¿Un arbitraje para el nuevo aeropuerto?

El Diccionario de la Lengua Española de la real Academia define “gente” como persona (individuo) o pluralidad de personas (individuos), o bien, con respecto a quien manda, conjunto de quienes dependen de él o a cada una de las clases que pueden distinguirse en la sociedad, como por ejemplo “gente del pueblo”, “gente rica o de dinero”, etcétera.

Siendo generosos con López, me parece que su excesivo empleo de la expresión “la gente” desde el inicio de su campaña, hace dieciocho años, va más en el sentido de referirse a la población, al conjunto de personas lisa y llanamente, sin etiquetas; es decir, con franca referencia a una cuestión indeterminada o indeterminable, por cuanto no es posible circunscribirla a un grupo individualizado en particular, a partir de que López, normalmente, la emplea como alusión a algo nebuloso, casi fantasmal, pero presente y con capacidad de decisión. Cuando dice “preguntarle a la gente”, siempre queda en el aire la duda ¿cuál gente?

Con el tema del aeropuerto para la Ciudad de México, urgente necesidad logística de interés nacional, López, que por cierto es Presidente electo, pero aun no lo es en funciones, ha planteado durante la última etapa de su larga campaña que la construcción en curso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) debía cancelarse. Así lo dijo, aunque la memoria a corto plazo de pronto le falle de repente y el sabor de la victoria electoral le cambie el sentido a sus promesas.

Circula en redes sociales un documento, aparentemente firmado por Javier Jiménez Espriú Alfonso Romo Garza Carlos Urzúa Macías, José María Rioboó Martín y Sergio Rubén Samaniego Huerta, todos por cierto “gente” de López, donde formulan sus opiniones sobre la “enorme cantidad de desventajas de la edificación en curso y los levísimos inconvenientes del proyecto aeroportuario en la base militar de Santa Lucía” (el entrecomillado es mío, con fines de sarcasmo, básicamente). No dudo de sus capacidades intelectuales, pero sí de sus sesgos militantes.

Hay otro documento, suscrito por el Centro para el Desarrollo de Sistemas Avanzados de Aviación de la Corporación MITRE, institución estadounidense de investigación y desarrollo sin fines de lucro y con amplísimo reconocimiento internacional que opina que el mejor lugar para el NAICM es donde se está construyendo actualmente y no la base de Santa Lucía.

Ante esta discordancia entre lo que dice “su gente” que lo acompaña desde tiempo atrás, y lo que dice MITRE, López ha decidido preguntar a “la gente” mediante una consulta pública, una encuesta o vaya usted a saber qué, con el fin de que, ante mandato expreso popular, pueda escapar de ser cuestionado sobre la decisión. Vamos, que busca a quien echarle la culpa si la cosa sale mal y no tener que enfrentar la responsabilidad de la decisión y, si sale bien, quedar como el democrático líder que escucha a “la gente”.

No cuestiono las capacidades intelectuales del equipo de López que le aporta las justificaciones a su propuesta, como tampoco me rindo de manera indiscutible ante la calidad y reconocimiento de MITRE a nivel internacional; sin embargo, una decisión como la que conlleva el lugar donde debe edificarse la terminal aeroportuaria más importante del país, no debe ser sometido a consulta popular, dadas sus especiales y complejas características técnicas, propias del conocimiento de expertos, así como las gravísimas consecuencias de una determinación basada más en la embriaguez del triunfo electoral o en la simpatía por López que en razones objetivas.

Si acaso hay discrepancias, ¿qué mejor que conformar un panel arbitral imparcial e independiente, con amplio reconocimiento nacional e internacional, integrado por expertos en la materia, que decida lo conducente?

El arbitraje es un mecanismo de solución de controversias donde un tercero, individual o colectivo (panel arbitral) decide el asunto de manera autónoma. Es una de las formas más acabadas y civilizadas de toma de decisiones y resolución de conflictos.

Bien llevada adelante esta idea en mucho ayudaría, tanto a resolver el conflicto, como al propio López, que demostraría que, además de candidato, hasta puede saber cómo ser un Presidente que tome decisiones sin temor.

@jchessal