No es la democracia...

No me gusta nada. Tiene un tufo de engaño, ese tema de las “consultas populares” que nos ha advertido el presidente AMLO que “deberemos acostumbrarnos” a observar cada vez con más frecuencia, según su dicho, como una nueva forma de gobernar en esa que ha llamado 4ª Transformación, que puede ser una forma taimada e inconstitucional de transferir su responsabilidad como presidente de la república para tomar decisiones para las que se le otorgó el voto ciudadano. Creo que esas consultas, mas que un avance democrático, son un ardid, forma tramposa para dar atole con el dedo. Hoy, el presidente López, ya controla dos de los tres poderes federales y se inicia ya la batalla para someter también al Poder Judicial, bajo el pretexto de la reducción de los ofensivos salarios de sus ministros, colocando nuevos ministros “a modo”. Es muy cierto que esos salarios son una burla a la pobreza de millones, pero también lo es, que si logra controlar a éste poder, se convertirá en un presidente-emperador como en los peores años del régimen priista.
Da la impresión de que, en el esquema mental de Democracia Participativa del presidente, se esconde una intención amañada de desacreditar a la Democracia constitucional con División de Poderes y estructura federalista, como la forma de gobierno adecuada para este país. Puede inducir voces que la anuncian, como reacción social ante los nulos o escasos resultados de los últimos gobiernos y para justificar que, sin haber asumido el cargo, empezó a tomar decisiones desde el 2 de julio a través de iniciativas en el congreso y de medidas como la cancelación del NAIM o el anuncio del Tren Maya. Decisiones, por cierto, disfrazadas “como consultas populares”, que nos van a costar a los mexicanos más de 100 mil millones de pesos, pero aún más grave, es la desconfianza que ya generó a nuevas inversiones, nacionales o no.
Entonces, “Como la Democracia no ha tenido la capacidad de resolver los inmensos problemas que nos aquejan a los mexicanos” y aunque no lo diga así expresamente, habría que preparar el terreno para empezar a buscar con el barniz de la 4aT, otra forma de organización política que tenga capacidad para resolver de una vez por todas, esos problemas de inseguridad, impunidad, corrupción y pobreza que nos aquejan. Esta sería la Democracia Participativa, que con la consulta al Pueblo Sabio, se convierte en la 4T, concentrando todos los poderes en una sola persona.
Esas voces responderían al interés político del nuevo gobierno que ya ha dado muestras de doble discurso cuando en su campaña el actual Presidente decía una cosa, pero ya en el cargo, hace lo contrario, como es el caso de la militarización del país que tanto criticaba y hoy anuncia leyes para aumentar los cuerpos de seguridad dependientes del mando militar.
Ojalá los hechos venideros nos demuestren que estamos equivocados, pero me parecen muy riesgosas varias de las decisiones que hasta ahora va asumiendo AMLO. Nos acercan a un régimen autoritario que no garantiza en modo alguno que podrá combatir y vencer la corrupción y la inseguridad. Creo que debemos rechazar enérgicamente cualquier expresión, verbal o escrita, de donde quiera que provenga, que busque implantar un régimen neo presidencialista y despótico para imponer cualquier medida que atente contra los derechos, las libertades y la Dignidad de los ciudadanos de este país.
Los graves problemas de México no se resolverán, sino al contrario, con cualquier esquema político que vulnere en lo màs mínimo las libertades y los derechos que con tantos sacrificios se han ganado en la historia del país, al costo de grandes derramamientos de sangre en todas las luchas posteriores al nacimiento de México como nación independiente.
Que no nos venga hoy el presidente con la receta populista que ha demostrado una y otra vez en todo el mundo que no resuelve la problemática de la sociedad humana del siglo XXI. Ahí están los ejemplos de Venezuela y Cuba como casos dramáticos de sufrimiento humano por la falta de libertades, que han llevado a sus pueblos a vivir en perpetua pobreza como sirvientes de sus enriquecidos gobernantes. Ahí están los casos de Brasil, Argentina, Bolivia y Nicaragua, cuyos pueblos ya han logrado, o están en vías de hacerlo, sacudirse ese tipo de gobernantes que alcanzan el poder por medios democráticos, pero luego ya no lo sueltan. Se aferran a él con una dura represión a sus pueblos, como Nicaragua y Venezuela.
Si el presidente López verdaderamente busca un cambio de Régimen, que no quiera inventar el hilo negro. Que busque la transformación del país replicando las fórmulas que han llevado a la prosperidad a otros países con democracia muy efectiva como por ejemplo Corea del Sur, Australia, Canadá Francia, Alemania, Reino Unido, etc. en donde se respetan cabalmente los principios de la Democracia y los Derechos Humanos.
No es la Democracia, lo que está fallando hoy en México, es la corrupción al amparo de la impunidad. En una palabra, es la falta de un verdadero Estado de Derecho.