LXII legislatura, oportunidad para ganar respeto y aprecio público

Ahora que el gobernador Carreras dejó de tener el control de la mayoría del congreso debido a la estrepitosa derrota que sufrió su partido, el PRI, el 1º de julio, cayendo al tercer o cuarto lugar en su número dentro del pleno cameral, cabe preguntarse qué maniobras y ”arreglos” políticos tendrá que hacer en lo oscurito con diputados de otros partidos para que le aprueben sus presupuestos, sus leyes de ingresos o sus cuentas públicas que cada año deben llegar a aprobación del congreso. Será interesante observar cuáles diputados de otros partidos son los que “se arreglan” con él para este efecto y a cambio de qué. Los ciudadanos vamos a estar muy pendientes de esa relación entre los dos poderes, para que los acuerdos se ventilen a la luz pública. Ya no aceptaremos trapacerías ni arreglos bajo la mesa. Los potosinos exigimos transparencia y verdad en la función pública.

Es probable que si tuviéramos que decidir cuál de los tres poderes que conforman el gobierno del estado, es el más importante, creo que nos decidiríamos por el poder legislativo, porque es el que conforme a nuestras leyes representa a los ciudadanos. Un poder legislativo competente y honorable, que cumpla escrupulosamente la misión que la ley y los ciudadanos le encomiendan, es indispensable para vivir en una sociedad democrática, civilizada y progresista. Es el poder que puede imponer orden, austeridad y limpieza en las finanzas del gobierno estatal, en las de los municipios y en las de todos los demás entes auditables, porque tiene facultades para fiscalizarlos.

Es el que tiene el poder para fijar los impuestos, para aprobar los presupuestos y conocer, aprobar o hasta rechazar las cuentas públicas de los entes auditables, es decir, el gobierno estatal, los municipios y todas las entidades que dependen de ellos y manejan dinero público. De ahí la importancia fundamental que tienen los congresos en la vida pública de cada nación que se llame democrática.

Al inicio de la LXII legislatura potosina y al final de la muy lamentable LXI, que habrá de pasar a la historia por la corrupción en que cayeron buena parte de sus integrantes con una actuación harto penosa, se confirma una vez más, la descomposición de nuestras instituciones gubernamentales en general y que, salvo quizás alguna excepción, se desvincularon de los intereses ciudadanos, al perder la credibilidad y la confianza pública, por su falta de probidad y de trabajo en favor de quienes sostenemos sus desmedidos salarios y privilegios. No hace falta repetir aquí los frecuentes ejemplos de ello, porque todos los medios de comunicación local dieron cuenta durante los tres años de su encargo, del cinismo con que han actuado frente a la mirada atónita de los ciudadanos, que comprueban una y otra vez el bajo nivel en que cayeron al participar activamente en distintos hechos de corrupción: la “Ecuación Corrupta”, la complicidad con el Auditor del estado para encubrir pillerías de alcaldes corruptos, manejos bien opacos de las finanzas estatales, o el desvío del erario público en falsas gestorías que disimulaban burdamente con documentos apócrifos. ¡Una verdadera vergüenza!

Mayor aún si se toma en consideración el hecho de que algunos de ellos provienen de familias de alto poder económico, que participaron históricamente en las luchas cívicas de los potosinos por darse un sistema de gobierno decente y de quienes cabría esperar una conducta irreprochable, legislando leyes justas y vigilantes del buen desempeño de las tesorerías de todos los municipios, del gobierno estatal y de los demás entes públicos, como por ejemplo el INTERAPAS, Pensiones del Estado, etc.

El buen desempeño de un congreso es de máxima importancia política, porque el congreso es el ámbito gubernamental en el que según el espíritu y la letra de nuestra constitución, están presentes los ciudadanos, en la representación de sus diputados, para cuidar, preservar y fortalecer las leyes y la aplicación correcta de los recursos, que contribuyan directamente al BIEN COMÚN.

Con todo ello en mente, me parece que los ciudadanos no solo podemos, sino que debemos exigir a los miembros de la legislatura entrante, que cumplan con su obligación legal de ser auténticos representantes de los ciudadanos, que aprovechen la oportunidad de trabajar fiel y cabalmente por empezar a recuperar la confianza ciudadana y ganarse el prestigio y aprecio sociales que un congreso democrático y limpio puede tener.

Los legisladores no son súbditos ni subalternos del gobernador, que en la escala del poder político, tienen LA MISMA JERARQUÍA que él, por la sencilla razón de que fueron electos por el voto ciudadano. No fueron designados por sus partidos, ni por ninguna otra autoridad, sino que se deben únicamente a la decisión ciudadana expresada en el voto. El poder legislativo que conforman, no tiene que ser confrontacional, pero sí debe ser respetable y respetado para poder constituirse como contrapeso del ejecutivo.

Gánense el respeto, el afecto y la gratitud de los ciudadanos, dando ejemplo de probidad e independencia, vigilando los movimientos financieros gubernamentales, las licitaciones de obra pública, las compras y los ingresos, a través del órgano técnico que la Ley les da, la Auditoría Superior del Estado, para hacer valer el peso de la Ley e imponer orden a quienes manejan el erario público para obligarlos a actuar con probidad, transparencia y eficacia. NO SEAN MANGA ANCHA con el dinero del pueblo potosino, que es sagrado, porque son los impuestos que paga, y que merman sus posibilidades de adquirir satisfactores para la familia.

No pueden olvidar que en nuestro estado hay mucha pobreza y carencias de gran parte de la población y por lo tanto es un crimen imperdonable malversar un solo peso en todo lo que no contribuya a paliar necesidades y a proporcionar mejores servicios públicos en todos los municipios del estado. Es su deber constituirse en auténtico poder legislativo, ganando la confianza y el respeto de todos los entes de gobierno y asegurándose de que cada peso gastado está justificado en obras y servicios que mejoren la vida de la población potosina.
Durante los tres años que duren en su encargo, habrá muchas miradas que ejercerán una vigilancia continua de su desempeño.