Metro cuadrado

Hace ya un buen rato conocí a un hombre. Me triplicaba la edad y caía bien por tener una plática ligera, bien hilada y argumentada. Su tono de voz era pausado y modulado como si estuviera frente a un micrófono de la XEW. Era maestro y en aquél entonces, yo que era una preparatoriana, no estaba de acuerdo prácticamente en nada de lo que decía. Su manera de pensar era mesurada tirándole a conservadora.

Razonaba cada cosa haciendo que la acción se perdiera. La que era yo entonces se nutría de un buen número de fuentes de tendencia más izquierda que derecha y además acababa de descubrir la Teología de la Liberación, por lo que el maestro me parecía no sólo derechista, sino retrógrado. Pero siempre me gustaba escucharlo, era interesante.

Tenía una teoría en particular que me llamaba la atención: la teoría del metro cuadrado. Decía que las personas solemos perdernos en ideales grandes, frecuentemente inalcanzables. Así, al momento de tratar de realizarlos, la mayoría de nosotros, que no somos fuertes ni constantemente animosos, comenzamos a desilusionarnos, por lo que llegaba un momento en que inconscientemente, dejábamos de buscar aquello que algún día nos motivaba.

Entonces, con el paso del tiempo, quien deseaba cambiar el mundo, terminaba frustrado después de años de dedicación a una causa y ver que, en realidad, quizá había ayudado a unos cuantos, pero que el mundo seguía prácticamente igual. Es más, con o sin su intervención, la tierra seguiría girando.

Algunos pocos continuarían, pero otros abandonarían su empresa y se concentrarían en la ordinariedad de sus vidas. Por tanto, él proponía enfocase en el metro cuadrado que uno pisa, en el espacio conocido y controlable que cada quien tiene frente a sí y entonces, analizar centímetro por centímetro; así, se podían obtener acciones pequeñas pero concretas. Cosas alcanzables, planes pequeños pero realizables.

Entre acción y acción se cubre el metro y entonces, quizá decidamos movernos a otro espacio, ocupar otro metro y entonces no cambiaremos al mundo, pero sí unos cuantos metros.

Podrán ustedes suponer lo que la teoría de aquél casi cincuentón suponía para la chica que era yo: una oda al derrotismo. Las personas estábamos destinadas a cambiar al mundo, a realizar las utopías, a vivir los sueños a lo grande. Las pocas veces que intercambiamos ideas (porque han de saber que soy una tímida de closet consumada y tanto ahora como entonces me resulta difícil llevar a cabo ese tipo de diálogos así nada más), el maestro me veía con cierta ternura, sonreía y me dejaba hablar hasta que, respetuosamente, me refutaba cada cosa que decía. Lo recuerdo ahora con aprecio. No volví a saber de él.

En estos días, caminando por el parque Tangamanga, me crucé con un tipo que me lo recordó. Por un segundo, de lejos, pensé que el hombre no había envejecido un segundo. Ya cerca me di cuenta que era, simplemente, alguien muy similar. Ahí, entre los árboles y miles de metros cuadrados de pasto, recordé aquello del propio metro cuadrado, mientras en mis audífonos, cierta estación de radio hacía un recuento semanal de campañas presidenciales y de las muchas que están ahora mismo viviéndose en todo el país.

Transmitían extractos de las frases más relevantes de la semana y fue inevitable hacer una sonrisa similar a aquella que hace años el maestro me dedicaba. Pensé que tan bien cuidado tendrían cada uno de ellos y ellas, suspirantes, su metro cuadrado. ¿Pastito verde? ¿bien cuidado? ¿regadito? ¿quién vive con ellos en ese metro? ¿a quienes invitan a su metro? ¿están a gusto con su espacio? ¿estaría ordenado si llegamos de visita de manera imprevista?

Sigo creyendo que las utopías mueven al mundo y que la imaginación empuja a espacios que hoy ni siquiera pensamos; pero ahora entiendo mucho mejor la teoría del metro cuadrado y me cuestiona mucho entender a quienes hablan de cambiar al mundo o de manera más modesta, al país, cuando su metro cuadrado lo tienen hecho una porquería. Quizá aquello que me dijeren hace años no es tan descabellado: Por sus metros cuadrados los conoceréis.