Dejo para los expertos decidir quién ganó el debate, pues lo que a mi parecer es más importante, es que este periodo electoral nos sirva para reflexionar y que gane quien gane la presidencia de la República y la mayoría en el Congreso federal, tengan la capacidad de conducir al país hacia un nuevo sistema político en el que tanto los ciudadanos como los políticos entendamos claramente que todos vamos en el mismo barco y por lo tanto compartimos la responsabilidad de transformar al país y al sistema político para superar esta dolorosa etapa de violencia y corrupción que nos empantana, y no nos deja ser plenamente felices. Para ello, queremos vivir en una nación donde la justicia, la solidaridad y las libertades, con orden y respeto a la dignidad humana, sean plenamente vigentes. Que cada ciudadano elija libre y conscientemente por quién votar. Que se acabe la oprobiosa compra del voto con la que algunos partidos manchan los procesos traficando con la pobreza y la ignorancia de una parte de la población.
Además del folclórico comentario del Bronco durante el debate del domingo, al decir como para jalar reflectores, que le cortaría la mano a los ladrones, si llegara a la presidencia, creo que su expresión de desprecio hacia los partidos políticos, no da en el clavo. En todos los países democráticos del mundo, en los más desarrollados, los partidos políticos son necesarios para que los ciudadanos se puedan organizar y aspirar a los cargos públicos, dentro de un conjunto de principios y valores políticos y estatutos internos, que le dan contenido y razón de ser a la acción política. Una cosa muy distinta es el grave deterioro y descomposición de los partidos políticos en México, que han caído, casi sin excepción, en un pragmatismo rampante y avidez presupuestaria, que los pone en los últimos lugares dentro del nivel de aceptación y confianza entre los ciudadanos. Para tener un sistema democrático que respete plenamente las libertades y los Derechos Humanos, los mexicanos requerimos de partidos políticos sólidos, que se auto financien y que practiquen puntualmente la Democracia, dentro de su vida interior, para elegir buenos candidatos y buenos dirigentes. La Democracia en México no ha fracasado. Ha fracasado el remedo de Democracia que hemos tenido, la impunidad, las prácticas de falsificación y simulación que se implantaron desde los tiempos del partido hegemónico, la afiliación forzosa, el corporativismo, el saqueo impune del erario público, el enriquecimiento de miles de funcionarios públicos, la persistencia de grandes sectores en pobreza y desigualdad, son algunas de las causas de su descrédito.
Creo que después del 1º de julio, independiente de quien llegue a la presidencia de la República, tendrá que venir un proceso intenso de refundación de los partidos políticos, sin mesianismos, con dirigentes y con prácticas políticas internas apegadas a los mejores valores de la sociedad. Honestidad absoluta. Congruencia entre el decir y el hacer. Respeto escrupuloso a sus Estatutos internos. Capacitación contínua en Valores Políticos a sus militantes, que dignifiquen la tarea política.
La Política, como la Medicina, el Derecho o la Ingeniería y cualquier actividad humana, no son por sí mismas, ni buenas ni malas, dependen de quien la practica y con qué fines. Si la Medicina tiene como único fin el cuidado y la preservación de la salud humana, la política no puede tener otra razón de ser que la de procurar el BIEN COMÚN, entendido éste como la generación de las condi ciones que permiten el desarrollo pleno de las capacidades intelectuales, morales y materiales de cada miembro de la sociedad humana. Cuando falla un político, cuando comete abusos, se enrique ce y se burla de la Ley y de la Justicia, no es defecto de la Política, es solo la voracidad y el egoísmo que lo dominan. La traición a la Sociedad y a sus deberes y debe ser severamente sujeto a proceso penal. Si el delincuente, roba, asalta o mata, merece justa sanción. Pero cuando es el político, un alto funcionario de gobierno quien cae en prevaricación, comete un delito de mucho mayor impac to contra la sociedad en su conjunto. Por eso creo que es un error decir “no soy político”, porque todos los seres humanos lo somos, por el simple hecho de vivir en sociedad. Es muy distinto decir que no se es partidista, militante o simpatizante de algún partido, pero todos somos políticos, querámoslo o no, al necesitar de los demás para alcanzar nuestros objetivos de vida. Somos políticos desde el momento que no nos agrada vivir aislados, de que pagamos impuestos y desde el momento que necesitamos Servicios Públicos, para poder vivir en civilidad, paz y armonía social.
Desde hace muchos años me convencí de que los más graves problemas de este país, tienen que ver con la estructura centralista que lo caracteriza, que les da una visión distorsionada a quienes tienen las responsabilidades políticas principales de este país, con la cual se piensa que las solucio nes deben provenir necesariamente del poder central del país, es decir, de los poderes federales encarnados en la persona de un solo hombre, el presidente de la República que representa al Poder Ejecutivo Federal y que solo él, tiene las capacidades y las facultades para decidir sobre las grandes cuestiones sociales, económicas y políticas de todo el territorio nacional. El 95% de la recaudación fiscal, las políticas educativas, el uso de los recursos acuíferos, el cuidado del medio ambiente, la protección de la salud, y muchas otras funciones las acapara el aparato burocrático central, que muchas veces en lugar de resolver problemas, los agrava.
Craso Error.
Esta visión centralista y este poder decisorio de lo que se le ha llamado el “Ejecutivo Federal”, es una de las causas principales de los grandes problemas que enfrenta la sociedad mexicana, porque no se aprovechan las capacidades, las potencias y los esfuerzos de todas las regiones y de todos los municipios de la Nación, para tomar las decisiones correctas. Me parece que casi cualquier problema de los que hoy por hoy atormentan a los mexicanos, puede encontrar mejores y mas prontas soluciones, mediante la aportación de los ciudadanos de las miles de localidades municipales que son quienes están mas cerca de los problemas y conocen mejor la forma de resolverlos. Al tratar de dar solución a los problemas de la Educacion, de la Seguridad Pública, de la Economía, etc. etc. en forma globalizada, se convierten en problemas gigantescos y casi irresolubles. Además, se toman riesgos mucho mayores de equivocarse.
lujambio06@hotmail.com
Además del folclórico comentario del Bronco durante el debate del domingo, al decir como para jalar reflectores, que le cortaría la mano a los ladrones, si llegara a la presidencia, creo que su expresión de desprecio hacia los partidos políticos, no da en el clavo. En todos los países democráticos del mundo, en los más desarrollados, los partidos políticos son necesarios para que los ciudadanos se puedan organizar y aspirar a los cargos públicos, dentro de un conjunto de principios y valores políticos y estatutos internos, que le dan contenido y razón de ser a la acción política. Una cosa muy distinta es el grave deterioro y descomposición de los partidos políticos en México, que han caído, casi sin excepción, en un pragmatismo rampante y avidez presupuestaria, que los pone en los últimos lugares dentro del nivel de aceptación y confianza entre los ciudadanos. Para tener un sistema democrático que respete plenamente las libertades y los Derechos Humanos, los mexicanos requerimos de partidos políticos sólidos, que se auto financien y que practiquen puntualmente la Democracia, dentro de su vida interior, para elegir buenos candidatos y buenos dirigentes. La Democracia en México no ha fracasado. Ha fracasado el remedo de Democracia que hemos tenido, la impunidad, las prácticas de falsificación y simulación que se implantaron desde los tiempos del partido hegemónico, la afiliación forzosa, el corporativismo, el saqueo impune del erario público, el enriquecimiento de miles de funcionarios públicos, la persistencia de grandes sectores en pobreza y desigualdad, son algunas de las causas de su descrédito.
Creo que después del 1º de julio, independiente de quien llegue a la presidencia de la República, tendrá que venir un proceso intenso de refundación de los partidos políticos, sin mesianismos, con dirigentes y con prácticas políticas internas apegadas a los mejores valores de la sociedad. Honestidad absoluta. Congruencia entre el decir y el hacer. Respeto escrupuloso a sus Estatutos internos. Capacitación contínua en Valores Políticos a sus militantes, que dignifiquen la tarea política.
La Política, como la Medicina, el Derecho o la Ingeniería y cualquier actividad humana, no son por sí mismas, ni buenas ni malas, dependen de quien la practica y con qué fines. Si la Medicina tiene como único fin el cuidado y la preservación de la salud humana, la política no puede tener otra razón de ser que la de procurar el BIEN COMÚN, entendido éste como la generación de las condi ciones que permiten el desarrollo pleno de las capacidades intelectuales, morales y materiales de cada miembro de la sociedad humana. Cuando falla un político, cuando comete abusos, se enrique ce y se burla de la Ley y de la Justicia, no es defecto de la Política, es solo la voracidad y el egoísmo que lo dominan. La traición a la Sociedad y a sus deberes y debe ser severamente sujeto a proceso penal. Si el delincuente, roba, asalta o mata, merece justa sanción. Pero cuando es el político, un alto funcionario de gobierno quien cae en prevaricación, comete un delito de mucho mayor impac to contra la sociedad en su conjunto. Por eso creo que es un error decir “no soy político”, porque todos los seres humanos lo somos, por el simple hecho de vivir en sociedad. Es muy distinto decir que no se es partidista, militante o simpatizante de algún partido, pero todos somos políticos, querámoslo o no, al necesitar de los demás para alcanzar nuestros objetivos de vida. Somos políticos desde el momento que no nos agrada vivir aislados, de que pagamos impuestos y desde el momento que necesitamos Servicios Públicos, para poder vivir en civilidad, paz y armonía social.
Desde hace muchos años me convencí de que los más graves problemas de este país, tienen que ver con la estructura centralista que lo caracteriza, que les da una visión distorsionada a quienes tienen las responsabilidades políticas principales de este país, con la cual se piensa que las solucio nes deben provenir necesariamente del poder central del país, es decir, de los poderes federales encarnados en la persona de un solo hombre, el presidente de la República que representa al Poder Ejecutivo Federal y que solo él, tiene las capacidades y las facultades para decidir sobre las grandes cuestiones sociales, económicas y políticas de todo el territorio nacional. El 95% de la recaudación fiscal, las políticas educativas, el uso de los recursos acuíferos, el cuidado del medio ambiente, la protección de la salud, y muchas otras funciones las acapara el aparato burocrático central, que muchas veces en lugar de resolver problemas, los agrava.
Craso Error.
Esta visión centralista y este poder decisorio de lo que se le ha llamado el “Ejecutivo Federal”, es una de las causas principales de los grandes problemas que enfrenta la sociedad mexicana, porque no se aprovechan las capacidades, las potencias y los esfuerzos de todas las regiones y de todos los municipios de la Nación, para tomar las decisiones correctas. Me parece que casi cualquier problema de los que hoy por hoy atormentan a los mexicanos, puede encontrar mejores y mas prontas soluciones, mediante la aportación de los ciudadanos de las miles de localidades municipales que son quienes están mas cerca de los problemas y conocen mejor la forma de resolverlos. Al tratar de dar solución a los problemas de la Educacion, de la Seguridad Pública, de la Economía, etc. etc. en forma globalizada, se convierten en problemas gigantescos y casi irresolubles. Además, se toman riesgos mucho mayores de equivocarse.
lujambio06@hotmail.com