Mirador

Jean Cusset, ateo con exepción de cuando vio a un pollito salir del cascarón, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-Veo la nieve que cubre el campo, tan suave entre los dedos. Toco la dureza del hielo en que se convirtió el lago. Miro después las linfas del arroyo, libres con el primer impulso de la primavera, y el humo del café. Todo es agua. El vapor y la nieve, el hielo y la corriente del arroyo parecen muy distintos, y sin embargo son lo mismo. También el hombre comparte el mundo con criaturas que en nada se parecen a él: los insectos, los árboles, las aves, los peces y los animales de la tierra. Nos creemos muy distintos de todos esos seres, pero ellos y nosotros somos lo mismo: vida, y estamos hechos de lo mismo. Si pensamos en eso entenderemos mejor el mundo en que vivimos. Si lo aceptamos nos entenderemos mejor a nosotros mismos.
Así dijo Jean Cusset, y dio el último sorbo a su martini, don dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!