubernamental, INEGI 2017.
En los actuales procesos electorales está ausente un planteamiento desde la política pública, ya que si esto existiera, estaríamos escuchando planteamientos de cómo resolver problemas de inseguridad, pobreza o corrupción a partir de transformar el entorno social, económico y político que rodea a estos problemas; que el punto de partida es modificar el comportamiento de los actores involucrados, no solo aplicar más recursos públicos; hacer lo último sin definir problemas públicos representa un gasto destinado al fracaso.
Los actores políticos saben que las elecciones no se ganan definiendo problemas públicos de manera objetiva, sino que necesitan transformar en emociones estas situaciones que incomodan a la sociedad; saben que se necesita generar la ilusión qué si votan por ellos, los problemas públicos se resolverán en automático. Considerando que no es así, es necesario que el electorado se informe, se documente, compare las diferentes propuestas y tome una decisión lo más racional posible, de ello depende el tipo de necesidad social que estará en la agenda gubernamental.
En definitiva, en tiempos electorales ninguno de los problemas públicos que nos preocupan ésta siendo definido a partir de sus causas, lo que estamos presenciando no es una competencia entre políticas públicas, sino entre ataques personales, venganzas políticas, diferencias personales, intereses dominantes, beneficios personales, empatías ideologías y emociones personales. No hay que olvidar que el que gane, además de obtener lo anterior, tendrá que tomar decisiones y llevar a cabo acciones de política pública y eso implica resolver los problemas de la sociedad.

@jszslp