Volver al origen: Rumbo al 1 de julio

“No existen atajos para llegar a los lugares que vale la pena”.
Paulo Cohelo

Hoy como ciudadanos y como país estamos frente a un proceso histórico. Faltan 38 días para llegar a la primera escala de este proceso electoral y conocer quiénes serán nuestros próximos representantes populares.
Luego de dos debates y a estas alturas de la campaña, todavía echamos de menos el conocer cuáles son las propuestas verdaderas de todos los candidatos, partidos y/o coaliciones, antes de ejercer nuestro derecho a fin de emitir un voto libre, razonado y en conciencia, y así cumplir nuestra responsabilidad cívica, personal y social del 1 de julio próximo.
Inicio esta reflexión, coincidente con una publicación reciente del Latinobarómetro, encuesta regional sobre diversos temas políticos y sociales, en el sentido que en los últimos 5 años la participación ciudadana ha disminuido sensiblemente en Latinoamérica, y se ha incrementado el desapego por la democracia, creyendo menos en ella como la mejor forma de gobierno.
Desafortunadamente, México no es ajeno a esta situación, comparable solo a la de Haití. Llevamos al menos 18 años en una espiral constante de eventos por momentos vertiginosos, sin tener apenas tiempo para asimilarlos, contrastarlos y mucho menos, reflexionarlos. A la par, existe la sensación de hallamos ante un proceso electoral interminable donde todos los actores políticos involucrados actúan reactivamente, privilegiando y “marcando la agenda nacional” con sus intereses, por encima de los que preocupan al ciudadano.
Resultado de lo anterior, hoy percibimos –para muchos ciudadanos es una realidad- que esta generación de mexicanos es más pobre que la precedente, con menos oportunidades y, lo más alarmante, estamos decepcionados, por no decir enfadados, del gobierno.
¿A qué se debe, qué ha sucedido?, ¿qué hicimos, u olvidamos hacer TODOS para llegar a esta situación? Son muchos los factores directos e indirectos que, combinados por la acción u omisión de TODOS -gobernados y gobernantes- hoy nos pasa factura.
Olvidamos fomentar y practicar valores y principios universales como la responsabilidad, compromiso, solidaridad, honestidad, ética y moral. Desatendimos cultivar el espíritu, y los obstáculos nos han saltado por doquier. En contrasentido, TODOS demandamos y exigimos observar estos valores y principios, siendo los menos quienes están dispuestos a adoptarlos por convicción, y mucho menos, quienes los practican.
Resulta preocupante comprobar que reiteradamente la sociedad posmoderna está expuesta a lo inmediato, vivimos totalmente hacia afuera, atemorizados y estresados, atados a nuestras circunstancias del momento. Olvidamos alimentar y cultivar nuestro interior, disciplinas relegadas a un segundo plano, y que fueron transmitidas por Confucio y los filósofos estoicos de la antigua Grecia para ayudarnos a tomar mejores decisiones basadas en la razón, la reflexión y análisis.
Aterrizando estas ideas al proceso electoral 2017-2018 que legalmente inició en septiembre del año pasado, y finaliza en octubre de este año, muchos expertos en temas sociales y políticos coinciden que somos influenciados y direccionados por muchas variables externas, pero me centraré brevemente en las siguientes: los medios de comunicación, las campañas electorales, las encuestas, y el estado social actual.
Como nunca antes, en este proceso electoral nuestras decisiones estarán sujetas a lo que se escriba, diga, publique, difunda o informe en los medios de comunicación tradicionales o digitales, donde estos últimos han cobrado mucha fuerza. Hace falta disponer de elementos suficientes para identificar, dado el volumen y velocidad con la que se genera la información, si la noticia recibida es verídica, está manipulada, o de plano es falsa, complicando la tarea de hacer un análisis que permita la formación de opinión bajo criterios de reflexión y análisis.
Por otra parte, el desconocimiento aparente o real de los candidatos hacia la realidad social, política, y económica de los que pretenden representar, y al pragmatismo de los partidos o coaliciones que los postulan, las actuales campañas electorales de prácticamente todos los contendientes reflejan una gran reactividad, están vacías de contenido y sin propuestas, apreciando un divorcio tanto de la realidad, como de las demandas sociales.
Asimismo, haciendo un ejercicio honesto y autocrítico sobre el papel de nosotros los ciudadanos, resultado del hartazgo ante la situación antes descrita, demostramos poco interés en seguir tanto las campañas, como a los candidatos y sus propuestas. Respecto a la sociedad civil organizada, tiene una agenda con intereses definidos, que no necesariamente están alineados a los de la sociedad en su conjunto.
En relación a las encuestas y estudios de opinión, un alto porcentaje tiene una veracidad limitada, al estar en duda el prestigio de quien patrocina su levantamiento; o debido a su debilidad metodológica, situación que invita a la confusión de quienes deciden consultarlas para disponer de un referente adicional en que apoyarse para tomar una decisión.
Como última variable, tenemos que estamos ante un estado social (o emoción social) que resumo en tres palabras: abandono, enojo y decepción. No necesariamente en ese orden, pero según un estudio serio publicado recientemente y presentado en la prestigiada revista NEXOS, este es el sentir que, en general, tenemos los mexicanos respecto a nuestra realidad actual.
Así pues, hoy tenemos graves señales de estar ante un tejido político y social en grave crisis, donde se prioriza el pragmatismo político, y lo individual sobre lo colectivo. Con estas deficiencias, se dificulta construir propuestas que posteriormente se traduzcan en políticas públicas incluyentes que den respuesta al qué, el cómo, el para qué, y para quien se implementarán.
El escenario que presenciamos, por decir lo menos, es preocupante. Nunca como hoy en el México contemporáneo se ha sentido tanta incertidumbre en el ambiente. Vivimos momentos de estrés social.
A esta atmósfera inquietante, le comparto solo un dato de la numeralia del proceso electoral. Este 2018 elegiremos 3 mil 326 cargos de elección popular en todo el país -sin contar el desdoblamiento por partido o coalición- lo que nos lleva a preguntarnos sobre el alto costo del financiamiento público y privado de estas campañas, y si este gran esfuerzo económico vale la pena. Es un tema de suyo interesante, pero que dejamos de lado en este espacio, ya que expertos en él comparten ya su opinión.
Sin embargo, hoy somos partícipes activos de un momento histórico. Aunque ahora no lo percibamos, somos protagonistas de nuestro devenir futuro. Con ánimo optimista, finalizo mi reflexión analizando en perspectiva las ideas compartidas.
Es fundamental que TODOS -gobernados y gobernantes- retomemos los principios y valores universales básicos como premisa que permita el resurgir de una convivencia social armónica. ¿Lo conseguiremos?, ¿es posible? Por supuesto que sí. Únicamente se necesita que TODOS -gobernados y gobernantes- actuemos con madurez y convicción aceptando, asumiendo y poniendo en práctica nuestra corresponsabilidad en el devenir futuro, lo que los expertos llaman gobernanza.
Si en lo individual volvemos al origen y rescatamos las ideas básicas del estoicismo, en el sentido de hacer una profunda reflexión de que “el bien no está en los objetos externos, sino en la sabiduría y dominio del alma, que permite liberarse de las pasiones y deseos que perturban la vida”, en nuestra calidad de ciudadanos tendremos mayor luz y tranquilidad que nos permita tomar una decisión partiendo de la reflexión para emitir nuestro voto libre, razonado y en conciencia este próximo 1 de julio, como un primer paso a la transformación pretendida.
En cuanto a los representantes populares que resulten electos, también los invito a reflexionar en ello, para que sus acciones estén subordinadas al desapasionamiento, y sus decisiones se fundamenten en la razón, compromiso, responsabilidad, madurez, solidaridad, ética y moral, en beneficio de sus futuros representados. Difícil, pero no imposible.

jmanuelrmoreno@yahoo.es