Unos pocos pero muy valiosos días

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La frase tiene sus años, pero sigue siendo precisa y certera: “Realidad que se ignora, cobra venganza”. Es verdad y lo es particularmente en las responsabilidades de gobierno. La realidad estatal de inseguridad, violencia, corrupción, impunidad, ineficiencia e indolencia que el gobernador Juan Manuel Carreras se ha empeñado en ignorar, comienza a mostrar ánimos vengativos.

Suertudo como es, el mandatario potosino tiene a su favor un plazo de coyuntura que debería de aprovechar para poner orden en la casa confiada a su cuidado. Si no lo hace, puede tener por seguro que pasando las elecciones diversos sectores sociales, organizaciones no gubernamentales, organismos empresariales y fuerzas políticas varias e incluso supuestos aliados, van a ejercer sobre él una presión hasta ahora no vista para que cumpla sus responsabilidades oficiales. Si trata de ignorar o evadir esa exigencia social, lo único que conseguirá será poner en juego su permanencia en el cargo.

La coyuntura que favorece a Carreras es el proceso electoral, que termina dentro de 37 días. Efectivamente, cualquier reclamo social o sectorial al Gobernador dentro de estas cinco semanas, por más justificado que esté y razonable que sea, es fácil de desestimar con el argumento de que “tiene propósitos electorales”. De hecho así ocurrió con el desplegado que hizo publicar el Frente Ciudadano Anticorrupción hoy hace una semana, y el más reciente suscrito por diversas organizaciones huastecas. El primero reclamaba con razón la inactividad oficial ante las varias denuncias penales por corrupción, y la segunda exigía intervención eficaz para contener la violencia desatada en aquella región.

El pretexto de los “propósitos electorales” se acaba pronto, y los reclamos seguirán ahí, salvo que estos treinta y tantos días sean aprovechados minuto a minuto para ir desmontando las principales razones de irritación ciudadana, si no con soluciones totales si por lo menos acreditando que se están haciendo intentos serios para alcanzarlas.

La lista de hechos que en esta administración han causado una creciente inconformidad ciudadana son de sobra conocidos: la corrupción monumental e intocada en el Congreso del Estado, desde la Ecuación Corrupta y la Cena Fantasma hasta los falsos apoyos con facturas apócrifas y suplantación de identidades, pasando por las cuentas municipales totalmente irregulares aprobadas sobre pedido. Igual, las ladronerías del delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes federal, en perjuicio de los constructores potosinos (excepto unos pocos con quienes tiene tratos gangsteriles).

Contribuyen al extendido disgusto social los fallos de los jueces que dejan en libertad a criminales confesos o sorprendidos en flagrancia al amparo de las reglas del nuevo sistema de justicia penal, pero que en no pocos casos son resultado de una corrupción judicial escandalosa. ¿Qué decir del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa integrado violando la Constitución General de la República, donde se emiten fallos contrarios al interés general pero eso sí en beneficio de oscuros intereses particulares?

Mención aparte merece la creciente inseguridad en todos los rumbos del estado. Ya otros medios han detallado el disparo en las cifras negras de la criminalidad, que ilustran cómo los homicidios dolosos se han incrementado en proporciones nunca vistas, y fenómenos similares se registran en robos con violencia y otros delitos igualmente agresivos para la comunidad. Y lo más irritante es que la población no percibe ningún esfuerzo serio de la autoridad para remediar tan lamentable situación.

Presente en el enojo popular está igualmente la ineficacia gubernamental, que lo mismo tarda eternidades en concluir obras que rectifica proyectos y decide abandonarlos cuando ya habían costado millones de pesos del erario público. Incide en este ángulo particular la comprobada incompetencia de varios integrantes del equipo de Juan Manuel Carreras, a quienes prefiere tener a la mano para insultarlos y humillarlos cuando lo que debería hacer es sustituirlos por gente que sepa hacer el trabajo y lo haga.

QUEDA POCO MARGEN

Por supuesto que sería muy tonto suponer que los 37 días que median entre hoy y la jornada electoral son suficientes para poner remedio a tantos problemas, fallas y deficiencias. Por supuesto que no alcanzan, pero sí son bastantes para emprender acciones que claramente acrediten la intención de comenzar a ponerles remedio.

Cinco semanas son más que suficientes para consignar a la autoridad judicial y proceder penalmente contra los diputados más corruptos y contra los ex funcionarios de la Auditoría Superior del Estado que la saquearon y prostituyeron; alcanza el tiempo también para que en el Consejo de la Judicatura dejen de estarse viendo el ombligo y llamen a cuenta a los jueces que han dictado los fallos más sospechosos; para reintegrar al TEJA con apego a la ley y para que deje de estar al servicio de un influyente despacho que está ganando millonadas arreglando todos los juicios administrativos que le caen. Tiempo hay igual para enviar al Congreso la iniciativa de reformas al nuevo sistema de justicia penal que tanto daño social está causando.

Sobran días para hacer cosas efectivas en materia de seguridad, como por ejemplo poner a funcionar debidamente la Academia de Policía, pues mientras sigamos con los mismos elementos de hace decenios, todo esfuerzo en este campo es pura demagogia.

No hay que olvidar que el cuerpo de seguridad metropolitana se formó con 500 elementos, 400 de los cuales se sacaron de otras corporaciones. Pura simulación.

En cuanto a otras posibles vías de acción inmediata para evitar que pasadas las elecciones su administración enfrente el riesgo de desmoronarse por el acoso social y político, Carreras bien podría efectuar cambios sustantivos en su gabinete. Candidatos a irse por incompetentes sobran, y su eventual relevo podría traerle al Gobernador muchos mayores beneficios que su permanencia.

Ciertamente, entre el día de las elecciones y el cambio de titulares en la Presidencia de la República, el Senado, la Cámara de Diputados, el Congreso local y las Presidencias Municipales, habrán de transcurrir entre dos y cinco meses, pero esos serán lapsos en los que, a partir del 2 de julio, estará definida la nueva correlación de fuerzas políticas locales y nacionales, que según el cuadro que se configure podrían dificultarle a Juan Manuel Carreras cualquier intento de enderezar el camino de su administración.

Si la intención carrerista fuera recomponer las cosas después de las elecciones, aunque la nueva Legislatura local entrara en funciones hasta el 15 de septiembre y los nuevos alcaldes tomarán posesión en octubre, inevitablemente desde el 2 de julio se encontrará de frente con nuevos actores políticos, que pueden ser de oposición en elevadas proporciones y que por lo mismo cuestionarían quizá hasta paralizar sus intentos de corrección.

Si se opta por la sensatez y la racionalidad, es obligado para Carreras considerar las altas posibilidades existentes de que la futura fra cción priista en el Congreso local se vea muy disminuida, aún con los supuestos aliados del PVEM y el PANAL, y que los 28 presidentes municipales con que cuenta el tricolor en la actualidad disminuyan notablemente.

De hecho (creo) el jefe del Ejecutivo potosino debería estar planeando medidas estratégicas lúcidas para los 40 meses que le quedan en el cargo, a efecto de contar con un equipo de trabajo más sólido, más eficaz y más confiable; cerrar frentes abiertos como los que ya tiene con el Frente Ciudadano Anticorrupción, Ciudadanos Observando, organismos empresariales, partidos políticos varios y otras fuerzas político-sociales de relevancia (Iglesia católica incluida), y acreditar que ha hecho de la seguridad pública y el combate a la impunidad sus prioridades mayores.

Caso contrario –seguir en la indolencia y con actuar errático; tolerar colaboradores ineficaces y hasta sinvergüenzas, hacerse el desentendido de la agresiva corrupción de su entorno, y regatearle atención y recursos a la seguridad- el 2 de julio Juan Manuel Carreras López puede despertar y descubrir que el dinosaurio no sólo sigue ahí sino que los está devorando.

COMPRIMIDOS

  • Hace un mes, a raíz del primer debate entre los candidatos presidenciales escribimos: “Toda campaña electoral, debates incluidos, tiene un objetivo real e insustituible: conseguir para su candidato los votos suficientes que le permitan ganar la elección. Lo demás, son minucias. Si los debates no impactan de manera significativa, primero, en la intención de voto de los electores y, después, en el total de sufragios que se obtengan en las urnas, esos eventos podrán haber sido ilustrativos, reveladores y hasta entretenidos, pero al final del día no habrán sido definitorios”.


 

  • Celebrado el segundo debate, seguimos pensando igual, por lo que nuevamente habrá que esperar a las encuestas serias post debate que nos indiquen si hubo algún movimiento significativo en las preferencias electorales de cada aspirante. Yo lo dudo, creo que ocurrirá igual que la vez pasada, incrementos o decrementos marginales.


 

  • Dicho lo anterior, del evento dominical celebrado en Tijuana me quedó con una duda: El hecho de que Andrés Manuel López Obrador haya sido el único de los cuatro participantes que no se sentó un solo momento en las dos horas que duró ¿fue su forma subliminal de responder a las versiones de que anda enfermo, y de que uno de sus males más serios es de la columna vertebral?


 

  • El lunes pasado, entre las 2 y las 5 de la tarde hubo una reunión por grupos entre los candidatos potosinos a todos los cargos legislativos en juego y el gobernador Juan Manuel Carreras. Se efectuó con la mayor discreción posible en las oficinas alternas del mandatario en la torre corporativa del Centro de Convenciones. He escuchado varios relatos coincidentes de lo que ahí se trató, pero me niego a creerlos. Me ofrecieron una grabación que alguien hizo con su celular, así que haré como Santo Tomas: hasta no ver no creer.


 

  • De las encuestas que le dan muy amplias ventajas a los candidatos perredistas en esta Capital, en Soledad y en el II Distrito Electoral Federal, me pregunto por qué “filtrarlas” en redes sociales desde teléfonos desconocidos de Guadalajara y, sobre todo, por qué se muestran láminas de resultados sin nunca mostrar fechas de levantamiento y metodología. No tenemos remota idea si son de hace una semana o tres meses y si son en vivienda, telefónicas o de redes. Me queda la impresión de que andan muy nerviosos.


Hasta el próximo jueves.