La Pasión según San Luis

1
San Luis escribía su evangelio en silencio. Parece que nadie lo toma en cuenta y aprovecha para escribir, para hacer constar que hay muchos problemas en este desierto hecho originalmente para meditar, para encontrarse con uno mismo. Apunta, por ejemplo, las palabras de Joaquín Antonio, otro apóstol: “Me cuesta mucho escribir lo que sea. Soy hijo del desierto, de este árido altiplano potosino donde una rosa apunta un milagro”.

2
En aquel tiempo algunos iban a la ciudad a la fiesta de pascua, otros más iban a trabajar y algunos, a sabiendas o no, iban a que los crucificaran.

3
En aquel tiempo tras el periodo intercampañas, los fariseos se reunieron para resolver su reelección. En cada territorio había un sanedrín, y en la capital la autoridad era de facto el gran sanedrín, una organización paralela a la de los partidos, la reunión de los jueces de todo el estado. Formaban comisiones y se repartían los puestos con la venia del procurador y del representante de Roma.

4
“Si Dios colocara la frente en mi hombro, ¡qué bien estaríamos los dos así, solos y desconsolados!”, dijo Cioran. Pero Rabindranath Tagore: “Un hombre quería hacerse asceta. Era una hermosa noche y dijo: ‘Ha llegado el momento de que abandone mi casa y busque a Dios. ¿Quién me retuvo tanto tiempo con estas engañosas ilusiones?’ Dios le respondió sereno: ‘Yo’. Pero el hombre nada oía. A su lado, su mujer dormía dulcemente, con un niño entre los brazos. ‘¿Quiénes son ustedes que me habéis engañado tanto tiempo?’ La voz de Dios dijo: ‘Ellos son Dios’. Pero el hombre no comprendió. El niño lloró en sueños y se estrechó contra su madre. Dios le dijo al hombre: ‘Detente, insensato, no abandones tu hogar’. Pero él no comprendió tampoco. Dios suspiró tristemente: ‘¿Por qué querrá venir a mí, abandonándome?’”.

5
Parecía que nadie les estorbaría si decidían seguir en el sanedrín, con elecciones o sin ellas, era cosa de dar un buen discurso en la tribuna y asegurar que los otros eran herejes. Cualquier trámite implicaba ir de Herodes a Pilatos. Y darle al César lo que no era del César, pero venía en el contrato. Las tiendas que estaban afuera del templo iban viento en popa, vendían de todo, incluso los jueces habían inventado un par de comercios que nadie conocía, como el de Sanedrín Sánchez. Qué importaba la opinión de los demás si eran ellos, los funcionarios, quienes la interpretaban.

6
Jorge Luis Borges: “Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. / Los tres maderos son de igual altura. / Cristo no está en el medio. Es el tercero. / La negra barba pende sobre el pecho. / El rostro no es el rostro de las láminas. / Es áspero y judío. No lo veo / y seguiré buscándolo hasta el día / último de mis pasos por la tierra. / El hombre quebrantado sufre y calla. / La corona de espinas lo lastima. / No lo alcanza la befa de la plebe / que ha visto su agonía tantas veces. / La suya o la de otro. Da lo mismo. / Cristo en la cruz. Desordenadamente / piensa en el reino que tal vez lo espera, / piensa en una mujer que no fue suya. / No le está dado ver la teología, / la indescifrable Trinidad, los gnósticos, / las catedrales, la navaja de Occam, / la púrpura, la mitra, la liturgia, / la conversión de Guthrum por la espada, / la Inquisición, la sangre de los mártires, / las atroces Cruzadas, Juana de Arco, / el Vaticano que bendice ejércitos. / Sabe que no es un dios y que es un hombre / que muere con el día. No le importa. / Le importa el duro hierro de los clavos. / No es un romano. No es un griego. Gime. / Nos ha dejado espléndidas metáforas / y una doctrina del perdón que puede / anular el pasado. (Esa sentencia / la escribió un irlandés en una cárcel.) / El alma busca el fin, apresurada. / Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto. / Anda una mosca por la carne quieta. / ¿De qué puede servirme que aquel hombre / haya sufrido, si yo sufro ahora?”

7
En aquel tiempo, tras haber delatado a Jesús, Judas Iscariote se retiró a leer las Escrituras, y del poco dormir y del mucho leer se le reblandeció el cerebro, lanzándose así a los caminos a tratar de hacerse amigo de quienes en ellos se encontraba, con la esperanza de, al besarlos, poder crear toda una generación de mesías.

8
El procurador autónomo Poncio Pilatos niega que Roma haya atraído el caso. Herodes declaró que no era de su competencia, que toda la provincia está tranquila y se trata de golpeteo político. O el caso fue mal integrado por el sanedrín. Las autoridades locales no han dado una versión oficial.

9
—¿No eras tú también acaso miembro de otro partido?
—No, yo siempre he estado con el candidato, el salvador de todos nuestros males.
Y el gallo cantó tres veces.

10
Los fariseos se quitaban de encima a quien les estorbaba y nadie se atrevía a decirles algo: de inmediato lo acusaban de zelota. Ya no había mesías a la vista, así que la ecuación no corría peligro. Al último lo habían crucificado. San Luis el evangelista tomaba nota y en el desierto, además de caballos sin nombre, parecía no pasar nada. “Lo escrito, escrito está”, como dijo el evangelista Alí Chumacero: “Fiesta de Pascua, en el desierto inmenso / añorarás la tempestad”.

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